martes, 20 de diciembre de 2016

Japón - Diario de viaje - Día 7 - Kamakura

Kamakura

Nos levantamos prontito para ir a Kamakura y a las 8:30 nos dispusimos a salir.
A las 9:20 estábamos ya en la Tokyo Station, en el andén que pensábamos que paraba el tren. Pero cuando llegamos vimos que en los carteles no salía el nuestro y como un señor nos vio muy pérdidas se acercó a preguntarnos. Le enseñamos el móvil y por señas, le entendimos que ahí no era, que bajásemos las escaleras y le preguntásemos a un señor con gorra. Eso hicimos, nos fuimos en busca de un trabajador de JR y le preguntamos.
Resulta que habíamos ido al número de andén indicado, pero no a la línea indicada. Aún siendo la misma estación, hay varios andenes con el mismo número, ya que cada línea tiene sus andenes.
En resumen, lo primero que hay que hacer es buscar el nombre de la línea y luego dentro de esa línea, elegir el número de andén de tu destino. Es sencillo una vez que se sabe, pero nosotras dimos por hecho que los números de andenes no se repetían nunca en una misma estación.

La consecuencia a este despiste fue perder el tren, por lo que tuvimos que esperar hasta las 9:43.
El tren estaba lleno, era estilo metro, pero se fue vaciando a lo largo del viaje y pudimos sentarnos. El viaje dura aproximadamente 1 hora.
A las 10:45 ya estábamos en Kamakura Estation esperando el tren eléctrico de Enoshima Dentetsu Line, dirección a Hase, donde está el templo Hase-dera y Gran Buda.
Como eran los dos sitios que más queríamos ver, empezamos por Hase, para luego ir hacia Kita-Kamakura y ver lo que nos diese tiempo.
Este último tren lo pagamos con la pasmo, ya que no es de JR. Nos costó 190¥ cada trayecto.




Nos subimos en el último vagón y aunque entramos de las últimas, pudimos colocarnos junto a la ventana trasera.
Creo que fue el trayecto en tren que más disfruté, viendo las rutinas de los conductores. En este caso el que va detrás no se sienta a esperar que el otro haga su trabajo, está pendiente del freno de emergencia, hace señales y es el que habla por la megafonía. Van con sus guantes blancos impolutos y su mascarilla en la boca. Me habría subido en este tren sin ir a ninguna parte en concreto, solo para disfrutar del viaje.


Llegamos a Hase en 10 minutos y salimos por los tornos pasando la pasmo. 
Caminamos por la calle hacia el norte, dirección a Hase-dera. Es una calle llena de tiendas y puestos. Como no habíamos desayunado, nos paramos en unas máquinas, con un banco cerca, donde mi hermana se compró un café y desayunamos lo que llevábamos.


Al final, a pesar de haber madrugado, de nuevo llegamos tarde, a las 11:25 estábamos viendo el primer punto de la jornada. Eso de que no se pueda comer en los trenes (solo se puede comer en los que tienen mesitas, generalmente los shinkasen), al final nos hacía parar en cualquier parte y perder más tiempo. Al igual que el tema del tabaco, tener que buscar un sitio y pararse ahí, quita demasiado tiempo.


La entrada al templo nos costó 300¥ y se podían comprar con la pasmo en unas máquinas. Como siempre, tiene menú en inglés y es muy gráfico para que todo el mundo lo entienda.


Nos encantó el templo a pesar de las escaleras que tenía, ya que está pegadito a la montaña.
Aunque estaba el día nublado, aquello estaba lleno de gente. Subimos a la parte más grande del templo y justo al lado del mirador, me compré unos dango en un puesto. Era la primera vez que los veía, sin ser en plan industrial de supermercado, así que tenía ya ganas de probarlos. No había opción a sabores, como en los puestos que vi más tarde camino al Gran Buda, así que compré el que había, el tradicional. Me costó 160 ¥


La primera impresión olfativa me anunció que tenía soja y no soy muy amiga de ella, así que no anunciaba nada bueno… Al pegarle el primer bocado no solo me sabía exclusivamente a soja dulce sino que la textura me resultaba un poco desagradable. Ya sabía que eran gomosos, pero no imaginaba que tanto. No me gustó nada, pero por no hacer el feo y ya que lo había pagado, me lo comí como buenamente pude.


