Martes 19 de noviembre 2024
Me desperté varias veces para ir al baño y a las 6 ya no pude dormirme. Estuve como una hora en la cama intentando volver a dormirme sin conseguirlo.No eran las 9 cuando salí del apartamento hacia la estación de Shin-Osaka.
La temperatura había bajado de golpe y me tocó llevar cazadora.
Llegó un tren todo decorado de Hello Kitty y me subí en el coche 5, donde estaban los asientos no reservados. En este tren hay que pagar un extra, no se puede pagar solo con la pasmo, pero como está incluido en mi pase, puedo utilizarlo sin problema, siempre que me siente en los no reservados.
En los asientos había folletos plastificados del uso del Haruka Express y un espacio para las maletas junto a las puertas. En el interior tiene decoración de Hello kitty pero muy sencilla, en las puertas básicamente.
Entré al templo por la puerta sur, donde había un cartel con un QR, informando que había varios puntos con QR con información en varios idiomas.
Como siempre, lo que primero que vi fue la fuente con agua con cazos para purificarse y un cartel con ilustraciones, explicando los pasos que hay que seguir para hacerlo correctamente.
El recinto estaba muy tranquilo y a pesar de estar en medio de un barrio residencial, había poco ruido.
El acceso es gratuito, salvo la zona de la pagoda, que tiene un coste de 500¥.
Como había leído que es de las pocas pagodas que se pueden ver por dentro, quería entrar a verla.
Hay que subir descalzo, algo que no esperaba, y al ser escaleras de piedra y metal se pasa bastante frío.
En el último piso hay unas ventanas, pero entre el enrejado y el cristal con filamentos, poco se podía ver.
Recorrí los pasillos techados que rodean la pagoda, decorados con farolillos, hasta el lecture hall.
Como me pilló tan descolocada, no recuerdo ni el precio.
Sobre las 11:10 salí del templo por la puerta oeste. Cuando quise darme cuenta estaba sobre un paso de cebra. No había acera, sales del templo y te encuentras girando la esquina sobe el paso de cebra.
Las calles estaban plagadas de cables que cruzaban entre edificios, dándole un aspecto entre retro y moderno. Caminé por las estrechas calles siguiendo las indicaciones de Google maps, pasando un edificio totalmente rosa, simulando estar hecha de galletas. No me quedó muy claro si era una love hotel o una tienda de dulces, pero conociendo lo bizarros que pueden llegar a ser los love hotels, creo que era esto último.
Por la primera casa de cambio que pasé el euro estaba a 160¥, mientras que en Revolut estaba a 163.
Crucé la calle para mirar en la que tenía anotada, Currency exchange Namba, y tenía el mismo tipo de cambio, pero con la ventaja que se realiza directamente en una máquina y la interacción humana es mínima. Hice el cambio a 160,91. Por 200€ me dieron 32.180¥.
Como no sabía si ese cambio se realizaba en la máquina o había una ventanilla, pregunté al chico que estaba en la puerta antes de lanzarme. Había más gente cambiando, así que pude ver cómo funcionaba mientras sacaba los euros.
Cada pantalla tiene la información en varios idiomas, así que no tenía mucho misterio. Solo había que indicar la moneda que querías cambiar, darle ok, meter el dinero y te sacaba el cambio, junto con un ticket.
Desde allí caminé hasta Sennichimae Doguyasuji, una calle donde venden todo tipo de menaje y maquinaria para hostelería. Del estilo de Kappabashi en Tokio, pero cubierto y un poco más pequeño.
Había tiendas donde tenían espacios temáticos, con tazas, platos, palillos y cuencos todos de gatitos.
No eran las 13:00 cuando salí del mercado, camino a Kuromon Market y entre uno y otro pasé por una tienda de frikadas, llamada Gee!Store. No tenía intención de comprar nada, pero entré a curiosear y al final salí con un libro de ilustraciones de Naruto por 1650¥. Había de muchas temáticas diferentes, pero de lo que más había era de chicas semi desnudas.
A las 13:00 llegué a Kuromon market.
Nada más entrar a la calle techada, vi una tienda de cosmética y farmacia, llamada Kirindo a la que entré a buscar la crema de las picaduras. También compré unos parches para el dolor, que había visto hace unos días en Instagram. Tenía mucho dolor en el hombro y quería ver si con eso lo solucionaba.
Las dos cosas me costaron 1316¥, 658¥ cada cosa.
