lunes, 7 de noviembre de 2016

Japón - Diario de viaje - Día 1 - vuelo a Tokyo

23 de marzo de 2016

Como ya comenté en anteriores entradas, nuestro vuelo Madrid-Tokyo era de código compartido ya que lo compramos con Lufthansa, pero el vuelo desde Múnich era de ANA. El problema es que a la hora de hacer el check-in, aún haciéndolo en el primer minuto en el que permitía, no había asientos libres para cambiar los pre asignados, solo uno a parte de los dos nuestros. Tras varios intentos, pude al menos cambiar uno de los asientos para que estuviésemos en la misma fila. Evidentemente, los nuestros eran de los peores, ambos centrales, ni pasillo ni ventanilla.
Al facturar volvimos a preguntar y nos comentaron que en ANA tenían unos cuantos asientos bloqueados pero que ellos no podían hacer nada, que preguntásemos en Múnich.

Teníamos el vuelo a las 15:10 destino Múnich, con una escala de unas dos horas, ya que llegábamos a las 17:45 y teníamos el siguiente vuelo a las 20:00.El primer avión era un A320-200, con un bloque de 3 asientos y otro de 2. Nos dieron una comida que no esperábamos, ya que no nos habían dado opción de alérgicos. Una lasaña de las congeladas. Por suerte ya habíamos comido en el aeropuerto, mientras esperábamos el embarque, aunque yo me la comí de todos modos.

Llegamos al aeropuerto de Munich un poco más tarde de lo programado, por lo que nos encaminamos directamente a la puerta de embarque del siguiente vuelo.
Nos hicieron dar una vuelta a toda la terminal e incluso cambiar de piso para pasar el control de pasaporte. Para los europeos estaba todo automatizado, por lo que teníamos que poner el pasaporte en una ranura, entrar y mirar hacia la cámara.

En la web de ANA había visto que ese vuelo utilizaba uno de los aviones de R2D2, pero no fue así. De hecho no vimos ni uno solo de estos en el aeropuerto, ni en Múnich ni en Haneda. Publicidad engañosa, con la ilusión que nos hacía volar en uno de los aviones de Star Wars.

Vimos a más personas con el mismo problema de asientos preasignados, pero a todos nos dijeron que no se podían cambiar porque estaba el vuelo lleno.
Que nos sirva de lección, nada de vuelos de código compartido. Mejor comprarlos directamente a la compañía con la que se hace el vuelo largo.

El vuelo salía a las 20:00 y la eficiencia a la hora de embarcar fue increíble. A pesar de ser un avión grande, entramos super rápido. El modelo era un B787 Dreamliner, bastante moderno y nuevo.




Dentro de lo malo que es estar entre desconocidos en un vuelo tan largo, el sistema de entretenimiento a bordo era bastante bueno, con un chat entre pasajeros que pudimos utilizar para comunicarnos entre nosotras, vídeos explicativos de cómo rellenar los papeles de aduanas, cámaras externas y mapas interactivos, además de una gran cantidad de canales de películas, vídeos, audios, revistas y libros.

Las pantallas además tenía antireflejos y solo se pueden ver desde el frente, por lo que no te deslumbran las de tus vecinos, solo ves la que tienes justo delante.
En lugar de pasar frío pasamos calor, cosa que nunca antes habíamos experimentado en vuelo. De aquí el motivo por el que hay que viajar con ropa que puedas quitarte fácilmente.

A mi hermana le preguntaron por su menú sin gluten antes de despegar y le pusieron un indicativo en su asiento para tenerla localizada. Un punto más para ANA por el cuidado que tiene con estos detalles.

Nos dieron una bolsita de snacks y bebidas a eso de las 9 de la noche. A las 10 de la noche nos sirvieron la primera comida. Se podía elegir entre occidental y japonés. El menú se podía ver en el sistema de abordo, por lo que podías decidir qué pedir con tiempo. Elegí el menú japonés, que tenía mejor pinta y es el que recomendaban las asistentes de vuelo.
La verdad es que estaba bastante bien la comida y salvo una bola blanca dura, que aún no se lo que era, me lo comí todo.

Me dio tiempo a ver una peli y como a la 1 apagaron las luces.
A mi hermana la vi dormida profunda, pero yo no conseguí dormir más que un par de horas.

A las 5 de la mañana nos sirvieron la segunda comida. Esta vez era un poco extraña, sobre todo a las horas que lo sirven. La comida caliente era arroz aguado con almejas, por lo que el sabor a pescado a esas horas es un poco perturbador.
En general, el vuelo con ANA fue bastante cómodo, a pesar de haber estado en asientos centrales. Si tenéis alergias alimentarias, al menos sirven un menú que es comestible. Mi hermana se lo comió casi todo.

Menú sin gluten de ANA
En general, el vuelo con ANA fue bastante cómodo, a pesar de haber estado en asientos centrales. Totalmente recomendable, sobre todo si reserváis con mucho tiempo, ya que suelen estar por debajo de los 600€.

24 de marzo de 2016

A las 7:30 de la mañana llegamos al aeropuerto de Haneda, en Tokyo.
Nos dirigimos a la oficina de cambio y tras un rato deliberando cuanto cambiar, decidimos cambiar lo suficiente para pagar las tarjetas de metro, las tarjetas PASMO y los hoteles.