Los cerezos, como en casi todos los sitios que habíamos visto, aún estaban empezando a florecer, por lo que estaba todo un poco triste e invernal, pero el templo es precioso y no hacía nada de frío. Los jardines espectaculares, con sus cascaditas y estanques, sus empinadas escaleras, las zonas tranquilas y con vistas geniales de la ciudad y el mar.


Regresamos a la parte de la entrada, para ver la zona de la derecha, donde hay una cueva con divinidades en las paredes.
Al entrar llegas a una cámara circular amplia, aunque oscura, que te lleva a una abertura en la pared a la altura de la cintura. Había mucha gente, por lo que me quedé un momento esperando a que pasaran, ya que se habían quedado en medio, doblados, esperando, y aquello me resultaba demasiado claustrofóbico.
Pasé lo más rápido que pude hasta llegar a otra cámara estrecha, pero en la que ya te podías estirar un poco, solo un poco. De ahí había otro túnel más, en el que de nuevo teníamos que andar agachadas. Hubo un momento en el que no veía nada, porque se quedó la gente parada en medio y tapaban toda la luz. El pasillo daba a otra cámara, pero también seguía hacia la salida. Como estábamos bastante agobiadas decidimos salir.


Creo que tardamos un poco más de lo habitual en ver este templo porque cada 2x3 tenía que ponerme a buscar a mi hermana, que echaba a andar y desaparecía. De hecho me tuve que devolver y subir unas cuantas escaleras para ver la sala del buda principal, que me había saltado buscándola, en la que no se podía ni grabar ni hacer fotos.
A las 12:40 salimos del templo y nos dirigimos al Gran Buda. está todo muy bien señalizado desde la calle principal, por lo que no tiene pérdida. Llegamos en menos de 10 minutos.


La entrada nos costó 200¥ y tiene una foto del Buda, con forma de marca páginas.
Como en el templo anterior, estaba lleno de gente. El recinto no es muy grande, forma parte de un templo al que no tiene acceso, por lo que nada más entrar te encuentras el buda, en medio de un espacio cuadrado rodeado por 3 muros. Al fondo había una entrada que daba a los baños y a un jardincito muy mono con un pequeño templo.
Se puede acceder dentro del Buda por 20¥ por lo que ni lo dudamos.
Justo delante nuestro teníamos una pareja que se estaban planteando si entrar o no porque tenían que volver a pagar. ¿En serio? No son ni 20 céntimos. Encima ni tenían el dinero preparado y crearon cola. Nada más entrar, teníamos que subir unas escaleras super estrechas y muy altas. Íbamos restregándonos, literalmente, con la pared a la derecha y la gente que bajaba a la izquierda. Las paredes y el suelo están mojados, por lo que hay que tener mucho cuidado.
Nos pareció súper interesante ver las “costuras” del Buda y sin duda merece la pena pagar esos 20¥.

Tras salir nos dirigimos a los baños y vimos que había gente comiendo en esa zona, en algunas piedras planas grandes que había allí. Aún era pronto para nosotras, ya que eran las 13:25, pero como no sabíamos si encontraríamos otro sitio mejor, decidimos hacer allí la parada para comer.
A las 13:40 regresamos al Buda para salir y se ve que coincidimos con la hora de salida de todo el mundo, porque la calle hacia el tren estaba llena y apenas se podía caminar.
De camino entramos en una tienda que vendía recuerdos, porque vimos la Tizona desde fuera y entramos un segundo a cotillear porque nos llamó la atención.


En cuanto entramos en la estación estaban bajando las barreras porque estaba llegando el tren, por lo que nos quedamos de nuevo en el último vagón.
Llegamos a Kamakura a las 14:30 y nada más salir, buscando el camino para ir al santuario Tsurugaoka Hachiman-gū, vimos un rinconcito de fumadores donde evidentemente mi hermana se paró.


Cruzamos al otro lado de las vías y nada más empezar la calle grande que da al santuario, nos encontramos una tienda Ghibli, por lo que decidimos entrar a cotillear. En la planta inferior había muchas cosas monas pero carísimas, pero en el piso de arriba pude comprarme un recuerdo en forma de toalla pequeñita, perfecta para llevar en la mochila de viaje.


