domingo, 13 de julio de 2025

Japón 2024 - Diario de viaje - Día 9 - Yatsushiro y Kumamoto

 


Sábado 23 de noviembre 2024

Me desperté sobre las 6 de la mañana con la luz que entraba por todas partes y el ruido de los trenes. Los tapones no atenuaban apenas el ruido y ni me había fijado que las cortinas que había no eran ni medianamente opacas.
Tenía justo 2 ventanas al lado de la cama, por las que entraba un montón de luz. No las había visto al llegar porque ya era de noche, pero me pareció muy extraño que no tuvieran una cortina que bloqueara la luz, estando junto a la cama.
Me terminé levantando a las 6:30 porque no iba a poder dormirme de nuevo en esas condiciones.

Cuando me metí en la ducha, me estaba volviendo loca porque no salía agua caliente hasta que recordé que había un regulador de temperatura. Salí a comprobarlo y resulta que no estaba encendido.
En todos los apartamentos en los que me he alojado, estaba encendido al llegar, pero en este estaba todo apagado.

Salí a las 7:25 sin desayunar, con el desayuno en la mochila, para comerlo en el camino.
Caminé hasta la estación, pasando por un Yodobashi que tenía una cola tremenda en la entrada.
Es una tienda de electrónicos, por lo que no entendí muy bien que a esas horas de la mañana de un sábado estuviera así de gente. No vi ningún pachinko (salón de juegos) ni nada alrededor que justificara esa cola, así que me quedé con la intriga.


Me fui directa a mi andén, a esperar al shinkansen Sakura 401 que salía a las 7:58.
Al lado había una salita de espera cerrada, sin asientos, con 3 maquinas expendedoras de comida y bebida.
Mientras esperaba, llegó un tren Rail Star por el lado izquierdo y por esa misma vía llegó luego mi shinkansen, desde el lado contrario. Me pareció curioso que la misma vía se usase en ambos sentidos.

A las 7:58 en punto salió mi shinkansen desde Hakata hasta Shin-Yatsushiro. Estaba en el coche 8, asiento 3D, en ventanilla, en el lado derecho.
No tardé en sacar mi desayuno, un zumo Smoothie Kagome, un trozo de chiffon cake y los dulces de canela de mochi de Nishio yatsuhashi, que compré en Kioto.


En menos de una hora ya estaba en destino, llegando a las 8:48. Desde allí tenía que subirme a un tren local, hasta la estación de Yatsushiro. 
No pude salir por los tornos con el billete que tenía de Kumamoto a Shin-Yatsushiro, así que tuve que enseñarlo en taquilla para poder salir y se quedaron el billete.
Me gusta guardarlos de recuerdo y me hizo un poco de faena, pero al menos le había hecho una foto el día anterior para tener el registro del viaje.

El tren local (Kagoshima Main Line JR Kyushu) salía desde otro edificio y me costó un poco ubicarlo, pero llegué al siguiente tren que salía a las 9 y llegué a Yatsushiro en menos de 4 minutos. Había muy poca gente en el andén, pero el tren venía bastante lleno y me tocó ir de pie.
Pagué 170¥ a la salida con la pasmo.


Nada más salir, me encontré con las actuaciones justo en frente de la estación. No había mucha gente, pero había unas barras bastante altas que nos separaban y que impedían hacer fotos en condiciones.
En ese momento estaban los niños haciendo una representación de danza de dragón.


El evento principal del Festival Yatsushiro Myoken, una procesión sintoísta que se celebra el 23 de noviembre.
Es una procesión de 40 carrozas, entre las que se incluyen leones, carrozas kasaboko, serpientes tortuga y caballos decorados, que sale del Santuario Shioya Hachiman a las 7:30 de la mañana, pasa por Honmachi Arcade, Sakura Juji Hall Yatsushiro y la estación Yatsushiro hasta el Santuario Yatsushiro.
La procesión llega al santuario Yatsushiro antes del mediodía y por la tarde se realizan bailes y un desfile de carreras de caballos en la orilla del río Tozaki.



Mi idea era ir a las representaciones de la mañana, en la estación y luego ir hasta el santuario.
Las actuaciones de la tarde en el río tenían muy buena pinta, pero como quería ir a Kumamoto y parecía que había que reservar asientos, me pareció más sencillo ir por la mañana y aprovechar la tarde en Kumamoto.