Al lado había un Daiso pequeño, con artículos tradicionales expuestos fuera de la tienda, como calcetines tabi (con una separación para el dedo gordo), juegos tradicionales, caretas, palillos, katanas y bolsitas de tela.
No pude evitar comprar un daifuku de fresa en un puesto donde vendían de varios sabores, a 400¥, junto vasitos de patata dulce a 600¥. Me pareció un poco caro, pero no estaba viendo muchos por Osaka.
Había bastante movimiento de gente, pero no era agobiante, la mayoría parecían locales o turistas asiáticos. Apenas había turistas occidentales.
Había puestos de pescado y marisco, donde tenían parrillas. Vendían ostras o patas de cangrejo a la brasa. Pinchos de carne desde 2500¥ y pinchos de gambas y calamar a 1000¥. Los tenían expuestos frescos en vitrinas, algunos con espacio de mesas en el interior, aunque también se podían comprar para llevar, tanto crudo como hecho.
Había fruterías bastante económicas, con frutas enteras y frutas cortadas en el frontal de la tienda, como piña a 300¥, pitaya a 250¥ y fresas con la cara de Kumamon en el envoltorio.
El mercado no era muy grande y tras menos de 1 hora, caminé de regreso a la estación de Namba, donde esta vez me subí al metro, para ir más rápido hasta Umeda, pagando 240¥ con la pasmo. Desde ahí utilicé mi pase de JR para ir hasta Kioto en un special rapid, que tardaba solo media hora.
Cuando iba a salir de la estación, llegué a lo que supongo eran las taquillas de trasbordo, donde no había nadie y había un cartel con indicaciones de cómo hablar por intercomunicador, pero sin poder hacer señas, complicado sin saber japonés.
En estas taquillas sí había una persona atendiendo. Le enseñé el kansai pass y el billete de keihan, que me lo cambió por un Kyoto Sightseeing pass en el que ya tenía marcado el día de hoy. Entiendo que este no se puede recoger cualquier día y activarlo cuando quieras, te lo dan ya con la fecha del día que haces el cambio.
Accedí al andén introduciendo el pase por el torno y me subí al metro hasta la estación Kiyomizu-Gojō. No fueron ni 5 minutos de trayecto.
Eran ya casi las 15:30 cuando llegué, tras caminar pocos minutos desde la estación. Por esta zona, como es un barrio tradicional y son callecitas pequeñas, hay poco transporte público.
Este año vi que tenían más opciones de masa de crepes, con semillas de amapola, matcha, semillas de cáñamo y remolacha. También tienen helados de varios sabores, de soja o de coco por 700¥.
Pagué con tarjeta a las 15:40 pero me tocó esperar bastante. Había gente esperando su pedido y como los hacen al momento siempre hay que esperar un rato.
Sobre las 16:00 me trajeron mi crepe y juraría que era más grande que en el anterior viaje. Pesaba bastante. No se si ahora son así de grandes o que como me hicieron esperar más de lo normal le pusieron mas relleno. Estaba buenísimo y lo devoré en 10 minutos, poniéndome perdida de chocolate.
Giré a la izquierda, dirección al templo, pasando por Ishibe kōji road, un callejón por el que caminamos en nuestro primer viaje a Japón y que ahora tiene un cartel en la entrada con un prohibido móviles y cámaras.
Faltaban 15 minutos para las 17:00 cuando llegué al pie de las escaleras que dan acceso al templo zen Kodaiji. Había mucha gente subiendo y bajando, por lo que temí que también estuviera saturado el templo, a pesar de que había leído que no tenía muchas visitas.
En la cima de las escaleras, a mano derecha tienen las ofrendas y venden los amuletos y el goshuin. A la izquierda está la entrada.
Del 25 de octubre al 15 de diciembre tenían un espectáculo de iluminación nocturna de 17:00 a 22:00 a 600¥. Con lo pronto que cierran todos los templos, estas opciones son perfectas para alargar un poco más las horas del día.
Había una entrada combinada por 900¥ para el kodai-ji y Entoku-in, pero como ya era tarde, solo iba a entrar a este templo. Incluye entrada a un museo, que o no lo vi, o a la hora que salí ya estaba cerrado. Te dan un folleto en inglés.
El sol ya se había puesto, así que me tocó hacer las fotos con el móvil, porque con la cámara no tenía luz suficiente y no se permiten trípodes.
En la entrada había gente, pero no mucha y hasta hubo momentos en los que me quedé sola en el camino. Me había asustado con la cantidad de gente que había por la zona del templo, pero dentro se estaba bastante tranquilo.
