A las 7:35 me desperté con la luz dándome en la cara. Esta noche había dormido con los cascos y el ruido marrón, pero fue imposible seguir durmiendo con tanta luz.
Tenía un dolor raro intenso en la tripa y la espalda. Me tomé un aerored, por si eran gases pero no se fue el dolor y fui al baño con bastante dolor poco después. Me dolía más cuando estaba de pie y recta, así que me quedé un rato tumbada a ver si se me pasaba un poco.
Cuando noté un poco de mejoría, me duché y desayuné cereales con fresas, plátano y un zumo.
Pensaba ir al santuario Tōzan, donde hay un tori de porcelana y después a Yūtoku Inari de regreso, pero como vi que las conexiones eran malas, decidí ir primero al que más me interesaba, por si no podía ir a ver los dos.
Pensaba ir al santuario Tōzan, donde hay un tori de porcelana y después a Yūtoku Inari de regreso, pero como vi que las conexiones eran malas, decidí ir primero al que más me interesaba, por si no podía ir a ver los dos.
No estaba muy bien físicamente, así que no quería forzar la máquina. Me tomé un ibuprofeno con el desayuno y parece que me ayudó un poco, aunque aún tenía ese dolor extraño en las lumbares cuando salí del apartamento.
Salí del apartamento casi a las 10 de la mañana. La estación de Hakata estaba a tope de gente.
Me subí a un tren Limited express Hizen-kashima, el Kasasagi 103, al coche sin reserva, el último de todos. Estaba prácticamente vacío, así que pude sentarme en ventanilla.
Salía a las 10:18 y llegaba a Hizen kashima a las 11:21. No era un trayecto muy largo, pero al no haber trenes bala en esta zona, los trayectos son bastante más lentos.
Al poco de salir, pasó un revisor pidiendo el billete. Me preguntó hasta dónde iba, en japonés.
Los asientos eran cómodos, aunque no tenían espacio para maletas delante como los shinkansen, había un espacio en la entrada designado para las maletas. La mesita plegable la tenían dentro del reposabrazos.
Poco antes de llegar, vi que estaba sola y me levanté a grabar un poco desde la ventanilla del fondo.
Había elegido este tren porque la llegada coincidía con la salida del bus, que era a las 11:24, pero cuando salimos de la estación, directas a la estación del bus, que estaba justo enfrente, ni estaba el bus ni lo vimos irse. El siguiente salía a las 11:56, así que me tocó esperar media hora al siguiente, junto con otras dos personas que se habían bajado del tren conmigo.
Cuando llegó el bus, subimos por la puerta trasera, pasando la pasmo al entrar. Son buses de precio variable, por lo que hay que pasar la pasmo al entrar y al salir.
Estaba medio vacio, asi que pude sentarme en un asiento doble, que parecía el más grande, aunque apenas me entraban las piernas.
Había cruces de calles con semáforos donde había unos muñecos vestidos de amarillo, como si fueran niños esperando a cruzar. En estas zonas rurales siempre hay montones de cosas curiosas.
Había cruces de calles con semáforos donde había unos muñecos vestidos de amarillo, como si fueran niños esperando a cruzar. En estas zonas rurales siempre hay montones de cosas curiosas.
En poco más de 10 minutos el bus me dejó en Yotokujinja-mae. El trayecto me costó 360¥.
El bus te dejaba un poco apartado del santuario, así que tuve que caminar unos 10 minutos, pasando por una gran avenida que más adelante se convirtió en calle peatonal, con comercios a ambos lados, que en ese momento estaban casi todos cerrados. Me resultó raro que un domingo estuvieran cerrados, teniendo en cuenta que no era temprano. No había nadie por la calle, salvo las 2 personas que bajaron conmigo del bus.
Más cerca del santuario, pasado ya el primer tori, había algo de gente paseando.
Me paré un segundo en una tienda, de las pocas abiertas, que tenía palillos y reposa palillos con formas de gatos.
Después me crucé con unos peluches de zorritos muy monos, pero no los vendian, eran parte de una especie de tómbola. Como había de varios tamaños no quise probar suerte por si me tocaba el más grande y me dio corte preguntar si me podían vender el pequeño.
Eran las 12:18 cuando llegué a la entrada del Yūtoku Inari Shrine.
Justo en frente, al otro lado de la calle, había una explanada con un aparcamiento enorme.
No parecía que hubiera mucha gente en ese momento, alguna familia y parejas mayores, pero para ser domingo me resultaba extraño la poca cantidad de gente que había.