Tras un ratillo viendo las actuaciones, caminé hacia la derecha de la estación, donde se preparaban los que iban a salir a representar después, para poder hacerles fotos sin toda esa gente y las barreras.



Pude ver tranquilamente el kasaboko que llaman crisantemo, a las mujeres caracterizadas con kimonos y pelos recogido estilo geisha, hombres con katanas, lanzas y rifles.
Los Kasabokos son unos altares especiales de este festival. Los orígenes del Kasaboko se remontan a la era Tenwa/Tadakyou (1681-1687).


Tras un ratillo allí regresé frente a la estación para ver desfilar a la gente.
Llevaban un palanquín con unos niños dentro y tras ellos portaban el Kasaboko.
Entraban por un lado, hacían su exhibición o baile y salían por el otro lado, dirección al santuario.


El siguiente en pasar fue un caballo sagrado, (previamente han sido purificados en el santuario). Lo llevaban atado con una cuerda y parecía que iba descontrolado, mientras los chicos corrían al lado o detrás.
Tras los caballos entraron señores mayores y niños lanzando mochis, que estaban bastante duritos. No pensaba coger pero tras el primer lanzamiento, empezaron a darlos en mano, queriendo quitarselos de encima, y me dieron un par de ellos.



Desfilaron señores feudales montados a caballo, precedidos por 2 samurais y unos altares con una figura similar al tengu negro, otro en rojo y por último verde oscuro, seguido de tambores, flautas, portaestandartes, arqueros, lanceros, hombres con katanas y un mikoshi coronado por un fenix de bronce dorado.

Tras estos entraron las carrozas kasaboko, al ritmo del grito "oi oi", llenando el espacio de la representación. Dieron unas cuantas vueltas y los dejaron un ratito expuestos, todos en fila.


Regresé a la zona por la que salían para ver la serpiente tortuga, que ya estaba preparada. Detrás había otra más pequeña, llevada por niños, seguida por un pony, también llevado por niños y otro caballo por adultos.
Los participantes vestían chaquetas happi (una especie de chaqueta ligera tradicional con colores y estampados acorde con el festival en cuestión), y portaban banderolas.



Continuaron con la representación de las dos tortugas serpientes. Correteaban de un lado al otro, paraban y giraban, para parar bruscamente ayudados por la gente que lo rodeaba. De vez en cuando perdían el control y caían sobre la valla. Era un poco alarmante, porque podían hacerse daño, pero también resultaba gracioso y arrancaba montones de risas.

Cuando salieron hacia el santuario con las serpientes tortugas, decidí irme también hacia allá, por lo que  al principio iba junto a ellos, escuchando el "oi oi" que animaba a seguir un ritmo constante. 
Era un camino de una media hora, sin comunicación por transporte público, y no quería que se me hiciera muy tarde.
La mayoría del trayecto transcurría por una carretera principal, en la que habían cortado un carril para que pudieran pasar. Había gente regulando los cruces, ya que el santuario estaba al otro lado de la carretera.



Por el camino iban haciendo algunas vueltas con la serpiente tortuga y en una de esas se fueron contra un seto. La gente que estaba cerca tuvo que ayudarles a levantarse.
Pasamos por donde supongo habría una residencia o algo similar, porque había un espacio junto a la carretera con sillas y muchos ancianos colocados, esperando que pasaran.
Paraban en ciertos sitios a hacer alguna danza o reverencia, como en el 7Eleven, donde salieron los empleados y les hicieron algunas reverencias con la serpiente tortuga, al ritmo de "yoso, yosoooo".

Sobre las 10:45 llegué a la calle más cercana al santuario, que habían cerrado al tráfico.
Veníamos todos caminando desde la estación, aunque tampoco éramos muchos.
Según nos acercábamos se empezaba a ver más gente y empezaba a haber puestos de comida a los lados de la calle.