Al rato de estar caminando por esa calle atestada de gente, giramos a la derecha y dimos con una avenida más grande, en la que había un bulevar con cerezos a ambos lados. No estaban totalmente florecidos pero era mucho más bonito que ir como borregos por la calle de las tiendas.
Cuando nos acercábamos al santuario, nos quedamos atascados, ya que había que cruzar una calle y tenían que darnos acceso los guardias que dirigían a la gente y el tráfico.


Llegamos a las 3 de la tarde y aquello estaba más lleno que ninguno de los sitios a los que habíamos ido antes.
Dimos una vuelta por los jardines y continuamos hacia el edificio principal entre puestos de comida.
Cuando llegamos al pie de las escaleras, había todo un espectáculo formado. Unos señores cantando en una especie de templete abierto y delante un montón de gente sentada, seguidos por un montón de cámaras y al fondo las escaleras que suben al santuario principal, llena de gente sentada en la mitad de las mismas. La otra mitad estaba llena de gente subiendo y bajando.
En el lateral estaba el edificio con los barriles de sake y unas monjas preparado algo, donde ya había un par de abuelitas haciendo cola. Mi hermana dijo que seguro que iban a regalar sake y cuando estábamos ya subiendo las escaleras, terminó la canción y anunciaron algo por megafonía, que suponemos era para avisar a la gente que podían pasarse a por sake, porque aquello empezó a llenarse rápidamente.

Ahora que he buscado información, resulta que esta fiesta era para celebrar la finalización de las obras de Dankazura, precisamente el paseo con cerezos por el que habíamos llegado.

Pasamos por allí bastante rápido, porque era imposible con tanta gente, y seguimos hacia el
Kenchō-ji, cogiendo una puerta que había en la parte norte.
Fuimos toda la calle en dirección a Kita-Kamakura. No estaba muy lejos, pero era cuesta arriba, por lo que tuvimos que parar a mitad de camino para que mi hermana descansara un poco la espalda.
A las 15:40 llegamos al templo y entramos antes de que cerrasen. La entrada eran 300¥ en efectivo. Había señales de prohibidos trípodes y drones.


Este templo nos tocó bastante vacío, entre que casi era la hora del cierre y aún estaba todo el mundo en el santuario del evento.
La entrada estaba franqueada por cerezos a ambos lados, a medio florecer. Seguro que en unos pocos días estarían preciosos, aunque ya así se veía muy bonito.


Dimos una vuelta, prácticamente solas y nos sentamos unos segundos en el jardín zen. Esta vez, en lugar de dejar los zapatos en los casilleros, tuvimos que meterlos en una bolsa y llevarlos con nosotras, ya que había un cartel indicando continuos robos de calzado.
Encontramos algunas zonas cerradas, pero no sabemos si era por la hora o porque no estaba abierto al público.


Salimos a las 16:25 y seguimos caminando, esta vez ya cuesta abajo, hacia la estación de Kita-Kamakura. Ya no nos daba tiempo a ver el templo Engaku-ji, por lo que seguimos caminando hacia el tren disfrutando de la zona, que era diferente a lo que habíamos visto hasta el momento. El último tramo era junto a las vías del tren.
Pasamos por una zona con montones de vending machines, todas en fila, que nos dejó alucinando.

Cogimos el tren en Kita-kamakura a las 16:40, cuando llegamos nos habían cerrado las barreras para cruzar al otro lado y tuvimos que correr al abrirlas para no perderlo. Como las taquillas estaban del otro lado, aquí solo había un hombre y una máquina para pasar la pasmo. Nosotras utilizamos nuestro JRP.
Como era pronto, tenía intención de parar en Yokohama, pero mi hermana estaba muy cansada y no quería ir a ningún sitio más, por lo que nos fuimos directas a Tokyo.


Teníamos que hacer la reserva de los trenes para los próximos días, aunque no recordamos dónde paramos de Kamakura a Tokyo para reservar los billetes.
Estuvimos haciendo cola en la oficina de JR y cuando nos tocó saqué mi cuaderno con todos los trenes que queríamos reservar, para facilitarle las cosas al hombre que nos atendía.

