domingo, 28 de enero de 2024

Japón 2023 - Diario de viaje - Día 9 - Kamakura y Enoshima

 


Jueves 2 de marzo de 2023

Me puse el despertador no muy temprano, pero aún así me desperté antes y me puse en marcha. Había dormido del tirón y me sentía descansada.
Me duché y desayuné y a las 9:10 ya estaba caminando hacia la estación de Ueno.
A las 9:25 estaba en el andén de la Ueno-Tokyo line, dirección Odawara, esperando un tren local, que me llevaría hasta Yokohama.
En el mismo andén vi que tienen unas máquinas para reservar asientos de los trenes JR. Hasta ese momento no me había fijado de que también había máquinas en algunos andenes.
A las 9:38 me subí a un tren que parecía más un metro que un tren, con los asientos colocados a los lados. Era bastante viejito, sin pantalla de publicidad ni indicación de paradas, solo una línea indicando la dirección y un mapa de paradas en papel justo debajo.
A las 10:09 llegué a Yokohama y me dirigí al andén 9, de la Yokosuka line, que me llevaría hasta Kita Kamakura.
El tren llegó a las 10:16 y a las 10:38 ya estaba en mi destino.
Este tren era más moderno y tenía pantallas indicando las siguientes paradas con numeración y traducción en inglés. Los asientos también eran tipo metro.
Salí de la estación enseñando el pase de JR y caminé tranquilamente hacia mi primera visita, el templo Meigetsu-in, dedicado a los conejos. 
2023 es el año del conejo y yo soy de ese mismo año. Además tiene ciruelos, así que quería visitarlo en esta ocasión, aunque este templo en concreto es más visitado en la época de hortensias, por junio.

 

Había algunos árboles en flor en el camino. En cuando me desvié del sendero principal, paralelo a las vías del tren, me quedé prácticamente sola. 
Llegué al templo a las 10:55. En la entrada había un cartel con algunas indicaciones, como la obligación de llevar mascarilla y cosas prohibidas y justo al lado un árbol con unas flores rosas que parecían pompones en miniatura.
Pagué 500¥ la entrada, con efectivo, y accedí al templo.
En ese momento había poca gente y se escuchaban los sonidos de los pajaritos y las hojas al mecerse con el viento.


Había algunos rincones súper bonitos, como una pérgola con asientos de madera y un cerezo al lado. Un pequeño caminito con bambú, un riachuelo por el que cruzaban varios puentes y estatuillas de conejos de varios tamaños colocados aquí y allá.
El salón principal tiene una ventana circular con vistas a un jardín trasero, que por desgracia no es accesible salvo en épocas específicas, como en otoño o en temporada de hortensias.
Solo se podía ver desde fuera y aunque la vista tras la ventana era de un paisaje invernal, te puedes imaginar lo bonito que debe ser en otoño, con el arce totalmente rojo.

 

Pasado el salón, llegué a un sitio con unas jaulas enormes y un espacio donde hacerse fotos.
Cuando estaba haciendo fotos de unas estatuillas que había de conejos, vi que dentro había conejos reales. Hasta ese momento no me había dado cuenta, porque estaban totalmente inmóviles. 


Lo único que se escuchaba eran un montón de pajaritos, haciendo un escándalo tremendo. Intenté ver porqué montaban tanto escándalo, pero estaban todos dentro de un arbusto muy frondoso y no conseguí ver más que alguno suelto. El ruido era como si hubiese cientos ahí dentro.
Pasé por un camino rodeado de bambú, súper tranquilo y solitario.

 

Cuando me dirigía a la salida, pasé por una casetita donde ponía que se podían dejar los cochecitos de los niños. En ese momento estaba completamente vacío. No había apenas nadie en el recinto.
Decidí salir tras dar una vueltecita por el recinto y empezar a perturbar el ambiente el sonido de una cortadora, podadora o a saber qué instrumento, extremadamente ruidoso.

Sobre las 11:45 salí del templo y caminé de nuevo hacia la estación de tren.
En el momento que llegué a las vías, empezó a sonar la alarma de cierre de la barrera. Como había un cerezo florecido, esperé que pasara el tren para grabarlo pasando. Tardó más de lo que esperaba y venía del lado contrario al que pensé que vendría.
Era el que tenía que coger para continuar mi ruta, aunque aún estaba un poco alejada de la estación.

