Como algunos habréis visto por Facebook o Instagram, donde fui poniendo vídeos de mi viaje, regresé a Japón en noviembre de 2019.
Esta vez viajé sola y fue una gran experiencia. No solo por los colores del otoño, sino por la libertad de poder decidir cualquier cosa y dejarse llevar sin tener que estar planificando hasta la hora de salida.
De hecho fui con un poco de agobio porque no había tenido tiempo de planificar, y por eso perdí un poco más de tiempo del que habría perdido si lo hubiese organizado, pero así ha sido un viaje diferente en todos los aspectos.
Lo que si tenía planificado era el itinerario y transportes principales. Esta vez entré por Osaka y salí del país por Narita, Tokio. Pasé unos días en Osaka con el JRP, de ahí fui a Miyajima 2 días, Nagoya 3 días, Kanazawa y Tokio, desde donde hice una excursión al monte Fuji.
A pesar de que generalmente me hizo buen tiempo, en Tokio no paró de llover y tuve algún percance con dos escaleras, que ya os contaré más adelante. Es por eso que no pude ver mucho en Tokio y me pasé los siguientes meses mirando vuelos por si pillaba alguna oferta para poder volver.
Con la situación actual, me temo que tendré que esperar más de lo normal, pero en cuanto se pueda, si no se vuelven locos con los precios, viajaré de nuevo, a ser posible en otoño.
