Teníamos intención de salir del hotel a las 7:30 para que nos cundiera el tiempo que nos quedaba en la isla, pero como siempre mi hermana iba lenta y decidí salir yo sola hasta el tori, ya que empezaban a llegar los barcos y quería verlo sin gente.
Los ciervos estaban aún medio dormidos, tumbados en el suelo, pero como no había gente el ambiente era muy distinto al día anterior. Estuve hasta las 8 grabando un poco, con el sonido de fondo del agua y los pájaros, sin gritos de gente ni pasos en la arena.