Por el camino vi algún otro ciruelo florecido. Todo se veía espectacular en los jardines de las casas tradicionales de esta zona. Se notaba que había más gente, pero seguía siendo bastante tranquilo el ambiente.
A las 12:00 ya estaba en el andén y no tuve que esperar ni un minuto al tren que me dejó en la estación de kamakura a las 12:04.
Al siguiente templo se podía ir andando, pero con mis achaques, tenía que intentar utilizar transporte público siempre que fuera posible. Con ayuda de Google llegué a la parada del bus 36, que ya estaba allí. Subí por la puerta trasera pasando la pasmo y me senté, ya que el trayecto era de unos 10 minutos y aún quedaba un rato para que saliera.

El bus me llevó por la avenida de cerezos que lleva hasta el Tsurugaoka Hachiman-gū, que visité en mi primer viaje, con el gran tori en la entrada.
Una señora que estaba sentada a mi lado, debió mirar mi móvil y me preguntó si iba a Hokokuji y me explicó medio por señas, cómo llegar desde la parada del bus. Le agradecí aunque realmente no era necesario, estaba mirando en ese momento google maps, pero supongo que le apetecía hablar un ratillo.

Llegué a la parada más cercana a Hokokuji a las 12:27 y conmigo se bajaron unas cuantas personas, por lo que realmente no tiene pérdida. Todos íbamos al mismo sitio. Me costó 199¥ el trayecto.
Con la edad y los achaques, te das cuenta que por menos de 2€ te ahorras más de media hora de caminata innecesaria.
El Hokokuji es un templo en el que hay un bosque de bambú, hasta ahora poco concurrido. Supongo se ha corrido un poco la voz de lo bonito que es, y ya no está tan solitario.
En menos de 3 minutos estábamos en la entrada del templo, tras una pequeña cuesta arriba.
Hasta llegar a la entrada del bosque de bambú, es de acceso gratuito y es bastante bonito, con un jardín japonés lleno de musgo, zonas de arena, lámparas de piedra y vegetación de todo tipo.


La entrada al bosque de bambú, en la parte trasera del edificio principal del templo, me costó 400¥.
Al entrar te encuentras el caminito con unas pequeñas escaleras, que atraviesa el bosque de bambú, pero me dirigí a la derecha, donde estaban 2 chicas con kimono admirando el jardín zen.
Justo detrás del edificio principal, el jardín seco se veía iluminado por el sol, con algunos árboles en flor y un estanque con pequeñas cascadas.


Es un espacio bastante pequeño, por lo que no quise entretenerme mucho, aprovechando que ahora había poca gente.
Caminé por el lado del bosque de bambú y lo atravesé hasta llegar a una casa de té.
En este momento estaba lleno de gente, que estaba sentada, con vistas al bosque, tomando un té, charlando o mirando sus móviles. La entrada junto con el té, costaba 900¥.

Estuve un rato haciendo fotos y vídeos y esperando que se despejara un poco el camino del bosque de bambú, que en ese momento estaba lleno de gente.
Había algunas parejas haciéndose fotos. Sobre todo parejas de chicas acompañadas por lo que parecía ser un tirador de rickshaw.
Como era complicado encontrar un periodo largo de tiempo en el que no hubiese nadie pasando, ni me planteé hacerme una foto y me limité a hacerle fotos a la gente que pasaba.


Caminé atravesando el bosque, hacia la salida, donde pude hacer alguna foto sin gente en el camino.
El sol se colaba entre las hojas, que se movían por el viento, y el sonido del bambú chocando entre sí, te dejaba como en estado de trance. 


Eran las 13:15 cuando salí del templo y fui directa a la parada del bus, para regresar a la estación.
Pasó a las 13:20 y llegué a la estación de Kamakura 8 minutos después. De nuevo me costó 199¥ con la pasmo.
Para ir a la vía desde donde sale el tren Enoden hasta Enoshima, tuve que pasar por dos tornos, pasando la pasmo. Me daba cosa que me cobrase algo, pero no cobran nada,. En el registro en la pasmo aparece como 0¥.
El tren ya estaba en el andén cuando llegué y tuve que correr un poco para no perderlo, tras pararme a hacerle una storie desde el inicio de la vía.
Estaba súper lleno, así que ni me pude acercar a las ventanas. Salió a las 13:35.
Mi intención era ir directa a Enoshima, ya que lo más importante de la zona lo vi en mi primer viaje a Japón, pero dentro del tren vi un cartel del festival de ciruelo en el templo Hase-dera y decidí bajarme para verlo de nuevo. Recordaba que en primavera no vimos muchas flores en este templo y me temía que este era el motivo.
Me bajé en la estación de Hase a las 13:40, esperé a que el tren se fuese y abrieran la barrera, ya que tenía que cruzar la vía para ir al templo, y pasé la pasmo por la salida. Me costó 200¥.
El trayecto hasta Enoshima era de 260¥ desde Kamakura, pero también tiene ese coste desde Hase, así que al final pagué más por el trayecto que tenía previsto inicialmente.
De la estación al templo hay solo unos 5 minutos andando.

