Como siempre nos despertamos prontito y nos duchamos sin problemas. Es lo bueno de que nos tocase justo en la planta en la que están las duchas.
Desayunamos lo acostumbrado y a las 9:25 salimos del hotel. En la vending machine de camino a la estación, mi hermana se compró un café con leche, pensando que era solo, con la incertidumbre de si tendría gluten se lo tomó con un poco de aprensión (algunos con leche pueden tener gluten), pero no le sentó mal, así que hubo suerte.
Algunas de estas latas tienen un diseño distinto al que estamos acostumbradas, son como más estrechas y se le quedaba siempre la marca de la anilla en la nariz. Además de que se quemaba un poco y tenía que esperar a tomárselo.
Fuimos en metro hasta Roppongi, donde hicimos trasbordo hacia Kokuritsukyogijo, esta vez de la compañía Toei, por lo que tuvimos que salir y volver a entrar (sin salir a la calle). Con el pase diario de metro no supone gasto extra que sí supondría pagando billetes sueltos o con las tarjetas PASMO o Suica.
En esta estación, como en muchas otras, había un sonido de pajaritos.
Llegamos a las 10:35 a nuestro destino. En cada salida hay un mapa con indicaciones para elegir la puerta de salida más cercana al punto que quieres ir, de igual modo te indica dónde está el ascensor o escaleras mecánicas. En esta ocasión, mi hermana decidió ir por una salida distinta a la del ascensor, porque supuestamente era la más cercana al parque, la A5, junto a la estación de tren de Sendagaya.
El resultado fue una salida con montones de escaleras, tantas que tuvimos que hacer una parada a la mitad. Buena manera de empezar el día.
Tenedlo en cuenta, ya que no es cuestión de agotarse nada más empezar el día, que hay que reservar energías para el resto del viaje.
Nos dirigimos hacia la Sendagaya gate, la entrada más cercana a los jardines japoneses del Shinjuku Gyoen.
Hay que pasar por debajo de las vías, está señalizado, por lo que no resulta difícil llegar.
En poco más de 5 minutos se llega a la entrada del parque. Nos encontramos un pequeño control a la entrada, en el que revisaban si llevábamos alcohol en las mochilas.
Este parque es de pago, por lo que hay que comprar un ticket en la taquilla o en las máquinas que hay. Tienen menú en inglés, por lo que no es complicado. La entrada cuesta 200¥, que hay que pasar por el lector del torno para poder entrar. A la salida las puertas se abren automáticamente, no hace falta el ticket.