Desde la entrada ya se veían estatuas de zorros y al fondo, la sala principal elevada sobre vigas de madera, del estilo del Kiyomizudera de Kioto. Al lado había una especie de pagoda de cristal, que luego vi era el ascensor que llevaba a la zona principal del santuario.
Había un estanque con un puente y unas escaleras con campanillas de viento, llamadas furin, que en ese momento sonaban a ratos con una intensidad que era increíble. Pensaba que estas campanillas solo las ponían en verano y por eso antes no las había visto, más que en tiendas, así que me encantaron al momento.
Había un árbol enorme de gingko que estaba amarillo y tirando algunas hojas, pero los arces aún estaban verdes.
Pasadas las 12:30 empezó a llegar más gente y aproveché para buscar el goshuin. En este santuario hay que dejar el goshuincho y te dan una ficha con un número para recogerlo más tarde. Costaba 500¥.
Tras un rato intentando captar el sonido de los fruin, subí por las escaleras mientras sonaban con la fuerza del viento.
En la sala del santuario principal, tenían las ofrendas de las tablillas emma.
Me quedé un rato mirando los precios y opciones que tenían. Había de caballos, zorros, dragones y corazones.
Seguí el recorrido hacia un camino de toris que subía por la montaña, rodeado de arces, que en ese momento aún estaban entre verde y marrón.
La subida era bastante empinada, así que subí despacio, sin intención de completar el recorrido.
Tras subir unas escaleras, había otro camino de toris cuesta arriba, coronados por arces verdes. Estos toris no eran de un anaranjado tan intenso, estaban como viejitos, de un color más apagado. Había muy poca gente en esta parte del santuario y caminaba sola.
Llegué a una especie de balcón, en el que el camino de escaleras subía ya super empinado, con toris y pequeños altares a los lados, del estilo de fushimi inari, pero con mucha más pendiente, adentrándose en la montaña. Aunque vi que había barandillas, decidí no subir mas, a mi pesar, porque mi cuerpo ya estaba mal desde que me levanté, como para estropear el resto del viaje por forzarlo.
La gente llevaba palos para ayudarse a subir y veía cómo bajaban con dificultad.
Esta zona del santuario me pareció espectacular y me habría encantado poder explorarla del todo.
Desde ahí decidí bajar. Aunque en realidad para bajar había que subir un trocito de toris cuesta arriba, pero no era demasiado empinado.
Desde el balcón de la sala principal del santuario, se veía el ginkgo justo al lado y el puente de acceso con el parking al fondo. Estaba soleado y se notaba como iba llegando más gente en ese momento.
Junto al ascensor, al que se llega mediante una rampa, hay una salita acristalada donde poder sentarse y admirar las vistas. Seguro que se llena de gente cuando hace llueve o hace frío.
Bajando las escaleras vi un grupo de chavalas en ropa deportiva, mirando algo en el suelo y haciendo fotos. Cuando se fueron me acerqué para ver que habían hecho un corazón, con las hojas amarillas del ginkgo.
La vista desde aquí era preciosa, con las hojas amarillas del ginkgo iluminadas por el sol y el santuario en lo alto de las vigas de madera rojas.
Terminé de bajar, hasta llegar a unos caballos que hay a ambos lados de las escaleras.
Ví un cartel en el que ponía que hay que tocarle la parte que te duele. Me fijé en la gente y les ví que primero tocaban en el caballo y después en su cuerpo, así que hice lo mismo con las rodillas del caballo, aunque luego me di cuenta que les había tocado las patas de delante, por lo que eso serían mis codos y no las rodillas. Voy a tener que volver para hacerlo bien, porque se ve que así va a funcionar.
Antes de salir pasé a recoger mi goshuin y me di cuenta de que no me lo habían puesto donde les indiqué. Los estaba poniendo uno en cada 2 hojas, para que no traspase la pintura y poder ir pegando luego los que me habían dado sueltos. Debe ser que no les gustó que estuviera dejando espacios.
El bus salía a las 13:48 y quedaban unos 10 minutos. Salí andando a paso ligero. Si lo perdía era una hora de espera hasta el siguiente.
Llegué a la parada a las 14:43. Era una especie de estación pequeñita con una máquina de bebidas en la puerta.
Me dejó de nuevo en la estación Hizen-kashima, pagando con la pasmo los 260¥ del viaje.
En 4 minutos llegaba el tren, que en esta ocasión era un tren local (Nagasaki line hacia Tosu) hasta Kohoku station, donde tenía que hacer trasbordo. Este local era tipo metro, con filas de asientos a cada lado.