Por el camino pasé por la puerta del templo Shugenji, que tenía flores de cerezo y unos árboles con flores de un rojo intenso. Hice algún vídeo desde fuera, pero no quise entretenerme mucho para que tampoco se me hiciera muy tarde.


Cuando llegué a la entrada de Hase-dera, me quedé unos minutos haciendo fotos desde fuera, porque la entrada estaba preciosa, con los colores de las flores que se veían en rosas pálidos.
Pagué 400¥ por la entrada a Hase-dera, en la máquina, y nada más entrar me encontré con varios árboles en flor. Los cerezos aún tenían bastantes flores, pero los ciruelos ya estaban perdiendo muchas y sus pétalos flotaban en los estanques. La mayoría eran de un rosa pálido, pero también había una variedad fucsia casi rojo.

 

Como ya lo había visto anteriormente, di una vuelta haciendo fotos y vídeos de las zonas con flores y las chicas con sus kimonos. Subí las escaleras hasta el templo, y cuando llegué a la zona de mesas y bancos, me paré a comer el onigiri que llevaba. Eran las 14:20 y ya tenía hambre. Además parecía que iba a ponerse a llover en breve, por lo que no quise esperar más.
Desde esta zona del templo hay unas vistas geniales del mar y del pueblo. 


Como está lleno de mesas para comer, hay un puesto de comida y varias máquinas, junto a un cartel de aviso de peligro por los pájaros. En ese momento no había apenas nadie, por lo que tampoco vi pájaros. Supongo que también afectaba que estaban trabajando con una máquina muy ruidosa, tipo motosierra.

 

Pasé por el edificio donde tienen los sutras en varios rodillos en las paredes, que estaba cerrado por el corona y seguí el camino hacia un lugar donde hay montones de estatuas, pero estaba cerrado el acceso. Solo era de salida y para llegar había que subir un montón de escaleras por otro lado. Ya había forzado demasiado las rodillas, así que decidí bajar.
Eran las 14:45 cuando salí del templo y a las 14:54 ya estaba en el Enoden camino a Enoshima.
Para poder grabar el recorrido y el paisaje, me quedé de pie en el primer vagón, junto a la ventana del conductor.
Me encanta ver el paisaje desde aquí y ver las diferentes rutinas de los maquinistas.


Este trayecto me parece precioso. El tren pasando entre las calles, junto al mar, por túneles, curvas cerradas... Hasta hay un tramo donde se tiene que parar para dar paso al que viene en sentido contrario, ya que solo hay una vía.
Es genial ir viendo los gestos que hace el conductor, con sus impolutos guantes blancos y ver la gente que hay en el recorrido, apostados en ciertos puntos para hacer una foto del tren pasando.
El mar estaba bastante picado y el tráfico estaba fatal, con retenciones en varios tramos.
A las 15:10 llegué a Enoshima y pagué al salir 260¥ con la pasmo.


En la salida de la estación me quedé un rato mirando unas figuras de pajaritos sobre una barra metálica, a los que visten según la estación del año. Parecen ser bastante conocidos, los llaman Enopico.
Desde luego, la foto de la entrada de la estación desde estos pajarito, es cuanto menos, curiosa.
En ese momento había una pareja de mexicanos intentando hacerse una foto. Como les vi batallar con el encuadre me ofrecí a hacérsela. Curioso que la mayoría de turistas que veía de habla hispana eran mexicanos.