A pocos metros del destino, ya empezaba a estar la calle llena de gente y puestos de comida por todas partes. En un momento estaba en un atasco de gente, esperando poder entrar al santuario, junto a algunos kasabokos que esperaban en fila.
La entrada estaba completamente bloqueada por el montón de gente que había. Pasé por un ladito y resulta que estaban viendo la danza del dragón. El entorno para ver el espectáculo era mejor que en la estación, más bonito, pero no se veía nada porque no habían dejado un espacio, ni acotado un perímetro alrededor y había muchísima gente apelotonada. 
Al rato empezaron a abrir un pasillo para que pasaran los caballos, los que nos apretujó más aún. Intenté grabar levantando la cámara por encima de la cabeza, pero con tanta gente me movían para todas partes y se hacía imposible. 
Atravesaron el tori hasta el santuario, donde un monje les esperaba con el Ōnusa, la vara de los papelitos blancos, pasándola por encima para bendecirlos.



Como no veía nada, me fui a dar una vuelta por el recinto del santuario, que estaba lleno de puestos de comida, haciendo como un recorrido circular.
Junto a la entrada había una caseta con una vitrina en la que tenían expuesta una serpiente tortuga y figuras de caballos sagrados.



Encontré un puesto donde vendían patatas dulces por 500¥ donde pude comprarme un botecito. Solo hacían eso y parecían totalmente sin gluten, no le añadían salsas ni nada raro. Seguí caminando hasta llegar a otro de patatas enrolladas, donde me quedé mirando el proceso, porque no me quedaba claro si llevaban cobertura de algo o eran solo patatas. En ese momento pasó la serpiente tortuga, parándose justo donde estaba, y se puso a dar vueltas descontroladas. Por un momento pensé que se caería encima de alguno de los puestos de comida.


La gente comía caminando tranquilamente, aunque también había alguno que se paraba a comer detrás de los puestos. 
Buscando dónde tirar el vaso, vi un chico paseando con una bolsa de basura, ofreciendo recoger los envases de las comidas.

Llegué donde tenían el caballo negro sagrado atado, bebiendo agua. En ese momento había un señor mayor ahí, debía ser de los pocos occidentales, o el el único occidental que estaba en el festival, y al ver mi cámara me preguntó cual era. Estaba pensando comprarse alguna ligera para los viajes y quería información. Soy poco de entablar conversaciones con desconocidos y menos en inglés, pero parecía que el buen hombre tenía ganas de charlar, así que en cuanto pude me escabullí y continué mirando los puestos.



Al terminar de dar la vuelta, llegué a la caseta donde vendían los goshuin. Me costó 500¥.
Además compré un amuleto de protección y buena fortuna, negro y rojo, de la tortuga serpiente por 700¥, para llevarlo como regalo.


Junto al santuario había una explanada de un colegio, donde tenían expuestas las cosas del festival. En ese momento estaban hablando con varias personas sobre la serpiente tortuga y estaban expuestos todos los kasabokos, colocados en fila. Pude hacerles fotos tranquilamente.



Eran ya las 12 cuando decidí regresar a la estación, para llegar a Kumamoto antes de que cerrasen las dos cosillas que quería ver. No hay mucha frecuencia de trenes, por lo que quería llegar al que pasaba a las 12:35.
Caminé a paso ligero, ya que era un trayecto largo, pero al principio me fue un poco difícil por la de gente que había. Me crucé con los últimos que iban llegando desde la estación, los caballos sagrados y la gente con banderolas que vestían los happis del festival.



Regresé prácticamente sola, porque la mayoría iba a pasar el día en la zona del festival. Por la tarde hacían las representaciones en el río, que son las más populares.
Es una zona muy rural, pero al ser una carretera de doble carril, estaba bastante transitada, aunque tenía semáforos y gente regulando el tráfico. Al cruzar, vi un pequeño santuario, al otro lado de la carretera, en una hondonada, que más bien parecía una casa con un tori delante.


Aproveché para comprarme un onigiri en el 7 eleven que había camino a la estación, por 138¥. Dentro de la tienda hacía un calor horrible, porque tenía todo el frontal de la tienda de cristal y le daba el sol de lleno. El onigiri de hecho estaba un poco caliente.
Pagué con monedas, echándolas a la máquina que tienen en caja. Cuando tienen estas máquinas es ideal deshacerte de toda la chatarrilla que vas acumulando.
Me resultó un poco confuso el precio, ya que con impuestos era de 138,24¥, cuando no hay monedas de menos de 1 yen. Decidí poner 139¥ y la maquina me devolvió el yen de más que le puse.

