miércoles, 12 de julio de 2017

Nuestros alojamientos en Japón

En una entrada anterior al viaje ya comentaba los detalles de los alojamientos que reservamos en nuestro viaje a Japón, pero quería dejaros por aquí nuestras nuestras opiniones e impresiones.

Podéis ver la entrada referente a los alojamientos aquí. Pero os adelanto que probamos hoteles diferentes, tipo hostal con futones y baño compartido, ryokan tradicional con baño estilo japonés compartido, apartamento, hotel tradicional con baño privado y hostal de literas. Aunque teníamos baño compartido, las habitaciones eran siempre privadas.

Las reservas las hicimos en Booking y en Airbnb. Si le dais al enlace os llevará a la web con un cupón descuento de Booking y 35€ para vuestra primera reserva en Airbnb.

Juyoh Hotel (Tokio)


Se encuentra a unos 10 minutos andando de la estación de metro y tren JR de Minami-senju y tiene una parada de autobús justo en la puerta que pasa por Asakusa y termina en la estación de Tokyo.
Hicimos la reserva con Booking y pagamos la semana en efectivo a la llegada. Nos costó 45.000¥ (370€) siete noches.
El trato del personal fue excelente e incluso nos atendieron en castellano cuando llegamos el primer día. Lo hicimos todo medio en inglés medio en español.

 
 

El hotel Juyoh tiene habitaciones occidentales y tradicionales. Nosotras elegimos la tradicional, con futones y suelo de tatami. Para el estándar japonés era bastante espaciosa. Tenía nevera, tv y de dejaban toallas, sandalias y yukatas.
El yukata nos pareció muy cómodo para ir a las duchas y al ofuro. Las sandalias son para estar por el hotel, porque en las habitaciones de tatami hay que estar descalzo.
La nevera fue la más grande que vimos en los hoteles que estuvimos, algo que ayuda cuando estás bastante tiempo alojado en el mismo hotel.
Teníamos dos mesitas donde podíamos comer o trabajar con el portátil y unas estanterías donde poder dejar nuestras cosas.

Tiene un salón occidental y otro oriental, ambos con mesita para comer, con cocina equipada hasta con arrocera, lo que nos vino genial para prepararnos los bentos. Cuando nos fuimos habían comprado una arrocera nueva, por lo que van reponiendo lo que va quedando obsoleto o ven que se utiliza más.
La arrocera que hay en este hotel nos fue super útil durante el viaje, porque lo hacíamos un día y teníamos para varios. Todo lo que ahorre tiempo, es un añadido bien recibido.

En el hotel además hay un ofuro que se puede reservar por horas y tiene wifi en todas las plantas.

El baño era compartido, pero siempre estaba vacío y las duchas estaban como en habitáculos individuales, con su vestidor contiguo, por lo que era bastante cómodo y no te cruzabas con nadie. Lo malo es que no hay duchas en todas las plantas, pero por suerte nos pusieron en una de las que sí tenía. Supongo que las estancias largas intentan ponerlas en los pisos que tienen las duchas.
Había dos wc también en otro espacio separado, con acceso desde el pasillo, por lo que nunca tuvimos que esperar para entrar.

Las habitaciones necesitan un poco de reforma en cuanto a las paredes, que están desgastadas, pero es algo meramente estético, ya que estaba todo muy limpio.



Para utilizar el ofuro hay que hacer reserva, y pagar 300¥. Se encuentra en la última planta.
La verdad es que el baño privado es super chulo y se nota que está reformado porque se ve todo muy nuevo. Tiene una entradita con piedras y farolitos, un pequeño vestidor y la zona del ofuro con su banquito para lavarse antes de meterse.
El agua estaba a 40º pero se puede subir o bajar al gusto.

Las lavadoras y secadoras están en la misma planta que el ofuro, en la décima, por lo que te puedes dar un baño mientras se hace la colada.
La lavadora no tenía mucho misterio y había instrucciones en inglés. Simplemente había que poner la ropa, el jabón (que puedes pedirlo en recepción), cerrar la tapa y meter 200¥ y ya se pone en marcha sola. Tarda unos 40 minutos.
Es muy cómodo tener esto en el hotel, ya que puedes esperar haciendo otras cosas.
La ropa no quedó del todo seca, pero bueno, tampoco teníamos mucho tiempo para ponerla de nuevo porque se nos hacía tarde.