Tenía planificado subir a un bus que cruza el puente hasta la isla de Enoshima, aunque el tiempo de trayecto era casi el mismo en bus que caminando. Todo el mundo parecía ir caminando, así que decidí andar también, ya que nunca había visto esta zona.
Justo antes de cruzar el puente vi una oficina de información turística y me acerqué para ver si me podían dar un mapa o algo más de información.
En estos tiempos, tras el covid, en pocos sitios dan mapas o información en papel, pero es algo que a mi me gusta tener de recuerdo y que intento conseguir siempre que hay opción.
Entré a la oficina a las 15:20 y  pedí un mapa. Cuando ya me iba, la chica me preguntó de dónde era y puso cara de sorpresa y me dió un regalito, una especie de bolsita amuleto, que agradecí efusivamente.
La oficina estaba vacía, por lo que si pasáis cerca, no dejéis de entrar a pedir información.

Para llegar al puente hay que bajar primero por un pequeño túnel peatonal, que cruza la carretera. 
Justo antes de entrar hay un cartel avisando de peligro con los pájaros, en el que indica que comas con algo que te cubra, o pegando la espalda a una pared que sea más alta que tu. 
Recuerdo haber visto varios vídeos de gente a la que le atacan halcones, por no hacer caso a estos avisos.


Cruzar el puente fueron unos 10 minutos a paso ligero. Hacía mucho viento y frío, por lo que la gente se paraba poco. Los halcones sobrevolaban el puente.
En un día despejado se ve el Fuji desde aquí, pero en ese momento había muchas nubes.
Pasado el primer tori de entrada a la isla, casi todo eran comercios de recuerdos, artesanías y comida.
En algunos había cola, como en uno que vendían una plancha de pulpito. Era como una oblea gigante de pulpo.


A las 15:45 ya estaba al pie de las escaleras, junto al gran tori rojo. Mucha gente subía por las escaleras principales, pero yo me dirigí hacia la izquierda, donde señalaba que estaban las escaleras mecánicas.
Por este lateral también hay escaleras, por las que en ese momento bajaban montones de adolescentes.

En las taquillas hay una persona atendiendo, pero también hay una máquina dónde puedes elegir el idioma, así que lo hice directamente desde ahí. Hay varias opciones, un solo tramo de escaleras, todos y otras opciones con entrada a la torre mirador y de visita nocturna. Compré todos los tramos de escaleras por 360¥. Solo son de subida, pero era mejor que nada.


Pasé con mi entrada y otra chica me indicó hacia dónde tenía que ir. Una escalera mecánica de subida en un túnel oscuro en el que las paredes proyectaban imágenes azules de lo que parecían medusas.
No entendí muy bien porqué solo tienen escaleras de subida, teniendo espacio para los dos sentidos.
Tras este primer tramo, llegas a un santuario donde hay justo delante un anillo de hierba cogon, por el que debes pasar en un sentido concreto y un número determinado de veces. Por lo que he leído es como ritual de purificación, pero que también quita la mala suerte que puedas estar teniendo.
Me quedé observando a una pareja que dudaba de cómo hacerlo y el hombre al final se hizo un lío y no lo hizo bien. ¿No hacerlo bien dará mala suerte? No tengo ni idea, pero como donde fueres haz lo que vieres, también pasé por el aro siguiendo las indicaciones.


Había un montón de cajitas de omikuji, con imágenes de todo tipo. Estos son unos papelitos en los que viene escrita tu fortuna y que suelen costar sobre los 100¥.
Siguiendo el camino que hay por detrás de las escaleras de subida, se encuentra un árbol con un tronco dividido en dos de un ginkgo, que ahora está talado. Desde aquí hay unas vistas muy chulas que no os podéis perder. Incluso hay unos prismáticos de columna que podéis utilizar.

 

Desde aquí hay que bajar unas escaleras y girar a la derecha, para continuar subiendo la isla.
Antes de las escaleras hay otra caseta para acceder a las escaleras mecánicas. Mostré de nuevo mi entrada y subí el siguiente tramo.
Eran ya las 16:00 cuando llegué a otro pequeño santuario. Estaban todos los puestos cerrados y la mayoría de la gente estaba bajando. 