Llegué a la estación a las 12:25, con un poco de margen para recargar la pasmo, por si acaso el trayecto costaba más de lo previsto. La cargué con 2000¥ 
Detrás de la estación se veían chimeneas de fábricas, a rayas rojas y blancas, con torres de tubos de todos los tamaños. No deja de sorprenderme lo cerca que ponen las fábricas de las poblaciones.
Entré pasando la pasmo y me senté en el tren que ya esperaba en la vía. Estaba prácticamente sola.
Era un tren local de la línea Kagoshima Main Line JR Kyushu, tipo metro, con los asientos dando la espalda a las ventanas, que me dejó en Kumamoto a las 13:15 y me costó 760¥.


Salí de la estación directa a la parada por donde pasaban los tranvías, justo en frente. Había cola para subirse al tranvía A, que me llevaría hasta el castillo.
Había leído que este año ya no funcionarían las tarjetas IC en los transportes de Kumamoto, que había que pagar con tarjeta, pero en el tranvía seguía funcionando el pago por tarjeta IC o efectivo.
Había carteles de una tarifa plana de 360¥ al día, si pagabas con la misma tarjeta, pero era solo hasta el 31 de diciembre. En la web actualmente pone que hay pases diarios, por 500¥. Como sólo haría dos viajes, no me preocupé mucho por esto y pagué con la pasmo.


El tranvía es pequeñito y estaba a reventar de gente, así que me tocó ir de pie. Parecía bastante antiguo. El conductor accionaba una manivela giratoria cada vez que aceleraba o frenaba. Los anuncios de las paradas se hacían por megafonía en japonés e inglés.
Fueron unos 20 minutos de trayecto, llegando a las 13:45 a la parada del castillo. Me costó 180¥, que pagué con la pasmo al salir por la puerta de delante.

El tranvía te deja un poco alejado de la entrada al castillo, por lo que anduve por el paseo al lado del río hasta llegar al puente para cruzarlo hacia la entrada.

Eran casi las 2 de la tarde y como veía complicado comer una vez dentro, me senté en uno de los bancos con vistas a los terrenos del castillo, aunque desde ahí no se veía el castillo, a comer el onigiri de salmón.


Antes de cruzar el puente, hay una estatua de Kato Kiyomasa, el constructor del castillo de Kumamoto, donde en ese momento había un gato vestido de samurai al que le estaban haciendo fotos. Apenas me dio tiempo a hacerle una foto antes de que lo cogieran para irse.


Cerca de la entrada había un cartel con el mapa del castillo y una señal del lugar donde se podían dejar las maletas, ya que no se permite el acceso con ellas.
Me puse a hacer cola en la entrada. No había mucha gente pero tardamos en entrar unos 5 minutos. Había carteles explicando las obras que se estaban haciendo tras el terremoto de 2016. Estaba en varios idiomas, por lo que pude ir leyéndolos mientras esperaba.

La entrada costaba 800¥ que pagué en efectivo y nada más pasar las taquillas estaban los baños, unas escaleras y un ascensor. Para acceder hay que subir a una pasarela, que intuyo construyeron tras el terremoto, para que se puedan seguir reparando los terrenos de acceso al castillo.



Subí en el ascensor, prácticamente sola y camine por la pasarela haciendo fotos al castillo. El día estaba nublado, pero se veía algo de cielo azul.
Al final de la pasarela, había otras escaleras de subida y un ascensor. En este ascensor había cola y tuve que esperar turno.

El acceso a la explanada del castillo es atravesando un pasadizo subterráneo de piedra, llamado Kuragari-Tsuro o "Pasaje Oscuro". Es la entrada oficial y una de las características defensivas del castillo.



Llegué a la explanada frente al castillo, a las 14:30. Había bastante gente y un espectáculo, justo a los pies, estaba a punto de empezar. Me acerqué a cotillear y era una especie de espectáculo de baile con espadas. Antes de comenzar, hicieron hincapié en que que no se parasen a verles desde la pasarela de acceso a la entrada del castillo. No me quedé a ver el espectáculo, porque estaban tardando mucho en empezar y me dirigí a la entrada, donde ya había gente parada en la pasarela haciendoles fotos.



Nada más entrar, solo había unos paneles de texto en las paredes, todo en japonés, salvo los títulos, que sí estaban en inglés.
Lo siguiente era una maqueta enorme del castillo. Se exponían partes de las decoraciones, como las carpas que adornan los tejados, armaduras samurai y armas, acompañados de paneles explicativos, todos en japonés.