Lo primero que vi fue un cementerio y a continuación un salón de té, que más bien parecía una casita en miniatura.
En el cielo en ese momento había montones de cuervos haciendo un ruido espantoso. Sobrevolaban en círculos la montaña junto al templo.
Había estanques y puentes de madera techados y aunque casi todo estaba verde, también había algunos árboles rojos salpicando el paisaje.
Eran casi las 17:00 cuando entré al Hashin-tei Garden, siguiendo la ruta que tomaba la gente, descalzándome en la entrada.
Era un jardín zen de piedras, con una puerta en frente y detrás se veía la estatua del templo Ryōzen Kannon a lo lejos.
De pronto empezó a sonar una música junto con un espectáculo de luces que se proyectaba sobre el jardín. Ya estaba oscureciendo, pero aún había luz y nos pilló a todos de sorpresa. Nos sentamos donde pudimos y al terminar esperé que empezase de nuevo, eligiendo un mejor sitio donde poder grabar.
Pasados 10 minutos salí para continuar viendo el templo y ya estaban todas las luces del jardín encendidas. Se escuchaba de fondo la música del espectáculo de luces.
Había algunas zonas espectaculares, con los reflejos de los colores de los árboles en los estanques.
Por suerte con el móvil que llevaba este año, un s23, al menos podía hacer fotos y videos medio decentes por la noche.
Subí por un camino de escaleras, en silencio, porque apenas había gente, hasta llegar a otra zona donde había unas escaleras con tejado de madera. Continué por otro camino de escaleras que subían, que por suerte eran bajitas y no tan empinadas como en otros tramos.
En la cima estaba todo silencioso, apenas había gente, tan solo alguna persona que caminaba en silencio.
Aquí sí había más gente, ya que muchos se paraban a hacer fotos, pero nada agobiante.
Incluso pude encontrar un momento para grabar algún vídeo sin gente.
Ya en la zona principal del templo, seguí las señales que indicaban la dirección al museo y me encontré en la salida del templo. No se si es que estaba fuera o estaba cerrado.
Atravesé la puerta de salida que daba inicio a las escaleras de bajada, que en ese momento tenía los farolillos encendidos y se veía espectacular.
La recogida del pase regional se hace en las maquinas que tienen lector de pasaporte, por lo que tuve que esperar que uno se liberase.
En la maquina había que seleccionar “receive reserved ticket(s)" y después "JR-West online train reservation" que es donde había hecho mi reserva del pase.
También hay otras opciones para recoger el pase si lo has comprado en otros sitios como "Ex/smart EX express ride", "JR- Kyushu train reservation" y "Tickets reserved at travel agency".
Te pide el pasaporte, la tarjeta con la que hiciste el pago y el código que te mandan de la reserva, junto con el que has elegido tu. Me agobié un poco porque parecía que quería la tarjeta para cobrar algo, pero no me cobró nada, debe ser un error de traducción. Hasta te saca el recibo de pago de 26.000¥, pero lo comprobé y no me hicieron ningún otro cargo.
No había una máquina de cambio y no tenía una moneda de 50¥ para el jabón. Me puse a buscar por toda la sala, porque me parecía raro que no hubiese máquina de cambio, y una chica que estaba allí me preguntó si necesitaba ayuda y por suerte pudo darme cambio.
Eran como las de Tokio, que en las instrucciones te dicen que dejes correr el agua antes, pero como no entiendo bien esas instrucciones siempre pongo la ropa desde el principio y me dejo de líos.
Aún quedaban 20 minutos de lavado, así que subí para hacer la cena mientras. Me puse una alarma para que no se me olvidase y me robaran.
Cuando fui a sacar la ropa vi que había una colilla dentro, que por suerte no me dejó la ropa oliendo mal ni nada, pero aluciné un poco porque no la había visto antes.
Puse la ropa en la secadora con los 100¥ que me quedaban, que daba solo para 7 minutos. No me quedaban más monedas, así que tendría que valer con eso. Los calcetines quedaron un poco húmedos, así que me tocó ponerlos a secar en perchas.
Eran ya las 21:00 cuando pude sentarme a cenar. Una ensalada con todo lo que me quedaba abierto; espinacas, maíz, atún, brotes de soja, zanahoria, aguacate y 2 higos de postre.
- Grulla de cerámica 800¥
- Parches dolor 658¥
- Crema picaduras 658¥