En teoría llegaba a las 14:22 y el siguiente salía a las 14:26, pero mi tren llegó tarde, a las 14:30 y pensaba que ya había perdido la conexión.
Resulta que estaba esperando en la vía de enfrente. En lo que me dio tiempo a leer carteles, el tren cerró sus puertas y tuve que esperar al siguiente.
Se ve que cuando se retrasa un tren, el otro lo retienen, para que la gente llegue a las conexiones, pero no tenía ni idea de que esto lo hicieran. Nos tienen engañados con que todos los trenes son super puntuales en Japón, cuando no es así realmente.
A las 14:39 llegó el tren Midori-Huis Ten Bosch, un limited express que me dejaría en Hakata a las 15:28. El trayecto era de 50 minutos, 2 minutos más de trayecto que el tren que perdí.
Entré sin saber cuál era el coche sin reserva, porque no había carteles en la vía y si caminaba para buscar el que era, lo perdía. Fui al primer vagón, que es donde suelen estar los sin reserva, al principio o al final.
Por el interior no vi indicativos de que tipo de coche era, así que me senté en uno libre con ventanilla, a la espera del revisor, que no me dijo nada, así supongo que había elegido el sitio correcto o no le dio importancia. Había gente, pero no iba lleno.
Llegando a la estación de Hakata, vi mi apartamento desde el tren. La verdad es que estaba super cerca de las vías, por eso se escuchaba tanto el ruido.
Se ve que cuando se retrasa un tren, el otro lo retienen, para que la gente llegue a las conexiones, pero no tenía ni idea de que esto lo hicieran. Nos tienen engañados con que todos los trenes son super puntuales en Japón, cuando no es así realmente.
A las 14:39 llegó el tren Midori-Huis Ten Bosch, un limited express que me dejaría en Hakata a las 15:28. El trayecto era de 50 minutos, 2 minutos más de trayecto que el tren que perdí.
Entré sin saber cuál era el coche sin reserva, porque no había carteles en la vía y si caminaba para buscar el que era, lo perdía. Fui al primer vagón, que es donde suelen estar los sin reserva, al principio o al final.
Por el interior no vi indicativos de que tipo de coche era, así que me senté en uno libre con ventanilla, a la espera del revisor, que no me dijo nada, así supongo que había elegido el sitio correcto o no le dio importancia. Había gente, pero no iba lleno.
Llegando a la estación de Hakata, vi mi apartamento desde el tren. La verdad es que estaba super cerca de las vías, por eso se escuchaba tanto el ruido.
No tenía cuerpo para hacer otra excursión, así que decidí quedarme en la zona y pasear por el barrio tradicional de Fukuoka.
Cuando estaba saliendo me paró una señora para hacerme una encuesta sobre turismo. Se han modernizado tanto que directamente me hizo escanear un QR para realizar la encuesta online. Cuando terminé me dio a elegir entre varias cositas que tenía y elegí un pez koi, porque el resto de cosas eran bastante feuchas.
Decidí hacer también una recarga en la pasmo, de 2000¥ en las máquinas de JR, por si me subía a algún autobús más tarde.
De camino a la salida, pasé por una tienda donde tenían montones de cosas de Kumamon. Había cosas chulas para la maleta, a las que tomé fotos para recordar comprarlas más adelante.
Caminé hacia el barrio histórico de la ciudad, pensando parar antes a comer en un parque. En Google me indicaba que había uno en mi camino, llamado Dekimachi, pero era un parque bastante raro, no tenía bancos y estaba lleno de bicis aparcadas.
Tuve que sentarme en el bordillo de un parterre, donde vi a otras dos chicas sentadas, para poder comerme el onigiri.
Seguí caminando por el barrio hasta el centro histórico, que está bastante cerca de la estación. No había gente y caminaba prácticamente sola. Atravesé la puerta Hakata Sennen-no-Mon, pasando por calles con templos que más bien parecían casas tradicionales, en los que no se escucha ni un ruido.
Vi un cartel informativo de Hakata old town, con información del templo Myorakuji y un QR de información turística que llevaba a una web en varios idiomas.
No parece haber muchos turistas, pero al menos en esta zona intentan estar al día y poner facilidades para incrementar el turismo.
Crucé una gran avenida para continuar por el barrio. Aquí la mezcla entre lo moderno y antiguo era bastante notoria. Pasé junto a la pagoda del templo Hondo, que sobresalía encajonada entre edificios.
Crucé una gran avenida para continuar por el barrio. Aquí la mezcla entre lo moderno y antiguo era bastante notoria. Pasé junto a la pagoda del templo Hondo, que sobresalía encajonada entre edificios.