 

En la última planta había duchas, pero no habitaciones. Estas tenían un lavabo dentro y estaba todo como nuevo.
También había unas vending machine y un pequeño balcón donde poder ver las vistas del Sky Tree.

La cocina también está un poco vieja, pero es funcional. Hay una nevera grandota, donde la gente puede guardar sus cosas y unas baldas dentro donde pone “free food”, que cualquiera puede utilizar para dejar lo que ya no se va a comer y coger lo que quiera. Nosotras preferíamos dejar nuestra comida en la nevera de la habitación, que es pequeña pero tiene espacio suficiente, incluso para botellas grandes.

Nos gustó mucho este hotel, no solo por el precio, sino por la localización, que a pesar de no ser muy céntrico estaba muy bien comunicado y al ser un barrio más residencial tenía supermercados con precios bastante económicos y con gran surtido de verdura y fruta fresca.

Además había notas informativas e instrucciones por todas partes de cómo usar las cosas comunes y un librito en la habitación con toda la información posible. Muy cómodo si sois vergonzosos y no queréis estar preguntando constantemente.

Hotel Palace Japan (Tokio)


Los últimos dos días en Japón, los pasamos en el hotel que había anotado como primera opción, aunque cuando fui a reservarlo ya no quedaban habitaciones para la primera semana del viaje.
Es también tipo hostal, y se encuentra a 200 metros del anterior y a 600 de la estación de tren. Además de habitaciones privadas para una o dos personas, hay habitaciones para 4 personas.
El precio de este hotel fue de 13,600¥ (110€), una habitación para dos, dos noches.

Aquí las habitaciones son con literas, pero también tienen nevera, aire acondicionado, tv, baños compartidos, ordenadores con Internet gratuitos, una cocina grande y cocinas sin fogones en cada planta.
Es un poco más caro que el anterior, pero está mejor valorado por los clientes, es más nuevo y se encuentra un poco más cerca del tren.

La señora de recepción hablaba perfecto inglés, el mejor que habíamos visto en todo el viaje. Nos comentó que como íbamos a estar en la 5 planta que es mixta, teníamos un wc para chicas y las duchas comunes, pero que nos recomendaba subir a ducharnos a la 8ª planta, ya que es solo de habitaciones individuales para chicas y tendríamos más cosas en el baño, como secadores de pelo, etc. Además podíamos acceder a una terraza con vistas al Skytree.

Nos tocó la habitación 504, con camas en litera y muy poco pasillo, ocupado junto a la ventana por una mesa con una banqueta y la neverita justo debajo. La nevera era mucho más pequeña que la de cualquier otro hotel. Al igual que la habitación, era super estrecha y no teníamos forma de dejar las dos maletas en el suelo. Por suerte había dos taquillas empotradas donde pude dejar la mía abierta.


La kitchenette que ponía en la web que tenía cada planta, era una especie de habitación con un fregadero y una nevera atiborrada de cosas, así que no le vimos mucho uso.

El baño tenía luces automáticas, por lo que a veces tenías que mover los brazos cuando te dejaba a oscuras. Y lo más incómodo era la ducha, que tenías que estar pulsando a cada rato para que saliese agua. Tampoco se podían usar entre las 9 y 10 de la mañana, que era la hora en que hacen la limpieza.

Subimos a la octava planta para ver los baños de chicas y las vistas. En esta planta había una bañera y dos duchas, que eran del mismo estilo que en el otro hotel, con un descansillo para cambiarte de ropa y la ducha después. La mayor diferencia es que las duchas estaban dentro del cuarto de los lavabos. En el otro hotel tenían entrada directa desde el pasillo.
En nuestra planta además había un wc con lavabo a parte, solo para chicas, que estaba totalmente automatizado. Según abrías la puerta se encendía la luz y se subía la tapa del wc.