Algunas cosas no necesitaban de explicaciones, como las fotos del castillo en varias épocas, pero la mayoría era decepcionante que no estuviera en otros idiomas.
Más tarde me enteré de que para ver las explicaciones en otros idiomas tienes que utilizar una app.
En la planta superior había un mirador que estaba atiborrado de gente, y desde donde se podía ver la ciudad, las montañas al fondo, y todas las obras de restauración que estaban haciendo en los terrenos del castillo.

Cuando bajé, sobre las 15:00, ya se había acabado el espectáculo y estaba la zona más vacía de gente. Había salido el sol y la temperatura era bastante agradable.
Había un árbol Gingko enorme frente al castillo, que en ese momento ya debería estar amarillo pero seguía verde.
También hay algunos puntos donde hacerte fotos, como una figura en 3D donde poner la cabeza.


Pasé por la tienda de recuerdos por si veía alguna cosa chula, pero nada me llamó la atención. Tenían algo de One piece con el castillo y poco más remarcable.
Caminé hacia la parte posterior del castillo, donde estaban haciendo obras de la torreta Uto, que había sido destruida en el terremoto. Unos carteles explicativos con fotos, mostraban el antes y el después y una lona enorme cubría la zona que estaban restaurando, con una foto de cómo era antes del terremoto.


Salí por el otro lado del castillo, pasando por el Katō Shrine y caminando por un camino desde el que se veían las murallas de piedra derruidas y un montón de ellas organizadas en el foso, para ser recolocadas.
Por este lado del castillo, se veían los andamios del muro este del castillo, que no se apreciaban desde dentro.

Tras bajar una cuesta con bastante pendiente, ya dirección a Kumamon square, aún en la zona del castillo, llegué a Kumamoto Castle Inari Shrine. No quise entretenerme mucho, ya que quería llegar a la función de Kumamon antes de la hora para ver con calma la tienda, así que solo me acerqué a verlo desde la entrada.


Llegué a Kumamon square a las 15:45, siguiendo las indicaciones del Google Maps.
Nada más entrar al edificio por donde me indicaba, vi una figura de Kumamon que señalaba la entrada.
Cuando entré ya estaba formado el círculo de bancos alrededor de una especie de escenario, así que me coloqué en el espacio más central que aún quedaba libre.
En los asientos ponía que era solo para niños, pero no había ni uno, éramos todos adultos y apenas quedaban 2 espacios libres en primera fila. El espectáculo empezaba a las 16:30. Quedaba más de media hora que se me hizo eterna, por el dolor de piernas de estar de pie sin poder moverme.


Los padres con niños apenas empezaron a llegar poco antes y como estaba todo muy lleno, no podían colocarse junto a los niños y les dejaron sentarse a un padre con un niño encima del regazo.
Ya no cabía nadie allí, detrás de mí tenía poca gente porque estaba justo en la parte de la cinta de separación, junto a un mostrador, pero al lado había varias filas de personas, ocupando todo el espacio.
Como estaba delante del todo y los niños que tenía delante no me quitaban la visión, puse la gopro en el bolso por si se grababa algo y tenerlo de recuerdo.



A las 16:30 llegó Kumamon, saludando a todos con sus manitas de trapo. Una chica hablaba en su nombre, presentando lo que hacía e interactuando con el público.
Parte del espectáculo era preguntar a la gente por sus países de origen. Eran todos países asiáticos, a los que Kumamon respondía haciendo mímica sobre algo típico del país. Con China hizo como si fuera un panda, dando volteretas, en otros países adoptó la forma de algún plato típico. Era todo muy gracioso y la gente se reía a carcajadas.
Cuando parecía que ya habían cubierto todos los países asiáticos, la chica preguntó si había algún otro país, al mirarme fijamente le digo "Spain", a lo que la gente respondió con sorpresa y risas al ver como Kumamon se vino a abrazarme. Pasé un poco de vergüenza, porque todos me estaban mirando, la única occidental en la sala, pero fue todo muy gracioso. Se puso a bailar flamenco antes de que la chica que narra lo dijera y luego se puso a torear con el taparrabos que llevaba puesto de sumo.


Más tarde se puso a bailar una canción de Kumamon, hizo poses para fotos, girando para que le pudieran hacer fotos desde todos los ángulos.
Cuando se despedía, al pasar por mi lado volvió a hacer gestos de toreo, mientras se despedía con la patita.