Pasé por la puerta abierta del templo Shofukuji. Era de acceso gratuito y se escuchaba a niños jugando y gritos de un grupo de turistas que se hablaban como si tuvieran problemas de audición, de lo que retumbaba por todo el recinto.
Recorrí los caminos hasta que llegué a una puerta donde no se permitía el acceso. Desde ahí se veía un jardín super bonito.
Regresé sobre mis pasos para dirigirme hacia Canal city, siguiendo las indicaciones de Google Maps.
Eran ya casi las 17:00 cuando llegué. Es un centro comercial que había visto en todos los videos sobre Fukuoka, así que tenía curiosidad. Tiene unos canales que lo atraviesan, donde hacen espectáculos de fuentes con luces. En teoría ya tendrían que estar con el espectáculo navideño y de hecho tenían todo decorado, pero no vi indicios de que las fuentes estuvieran en funcionamiento.
Había algunas placitas donde estaban algunos músicos con sillas alrededor y muchas tiendas, sobre todo de marcas caras.
No me parecía gran cosa el lugar y cuando ya salía, por el otro lado, hacia el río Hakata, empezó a sonar una música y empecé a escuchar el ruido de agua, así que me regresé para ver las fuentes en pleno espectáculo. Duró 5 minutos y nada más terminar salí de nuevo hacia el río.
Quería ver los yatai, unos pequeños puestos callejeros muy populares en esta ciudad.
Crucé el puente hacia el paseo donde creía que estarían los puestos, pero no veía nada. Cuando ya pensaba que no era allí, y que me habría equivocado de lugar, empezaron a llegar motos con los puestos a cuestas.
Según avanzaba por el paseo, me iba encontrando gente con varias cajas de bebidas y otras cosas, que esperaban en un lado del paseo y las motos que iban llegando remolcando los puestos. Eran pequeños carros de madera de 2 ruedas, con un tejadito que se desplegaba y parecía más grande una vez montado. Cuando llegué al final del paseo, ya estaban algunos prácticamente montados. Varias personas trabajaban en cada uno, moviéndose rápidamente para tenerlo todo listo en pocos minutos.
Eran las 17:10, ya estaba anocheciendo y en cuestión de minutos el paseo empezó a llenarse de gente y los puestos empezaban a encender sus luces, cuando ya estaban dando los últimos toques decorativos, colocando los farolillos y las banquetas.
En 10 minutos ya estaban preparando las comidas, aunque aún no estaban vendiendo. Hasta pasó un grupo de jugadores de sumo, con sus yukatas verdes, observando los puestos ya completamente operativos.
En google se puede encontrar este lugar como "Nakasu Food Stalls". Pero no vayáis por la mañana, porque se colocan al llegar la noche.
Crucé el puente Haruyoshi, camino a un festival vegano que había hacia el sur, donde supuestamente tenían productos de la tienda que quería visitar, Soy stories., una tienda sin gluten y vegana donde venden gofres y donuts. Me pillaba de camino a su tienda, así que si no encontraba nada iría después a la tienda, que estaba un poco más lejos.
En el puente había una separación por obras, con formas de Hello Kitty rosas. Son muy populares en redes este tipo de detalles, pero la verdad es que casi todas las obras son igual de feas que en el resto del mundo y solo ponen cosas monas en algunos sitios.
En el camino ví un parque con muchas luces y música, así que me acerqué a ver que era.
Resultó ser un mercadillo navideño, con el parque totalmente iluminado. Toda la explanada verde la tenían llena de ciervos de luces, los árboles con luces de colores y los paseos tenían figuras de muñecos de nieve, osos, papá noeles y otras cosas donde la gente se podía hacer fotos. Había un escenario donde en ese momento estaba actuando una cantante, puestos de comida y muchos bancos y mesas tipo merendero.
Vi un puesto de mochis con fresa, pero como iba a ir al otro sitio me abstuve de comprar nada.
Atravesé el parque para salir por el otro lado hacia mi destino, pasando por un arco de corazón donde había gente haciendo cola para la foto. Todo era un batiburrillo entre Navidad y San Valentín.
Llegué al sitio donde se suponía era el festival, pero no pude encontrar nada. Como no ponían horas, igual ya se había terminado. Continué caminando hasta Soy stories, adentrándome en barrios más comerciales por donde había mucho más movimiento de gente.
La tienda estaba en una calle tranquila, pero muy bien señalizada, con carteles en la puerta.