La cocina en este hotel está al fondo de la planta baja. Es más moderna pero pequeñita y difícilmente pueden estar cocinando dos personas. Tampoco vimos que tuviese hervidor de arroz, pero si hervisor de agua con té y café gratis.

Al final nos alegramos de no haber encontrado habitación para la primera semana en este hotel, ya que el anterior nos gustó mucho más, a pesar de estar más viejito.

Hodakaso Yamano Iori (Takayama)


Este fue nuestro primer hotel tipo ryokan. La habitación tenía futones, zona de estar, nevera, aire acondicionado y baño compartido. Ofrecen desayunos y cenas tradicionales que hay que reservar previamente. Cuenta con un onsen y está a menos de 5 minutos del tren.
El precio de este alojamiento fue de 6,480 JPY, unos 52€ la noche.

 Fuente: ammeo.com

La habitación no era como en la imagen de la reserva, ya que no tenía terraza ni vistas al jardín. Estábamos en el primer piso y nuestra ventana daba a la entrada. Las vistas eran bonitas, una calle con casitas tradicionales, así que no nos importó ya que tampoco íbamos a pasar mucho tiempo en la habitación.
No tenía baño privado, y eso era lo malo, ya que aunque no lo indicaba en la descripción, supusimos que no había duchas comunes, solo el onsen y así fue.


El hotel está cerca de una de las calles comerciales grandes que van hacia el río, en una calle con casas tradicionales. La entrada fue un poco tremenda con las maletas, ya que es de piedras grandes, tipo jardín zen, por lo que tuvimos que pasar con las maletas a pulso.
En la entrada tienen un cartel con los nombres de los huéspedes que han hecho reserva. Había sólo 9, por lo que suponemos que ese es el número de habitaciones que tienen en total.

Nada más entrar vimos que había que quitarse las zapatillas y ponerse unas que tenían allí. Nos las empezamos a quitar porque vimos que teníamos asignado un trocito con mi nombre y cuando estábamos en ello vino la recepcionista a indicarnos.


Pagamos la noche en recepción y nos acompañó otra señora más mayor que hablaba fatal inglés, apenas le entendí los horarios del baño, pero más o menos nos hicimos entender. Nos llevó hasta la habitación que estaba en la primera planta, por lo que tuvimos que subir dos tramos de escaleras con el peso de las maletas.

Nada más entrar en la habitación había un lavabo, en el descasillo donde te descalzas, a continuación había una mesa con sillas sin patas y al fondo los futones. Era bastante espaciosa.
Como hacía bastante calor buscamos la fuente para poder apagarlo y hasta tuvimos que abrir las ventanas para refrescar la habitación. Resultó ser una especie de estufa extraña que no se apagaba del todo.


Las camas eran de futones de verdad, no con colchones como había leído en algunos comentarios de la web y las almohadas tenían alubias. Una era completa de alubias y la otra mitad y mitad. Una habitación totalmente tradicional, como queríamos nosotras.
Tenía tv, caja fuerte, nevera y una cajita con las tazas de té, varios té de bienvenida y un termo de agua. Teníamos Yukata y una chaquetilla.
Lo único malo era el baño. Lo teníamos justo en la puerta, pero al entrar, resulta que era estilo japonés, es decir, una abertura en el suelo.
Nos recorrimos el piso entero buscando otro y no había más, el occidental estaba en la planta baja y con mandos solo en japonés que no entendíamos.


Para entrar al baño había que cambiarse de zapatillas y el suelo como que no parecía del todo limpio y no es de extrañar. Había estado todo el viaje evitando utilizar este tipo de baño, pero hasta aquí llegó mi intento. Ni que decir que no solo es complicado atinar al agujerito, sino que las rodillas sufren un montón.

Fuimos a explorar el onsen, que según el horario de la puerta está abierto de 6:30 a 10:00 y de 15:00 a 23:30. Para entrar hay que descalzarse y dejar las zapatillas en una casilla. Como no había nadie en ese momento, aproveché para grabar un segundito dentro.


Por la noche nos pusimos el yukata para estar más cómodas con el batín y nos hicimos un timelapse haciendo un poco el tonto, dando como resultado a algunas instantáneas para el recuerdo.