En Internet había mirado unas cuantas marcas de tarjetas SIM, pero en la tienda me dijeron que no las tenían y solo me ofrecían la de docomo de 1GB para 30 días, por 4500¥, las demás eran bastante más caras.

Pagamos un poco más, pero allí nos asegurábamos de que hablan inglés y además nos probaron la sim en el teléfono, ya que hay veces que son incompatibles. Una vez visto que funcionaba y meter todos los parámetros que me sonaban a chino, más cuando tenía el móvil de hacía solo una semana, nos lo dejó medio instalado y terminamos de meter los datos sentadas junto a la tienda, por si teníamos algún problema.

El siguiente paso era comprar las tarjetas pasmo, para poder movernos libremente en los transportes no incluidos en el pase de metro (los primeros 3 días), o el JRP los días siguientes.
Compramos las tarjetas por 3000¥ cada una, con 500¥ de deposito, por lo que podíamos utilizar hasta 2500¥ ya precargados. Nos regalaron una fundita muy japo para llevarla.
Compramos además los dos pases para 3 días de Metro y Toi (las dos compañías de metro de Tokyo), por 1500¥, que quedaba más que amortizado con tres viajes que hicieras al día.
La última parada era el JRP, pero había mucha cola y decidimos dejarlo para otro día, ya que no lo necesitaríamos hasta el lunes.

Con ayuda de Hyperdia y google maps, decidimos coger la Keikyu-Kuko Line hasta Shinagawa, para hacer transbordo a la Joban line, que nos llevaría directas a Minami-senju.
Con la PASMO no teníamos que preocuparnos por cuanto dinero meter ni perder tiempo sacando tickets, así que nos fuimos directas al tren.

A las 17:25 ya estábamos en camino. Nos tocó ir de pie, ya que no había espacio suficiente para las maletas, pero tras tantas horas de vuelo, no nos importó.
El primer shock fue al bajarnos en Shinagawa, ya que era hora punta y aquello era un hervidero de gente, no sabíamos ni hacia dónde ir. Era como un hormiguero gigante con japoneses todos trajeados igualitos.
Tras recuperarnos del shock inicial, seguimos las señales de la Joban line y terminamos llegando sin incidentes.

Llegamos al hotel alrededor de las 7 de la tarde. Ya conocía el camino y dónde estaba el ascensor por unos vídeos que vi de cómo llegar a los hoteles de Minami-senju. Tras cruzar las vías del tren, con ayuda de los ascensores, era todo recto en dirección al Sky tree.
En el ascensor una señora mayor se puso a hablarnos en japonés y todo lo que le entendí es que a dónde íbamos. Le dije que no la entendía, en japonés, y listo, porque vete tú a explicarle que no se preocupara que ya sabía el camino.

Lo que nos sorprendió es que la calle al hotel estaba en obras, pero por la noche lo dejaban todo terminado y recogido, como si no hubiese nada. Por las mañanas de nuevo estaban los obreros, maquinaría, vallas y zanjas. Hasta para las obras son ordenados.
De hecho teníamos un edificio en construcción justo en frente y ni nos esterábamos de que estaban trabajando.

Nos registramos y pagamos la semana en efectivo, 7 noches, 45.000¥.
El hotel Juyoh tiene habitaciones occidentales y tradicionales. Nosotras elegimos la tradicional, con futones y suelo de tatami. Para el estándar japonés era bastante espaciosa. Tenía nevera, tv y de dejaban toallas, sandalias y yukatas.
Tenía un salón occidental y otro oriental, con cocina equipada hasta con arrocera, lo que nos vino genial para prepararnos los bentos. En el hotel además hay un ofuro que se puede reservar por horas y tiene wifi en todas las plantas.

El baño era compartido, pero siempre estaba vacío y las duchas estaban como en habitáculos individuales, con su vestidor contiguo, por lo que era bastante cómodo y no te cruzabas con nadie. Lo malo es que no hay duchas en todas las plantas, pero por suerte nos pusieron en una de las que sí tenía.
Las habitaciones necesitan un poco de reforma en cuanto a las paredes, que están desgastadas, pero es algo meramente estético, ya que estaba todo muy limpio.

 

Teníamos pensado ir al Daiso (una tienda todo 100¥) que hay junto al tren para comprar los bentos y demás utilidades, pero se nos hizo tarde y decidimos ir a comprar algunas cosas para la cena, el desayuno y la comida. Teníamos un combini justo en frente, otro en la esquina del hotel, y otros más grandes por la zona, por lo que era bastante cómodo comprar cada día al regresar.

Esa noche nos gastamos unos 10€ en 1L de zumo, un yogur de 400gr, un onigiri, media docena de huevos, una pechuga de pollo, ensalada preparada, melon pan con chocolate, unos bollitos con anko (pasta de judías) y un Van Houten (batido de chocolate).


Ese día terminamos acostándonos pasadas la 1 de la mañana, entre acomodarnos y preparar el plan del día siguiente.
Yo además estuve más tiempo volcando fotos y vídeos para no tener problemas de espacio en las tarjetas al día siguiente.
Como estaba agotada, caí muerta nada más acostarme y eso que mi hermana ya estaba roncando desde hacía rato.


1 comentario:

  1. El blog es genial, estaba buscando esta info de vuelos tokyo, ya que viajo el próximo mes a Tokyo.

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