Vi una puerta de acceso a la parte trasera del edificio principal, pero no había indicaciones de si se podía entrar o no. Otra chica a mi lado también se asomó y decidió no entrar, así que seguí sus pasos y continué mi camino de subida. 
La siguiente escalera estaba muy cerca y ya era la última. Llegué arriba pasadas las 16:15.
En la cima no había ningún santuario, era todo construcción moderna, de adoquines, que te llevan hasta el acceso a la torre.
Pasada la torre, a mano izquierda, hay una zona con restaurantes y una plataforma de madera para admirar las vistas, con prismáticos de columna. Las vistas no eran muy bonitas por lo que lo rodea, que eran tejados metálicos de las terrazas de los restaurantes.
Al lado hay un jardín en el que había varios kawazu sakura que ya estaban perdiendo la flor y de los que caían pétalos con el viento.


Parecía que el camino para atravesar la isla aún continuaba bastante. Empecé a bajar escaleras sobre las 16:25. Eran tramos de escalera cortos, así que decidí seguir un poco más.
El camino está flanqueado por casitas bajas, todos restaurantes y tiendas, muchos de ellos cerrados, incluso algunos comercios parecían abandonados.
Llegué a un punto en el que solo había naturaleza a ambos lados, por la izquierda se veían las rocas del acantilado y tras esto, escaleras de subida. 
De nuevo vi un cartel enorme avisando sobre los halcones, que observaban a la gente que pasaba, desde los postes de la luz, a lo largo del camino.


Empecé a preocuparme, eran demasiadas escaleras para hacerlas de nuevo al regreso, más las que había subido antes en las mecánicas.
Quería llegar al menos al santuario del dragón, al que llegué a las 16:40, tras subir unas cuantas escaleras más. La estatua de este dragón, sobre la entrada de una cueva es realmente impresionante y al menos había merecido la pena llegar hasta aquí.


Antes de llegar a este santuario, hay unos contenedores de basura, que están protegidos por rejas para que los halcones no puedan acceder. Aproveché para tirar toda la basura acumulada del día.
Supongo que por las horas que eran, tuve la suerte de que estuviera todo muy tranquilo. 


Sobre las 16:50, tras bajar unas cuantas (muchas) escaleras más, llegué por fin al final de la isla, desde donde había unas vistas increíbles al mar, con el fondo de las montañas. Lástima que estaba nublado, porque se veía un poco del monte Fuji desde ahí.


Había más escaleras de bajada, pero ya no me veía con la capacidad de bajar y subir más de regreso. Eran muy empinadas en este punto y ya tenía las rodillas gritando de dolor.
Estas escaleras son las que te llevan al nivel del mar y al camino de entrada a la cueva. Quería haber entrado, pero entre que ya no podía más y que no estaba segura de que estuviese abierto (cierra pronto), decidí no continuar.

En el camino de regreso no me entretuve mucho, porque estaba empezando a oscurecer.
Llegué al puente a las 17:15, admirando las vistas del atardecer y los rayos de sol que se colaban entre las nubes.
Las fotos no hacen justicia a las vistas que hay desde este lugar.


Para regresar a Tokio quería probar otro medio de transporte, el shonan monorail. 
Caminé hasta la estación, justo pasada la estación de tren Enoden y entré justa de tiempo para coger el siguiente monorail.
Había que subir hasta la 5ª planta y ya no podía subir más escaleras, así que me subí en las escaleras mecánicas y me dejé llevar. Lo pillé por los pelos. Pude sentarme, porque iba medio vacío, pero no iba a poder ver las vistas ni el monorail en sí por fuera, porque ya había oscurecido.
Es un monorail que va suspendido y habría estado chulo poder verlo al tomar las curvas, pero es lo malo de esta época del año, que anochece súper pronto.


Salí de Enoshima a las 17:34 y llegué a Ofuna a las 17:49. Un trayecto cortito, que me costó 320¥ pagando con la pasmo.
Desde ofuna me subí a un tren JR de la Tokyo line, a las 17:55 que me dejó en Ueno a las 18:46. Este tramo estaba cubierto por el JRP, pero no es un trayecto caro, ya que no llega a los 1000¥.

En el camino, aproveché para hacer la reserva del hotel de Kioto, para el día siguiente. El que tenía guardado ahora me aparecía en Booking 5€ más caro. Menudos listos. Aún así era bastante barato, así que hice la reserva y aboné con mi cuenta de paypal, que daba la opción.
Al llegar a Ueno me paré en las máquinas de reserva de billetes y reservé un asiento en el shinkansen de las 8:33. No quedaba ni un solo asiento de ventanilla, en el lado que se ve el Fuji, así que hice la reserva en pasillo y ya miraría si quedaba algo libre en los sin reserva.