A la mañana siguiente el termo de agua aún conservaba el calor como el primer día, sin necesidad de estar enchufado.
Dejamos las maletas en recepción, donde ya había unas cuantas junto a entrada, todas amontonadas. Nos dieron un papelito de resguardo de las maletas. Las dejan al lado del mostrador, por lo que hay que dejarlas bien cerradas y ordenadas.

Nos gustó mucho vivir la experiencia de un ryokan tradicional, aunque no tener un wc occidental fue un poco problemático para nosotras, pero al ser solo una noche y disponer de lavabo en la habitación, no fue tan incómodo. 
Lo que peor llevé fue no tener ducha. La habitación era más barata por este dato, pero deberían indicar que las duchas comunes son las que hay en el onsen, donde no hay ninguna privacidad.
Si os alojáis en este ryokan debéis tener en cuenta esto y si sois pudorosos mejor que paguéis un poco más para tener la ducha en la habitación.

Apartamento en Shin-Osaka (Airbnb)


El precio fue un poco superior a los anteriores alojamientos, ya que además de pagar al dueño del piso, la web se lleva su comisión y hay suplementos de limpieza, pero la ventaja de alquilar un apartamento es que teníamos todo para nosotras solas, incluida la cocina. En este apartamento además disponíamos de un sillón y wifi portátil.
El precio de este alojamiento es de 57€ la noche. Pasamos un total de 7 noches por 400€, que pagamos en el momento de realizar la reserva. Esto nos vino muy bien, ya que el yen estaba más bajo que cuando realizamos el viaje.

Lo más importante es la cercanía a la estación de Shin-Osaka, por donde pasa el tren bala, desde el que podíamos ir a varias ciudades sin dar muchas vueltas. Desde esta estación se llega a Kyoto en 15 minutos.
Fue uno de los apartamentos más grandes que hemos visto, sobre todo el baño, ya que suelen tener montado el lavabo sobre la bañera o el WC.


Fuente: Airbnb

Nos costó un poco ubicarnos para salir de la estación, ya que la salida nos llevó hacia una especie de pasarelas que terminaban en una largas escaleras.
El ascensor resultó estar en la salida que hay junto al Mcdonals. Te deja justo en un paso de cebra hacia la calle que dirige al apartamento.

No fueron más de 10 minutos andando y ya estábamos allí. No tuve problemas para identificar el lugar, ya que era igual que en las fotos del anuncio y previa búsqueda con Google maps no hay pérdida posible.
Dejamos las maletas en la entrada, nos descalzamos y nos pusimos las zapatillas, que después descartamos y fuimos descalzas, porque estaban un poco sucias.

Inspeccionamos bien la casa, ya que había visto algunos comentarios respecto a la limpieza y quería cerciorarme antes de usar nada.
La cocina era bastante vieja, con los pomos caídos y armarios vacíos o con algún paquete de pañales o insecticida. No estaba perfectamente limpio, por lo que nos tocó lavar bien los platos, cubiertos, la olla y la sartén que había. No había suficiente menaje, pero nos pudimos apañar.
Miramos qué cosas hacían falta para comprarlas, como estropajo, jabón de platos (apenas quedaba)... La nevera no estaba del todo sucia pero tampoco estaba limpia. Había una arrocera que limpiamos también para poder usarla sin peligro de contaminaciones. Reubicamos un poco una mesita con ruedas para poder colocar las cosas de cocina, ya que no tenía encimera donde poder preparar la comida y se hacía bastante incómodo.


El baño estaba justo en frente de la cocina, con una puerta plegable. El wc estaba limpio, pero el lavabo tenía hasta pelitos y la bañera un surco marrón por todo el borde. Decidí ducharme con las sandalias que me había llevado para utilizar en las duchas compartidas. Acostumbrada a los hostales de Londres, es una precaución que nunca está de más tomar.
Había tres camas montadas; dos individuales y una doble. En las fotos del apartamento sólo aparecían las dos individuales, por lo que esto hacía que el espacio fuese más reducido. Tampoco fue un inconveniente ya que la utilizamos para colocar las maletas y la ropa.
En el mueble de la tv pusimos todas las cosas de la cocina para tener la mesa libre.