El primero era de Tokyo a Takayama, por el shinkansen de Toyama, que era 30 minutos menos que por Nagoya. No queríamos cogerlo muy pronto porque mi hermana tarda mucho en estar preparada. Nos dimos cuenta que el hombre no sabía cómo decirnos que no había. Se le veía todo apurado y nos dijo que no quedaban de reserva. Como pude le pregunté si se podía subir sin reservar (hasta con el traductor de google). Se ve que en esos trenes solo se puede ir con reserva, pero el hombre no sabía como decírnoslo y se tiró como 10 minutos tecleando como un loco y sudando la gota gorda.
De pronto caí en decirle que mirara por Nagoya y entonces puso una cara de alivio tremenda, nos buscó la ruta y nos dijo que ahí sí que había asientos. Ya estaba yo sofocándome igual que él. A ver que íbamos a hacer sin el billete a Takayama.
Nos hizo reserva de todos los demás trayectos que llevábamos apuntados y nos fuimos dirección al hotel, para preparar las comidas, recoger todo para irnos al día siguiente y mi hermana reservar una hora en el ofuro del hotel para relajarse un ratillo.

Alrededor de las 7 llegamos al hotel y cuando bajamos a reservar el ofuro, ya estaba ocupado para las 20:00, por lo que tuvo que pedirlo para las 21:00. Decidimos cenar antes para que no se nos hiciera más tarde.
A las 20:00 ya estábamos preparando las comidas. Nos hicimos una cena con todo lo que teníamos en la nevera; pollo, lechuga, aguacates, zanahorias…Aquí no se tira nada.
Esta noche vimos que habían comprado una arrocera nueva. La tenían aún sin estrenar al lado de la otra. La arrocera que hay en este hotel nos fue super útil durante el viaje, porque lo hacíamos un día y teníamos para varios. Todo lo que ahorre tiempo, es un añadido bien recibido.

En la cocina hay una nevera grandota, donde la gente puede guardar sus cosas y unas baldas dentro donde pone “free food”, que cualquiera puede utilizar para dejar lo que ya no se va a comer y coger lo que quiera. Nosotras preferíamos dejar nuestra comida en la nevera de la habitación, que es pequeña pero tiene espacio suficiente, incluso para botellas grandes.
Cenamos a las 20:25, esta vez solas, ya que la gente suele aparecer más tarde y nos subimos a recoger las cosas.

 

Teníamos que hacer además una colada y como las lavadoras y secadoras están en la misma planta que el ofuro, en la décima, mi hermana ya se fue con sus cosas y pusimos la ropa a lavar mientras tanto.
La lavadora no tenía mucho misterio y había instrucciones en inglés. Simplemente había que poner la ropa, el jabón (que puedes pedirlo en recepción), cerrar la tapa y meter 200¥ y ya se pone en marcha sola. Tarda unos 40 minutos.

El ofuro estaba allí mismo y la acompañé para verlo por dentro, aunque ya iba con retraso tampoco podía estar una hora metida en agua caliente, así que no pasaba nada. Además nos habían dicho en recepción que fuésemos un poquito más tarde para darles tiempo a limpiarlo entre baño y baño.
La verdad es que el baño privado es super chulo y se nota que está reformado porque se ve todo muy nuevo. Tiene una entradita con piedras y farolitos, un pequeño vestidor y la zona del ofuro con su banquito para lavarse antes de meterse.
El agua estaba a 40º pero para mi hermana estaba fría, así que la subió un poquillo.
Yo es que no aguanto estas aguas calientes, no aguanto ese calor ni un minuto.


En la última planta había duchas, pero no habitaciones. Estas tenían un lavabo dentro y estaba todo como nuevo.
También había unas vending machine y un pequeño balcón donde poder ver las vistas del Sky Tree.
Tras salir del baño aprovechó para sacar la ropa y ponerla en la secadora y se vino a recoger también mientras esperábamos. Es muy cómodo tener esto en el hotel, ya que puedes esperar haciendo otras cosas.
La ropa no quedó del todo seca, pero bueno, tampoco teníamos mucho tiempo para ponerla de nuevo porque se nos hacía tarde.

2 comentarios:

  1. Hasedera es precioso!!
    Por cierto, a mime encantá un restaurante de Kamakura, de curry: Caraway ^_^
    Me he imaginado al hombre delas reservas todo apurado xDDD así son jejeje
    y que bien que tu hermana probara el ofuro!!

    grandes recuerdos!
    un saludo

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    1. Nosotras es que restaurantes pocos, por el tema del gluten :(
      Y de lo mal que lo pasamos también nosotras borramos de la memoria dónde hicimos exactamente las reservas, ni hice fotos ni vídeo del lugar :p
      Gracias por pasarte a comentar ^^

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