Eran las 17:00 cuando terminó y rápidamente recogieron las cintas que separaban la zona del espectáculo y recolocaron los stands donde tenían los objetos en venta.
Vi un mapa con puntos de la gente que había ido y ya había uno en España. Me consta que hay más españoles que han ido a ver este espectáculo, así que no me sorprendió.
Había un Kumamon de peluche más pequeño, donde te podías hacer fotos y varias carretillas y mostradores con recuerdos de Kumamon.

Llegué a coger el último llavero de Kumamon con el vestuario que llevaba ese día. Me compré además una bolsa plegable y una botella de agua. Pedí una bolsa para llevarlo todo por 30¥ que molaba mucho. En total me gasté 1980¥

Sobre las 17:20 salí hacia la parada más cercana del tranvía. Había bastante cola. 
Ya está anocheciendo y estaba bastante cansada del rato que había estado de pie sin moverme, me dolían mucho la espalda y las piernas, así que decidí regresar al apartamento.
Me subía al tranvía que llegó a las 17:28 y me dejó en la estación a las 17:49. Esta vez me coloqué al final del todo, porque estaba a tope de gente. Pagué 180¥ con la pasmo al salir.



Cuando me bajé en la estación había un mercado navideño en la entrada, con puestos de comida y mucha gente. Fui directa al tren, que salía en pocos minutos y no quería tener que esperar al siguiente.
A las 18:04 me subí a un Sakura 570, en el coche 1, sin reserva. Había avisos de retrasos en los shinkansen, pero el mío llegó sin problemas. En el chat de telegram estaban hablando de que estaban atascados en la zona de Osaka, porque no salían los trenes.
Por suerte había sitios de sobra. Me senté en el lado izquierdo, en ventanilla.
Aproveché para ir rehaciendo la ruta, porque tenía anotados parque específicos para ver el cambio de color de las hojas, pero ni los ginkgos estaban aún amarillos, asi que decidi no madrugar y descansar un poco, que veía que lo iba a necesitar.
Llegué en unos 40 minutos a Hakata y de ahí me fui directa al apartamento, al que llegué casi a las 19:00.

Cuando fui a prepararme la comida, vi que la nevera me ha congelado todo. No recordé mirar la temperatura  cuando llegué y estaba a tope.
Tenía pensado cocinar el pollo pero estaba totalmente congelado, lo saqué para que se descongelara y puse a cocer huevos. Mientras, me hice una sopa con los fideos del mercadona, que se hacen en 2 minutos.  Por desgracia parece que los han cambiado y no se estaban poniendo blandos solo con el agua hervida, así que tuve que ponerlos en el micro como media hora para que se terminaran de hacer.
Este es uno de mis imprescindibles de viaje, los fideos de arroz del Mercadona, porque se pueden hacer con el hervidor de agua que hay en la mayoría de los hoteles. Le pones cubitos de verdura o pollo, (porque los de jamón ya no los fabrican) y tienes un primer plato súper rápido.


A las 20:00 ya estaba cenando fideos con huevo y la piña que me quedaba, Mientras ponía a hervir la pasta para el dia siguiente y así iba adelantando comidas.

Tenía muchísimo picor en las piernas y me las veía hinchadas. Nunca me había pasado y me resultó extraño, hasta me estaban saliendo como rojeces detrás de las rodillas. Me puse un poco de crema a ver si se aliviaba, pero hasta me veía como un hoyo en la parte del tobillo. Quizá era algo relacionado con la retencion de liquidos, pero nunca antes me había pasado y no tenía ni idea de lo que podía ser. No me pareció muy grave, así que no contacté con el seguro médico, esperaba que se me pasara descansando.

Terminé de planificar el día siguiente, recogí la cocina y guardé lo que había hecho en la nevera, ya con su temperatura adecuada y antes de las 12 de la noche me fui a dormir, totalmente agotada.

Compras del día




7 eleven 
  • Onigiri de salmón 138¥
Yatsushiro
  • Omamori 700¥

Kumamon square
  • Botella agua 500 ml 130¥
  • Bolsa ecologica 1000¥
  • Llavero acrílico kumamon sumo 820¥
  • Bolsa grande 30¥

Total 1980¥

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