Llegué casi a las 18:00. No era muy grande pero tenía espacio dentro, con algunas mesas. Había una pareja comiendo en ese momento.
Salió a atenderme una chica, que hablaba inglés lo justo para entender lo que quería. Me quedé un momento mirando las opciones, en los carteles y el escaparate, ya que estaba todo en japonés y tenía que traducirlo.
Había montones de sabores de donuts y un cartel con información del dorayaki, que no sabia que tenían, porque no lo vi en sus stories y aún están añadiendo productos nuevos. Cuando fui solo habia helado de soja y ahora hay de varios sabores.
Tenían todo en carteles con los precios y sabores y los alérgenos que no incluye, como el trigo y la leche.
Tenían todo en carteles con los precios y sabores y los alérgenos que no incluye, como el trigo y la leche.
Finalmente pedí para llevar un donut de chocolate con nueces, un dorayaki y un gofre de chocolate.
Los gofres los hacen al momento, por lo que tuve que esperar un rato. Los cocinan ahí mismo y puedes ver el proceso.
Los gofres los hacen al momento, por lo que tuve que esperar un rato. Los cocinan ahí mismo y puedes ver el proceso.
El donut y el dorayaki me los dieron en una bolsita, parecían estar congelados, pero el gofre, como estaba recién hecho y caliente, me lo dieron en su envoltorio de papel.
Las 3 cosas me costaron 1610¥ (gofre de chocolate 690¥, donut de chocolate con nueces 460¥, dorayaki 460¥), que pagué con tarjeta.
Salí de la tienda sin saber muy bien como llevarme el gofre, porque era demasiado grande, así que me quedé allí un momento comiendo un trozo para poder envolver el resto.
El gofre tenía en la masa ya chocolate y chocolate derretido por encima. Estaba super bueno. En cuanto comí un trozo, cerré el envoltorio y lo guardé en la mochila, con el resto de cosas.
Desde allí decidí regresar al apartamento en bus, porque estaba bastante lejos. Estaba junto a una calle principal, por donde pasaban varios que me servían, así que no me tocó esperar mucho.
Los horarios de google maps no fueron exactos. Había un panel electrónico en la parada en el que indicaba el que se acercaba. Como mi apartamento estaba junto a la estación y todos pasaban por ahí, no me tocó esperar uno en concreto, cualquiera me valía.
El gofre tenía en la masa ya chocolate y chocolate derretido por encima. Estaba super bueno. En cuanto comí un trozo, cerré el envoltorio y lo guardé en la mochila, con el resto de cosas.
Desde allí decidí regresar al apartamento en bus, porque estaba bastante lejos. Estaba junto a una calle principal, por donde pasaban varios que me servían, así que no me tocó esperar mucho.
Los horarios de google maps no fueron exactos. Había un panel electrónico en la parada en el que indicaba el que se acercaba. Como mi apartamento estaba junto a la estación y todos pasaban por ahí, no me tocó esperar uno en concreto, cualquiera me valía.
Me subí a uno que pasó a las 18:22 y me dejó a las 18:32, a poca distancia del apartamento. El precio fue de 210¥, que pagué con la pasmo. Se pasa la pasmo al entrar, por la puerta trasera, y al salir, por la puerta delantera. No iba lleno, así que pude ir sentada.
Caminé menos de 5 minutos por una callecita sin luces ni aceras, apenas iluminada por los restos de las luces de los comercios.
Caminé menos de 5 minutos por una callecita sin luces ni aceras, apenas iluminada por los restos de las luces de los comercios.
Lo primero que hice al llegar a casa fue meter en el congelador el donut y el dorayaki, que efectivamente estaban congelados. Me pareció perfecto aunque un poco extraño que no te lo mencionen, pero así podía guardarlos para comerlos más adelante.
Me puse el pijama antes de ponerme a cocinar, para poder revisarme las corvas, que las tenía muy rojas y con un picor intenso. Seguramente fue por todo el rato que estuve de pie sin moverme en el espectáculo de Kumamon.
Me puse un poco de crema y sin perder más tiempo me puse a cocinar el pollo, que se había descongelado ya, con los brotes de soja, setas y zanahorias.
Tenía que hacer todo por partes porque no había donde cortar las cosas.
No eran ni las 20:00 cuando me puse a cenar. Era una pechuga muy grande y me había salido bastante comida, así que guardé la mitad para otro dia. Como la zanahoria también se había congelado, quedó un poco blandurria, pero bueno, aquí no se tira nada.
Sobre las 21:00 me puse a contestar correos y mandar presupuestos y no se hasta que hora estuve trabajando antes de irme a dormir.
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