El sillón estaba separado de la pared, pero no lo movimos porque era muy bajito y se hacía imposible si no llegar a la mesa. La mesa era bajita y muy pesada, por lo que no se podía mover. Sobre ella teníamos una carpeta de instrucciones de cómo encender el gas, usar el wifi y la lavadora.
Al ser un bajo, la terraza daba a la calle, a una especie de patio trasero donde se veía la pared del parking de bicicletas. Tenía su tendedero y lavadora, que no resultó complicado hacer funcionar con ayuda de las instrucciones.
Las cortinas las formaban dos partes y una era bastante gruesa, por lo que no entraba demasiada luz.
Dormimos bastante bien, porque las camas eran cómodas.

A pesar de que no estaba muy limpio, algo que no es entendible ya que te cobran por la limpieza, nos gustó mucho el apartamento. Estaba muy bien situado y al ser una zona residencial teníamos acceso a muchos comercios, algunos de ellos bastante grandes, como una especie de droguería gigante, que teníamos justo en frente, un Lawson pequeño (casi todo vale 108¥) y un súper de dos plantas tipo carrefour, llamado Central Square Life, que nos vino genial para hacer todas las compras de comida y suministros. Al no ser zona turística los precios eran bastante buenos y como en casi todos los sitios, a última hora de la tarde tenían los productos frescos y preparados con grandes descuentos.

Oyado Tsukiusagi (Miyajima)


Mi idea era reservar en un ryokan tipo hostelling, que era más económico, pero como ya tenía todas las reservas hechas me daba miedo quedarme sin alojamiento en la isla (ya que hay pocos), y busqué otra opción no muy cara que tuviese buena pinta.
Como en booking te permite cancelar la reserva, pensé hacer eso, pero al final nos quedamos con esta opción, que a pesar de ser más cara tendríamos baño privado y lo consideramos el pequeño lujo del viaje. Nos costó 12.600 JPY, unos 100€. No se podía pagar con tarjeta, solo aceptaban efectivo.

 
Fuente: Booking.com

A las 15:25 salió el ferry desde Miyajimaguchi y a las 15:40 llegamos a la isla. Pasamos por la taquilla de información turística para coger planos y demás info y nos encaminamos al hotel, a menos de 2 minutos andando.
La verdad es que fue un acierto coger un hotel tan cercano al ferry, ya que la zona no está muy adaptada para ir con maletas y vimos a algunos turistas sufrir lo suyo arrastrando o llevando en brazos las suyas por las zonas cercanas al santuario.


El hotel fue fácil de encontrar, entramos y llamamos a un telefonillo que había al pie de las escaleras, porque vimos que había zapatillas en el descansillo. Salió una mujer a recibirnos que nos explicó que teníamos que dejar allí nuestro calzado y utilizar unas zapatillas. Todo en un inglés totalmente macarronico y por señas, pero muy amable y haciéndose entender a la perfección.

Subimos con las maletas y nos ayudó con una de ellas. Las escaleras eran un poco empinadas, pero al ser un solo tramo no era tan tremendo. Tras pagar por la estancia, nos enseñó la habitación dejándonos dentro para que nos acomodásemos.
Este hotel solo tiene 3 habitaciones, por lo que siempre estaba muy tranquilo.

 

Fue el hotel más caro de nuestro viaje, aunque no superaba los 100€. Era de estilo tradicional, con futones y un espacio con mesita para el té dentro y otro en la terraza cerrada con vistas al mar, o más bien al parque entre el mar y el puerto, porque con los árboles no se veía del todo el mar.
Tenía baño privado y estaba todo impecable. Desde la ventana veíamos a los ciervos acosando turistas y justo abajo teníamos un bar y una heladería.

Nos arrepentimos de no haber programado las dos noches que teníamos en mente desde el principio, ya que pasar aquí la noche es una experiencia única y nos quedamos sin ver muchas cosas de la isla.
Fue de los hoteles que más disfrutamos, aunque para nosotras era un problema no tener cocina, ya que las opciones sin gluten en esta isla son muy limitadas.

Total de la estancia en Japón (18 noches): 518€ por persona

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