De camino al hotel pasé por el súper Maruetsu, para comprar algunas cosillas que me faltaban, ya que seguramente llegaría tarde de Kioto, sin ganas de hacer más gestiones.
Aproveché para comprar un zumo para el desayuno y un paquetito de fruta cortada que estaba en oferta. Las ofertas en la fruta nunca se deben dejar pasar. Te dan la opción de salir de los plátanos, que son lo más barato.
Llegué al hotel a las 19:30 y no tardé nada en ponerme a cenar lo que ya tenía preparado, la pasta con cerdo y verduras, para poder acostarme temprano.
A las 23:00 ya estaba en la cama, con todo listo para el día siguiente.

Compras del día


Supermercado Maruetsu
  • Fruta cortada (mandarina y piña) 198¥ (-30% descuento (60¥))
  • 4 plátanos 178¥
  • 3 pechugas 312¥
  • Cebolla larga 79¥
  • Setas bunshimeji 79¥
  • Zumo kagome de melocotón 99¥
  • Zanahorias 158¥ (estaban en una sección de ofertas porque estaban rotas)
  • Bolsa 5¥
1048 (8% 83¥) total 1131¥

lunes, 18 de diciembre de 2023

Japón 2023 - Diario de viaje - Día 8 - Geishas y compras sin gluten

Miércoles 1 de marzo de 2023

Me desperté a la 6:30 con ganas de ir al baño y ya no pude volver a dormirme. 
Aún tenía sueño pero no estaba cómoda por tener la nariz congestionada, así que me levanté sintiendo que perdía el tiempo sin poder dormirme, sobre las 8 de la mañana.
Me duché y a las 9:15 ya estaba desayunando cereales con fresas y arándanos. No tenía prisa, así que hice todo a mi ritmo.
Pensaba hacer la colada, mientras limpiaban la habitación, pero como no sabía lo que tardarían, decidí ir primero a hacer las compras. 
Como las pastelerías sin gluten estaban siempre cerradas a la hora que llegaba al hotel, quería aprovechar para comprar algunas cosas para los próximos días.

lunes, 4 de diciembre de 2023

Japón 2023 - Diario de viaje - Día 7 - Fujiyoshida

 

Martes 28 de febrero de 2023

Me levanté a las 5 de la mañana, para ir con calma y no olvidarme nada. Llevaba el desayuno y la comida ya en la mochila.
Lo primero que hice fue mirar el tiempo por si la situación había cambiado y parecía que este día estaría totalmente despejado.
Cuando salí a la calle, a las 5:50, aún era de noche. No había tráfico ni gente por la calle y la estación de Ueno estaba bastante vacía. En la calle había montones de bolsas de basura amontonadas en ciertos puntos.
Me subí a la línea Yamanote a las 6:06, para realizar un trayecto de 25 minutos hasta Shinjuku. El andén estaba completamente vacío y empezaba a amanecer.
Apenas había gente en el tren, olía a borracho y parecía que la poca gente que viajaba venía de fiesta. 

domingo, 5 de noviembre de 2023

Japón 2023 - Diario de viaje - Día 6 - Odawara y Matsuda


Lunes 27 de febrero de 2023

Me levanté a las 7 de la mañana directa a la ducha para salir sin perder ni un segundo.
Había dejado las cosas preparadas por la noche y llevaba desayuno en la mochila para no perder tiempo en el hotel, ya que iba a subirme a un shinkansen donde podría desayunar con calma.
Para desplazarme, utilizaba siempre el Google maps y seguía la instrucciones de vías y trenes.
No termino de apañarme con la app de Navitime, aunque haya gente que la prefiera para viajar por Japón.
La noche anterior a cada excursión, ponía la hora de salida para ver la ruta y antes de salir del hotel la actualizaba por si había alguna incidencia o cambio. Es lo bueno de Google maps, que indica absolutamente todo, hasta cuando hay retrasos o incidencias.

lunes, 31 de julio de 2023

Japón 2023 - Diario de viaje - Día 5 - Hina Matsuri, Rainbow bridge y Odaiba

 

Domingo 26 de febrero de 2023

Me desperté a las 7 de la mañana a pesar de haberme acostado pasadas las 12:30. No conseguí dormir todo lo que me quería, pero al menos estaba más descansada. 

Pensaba ir primero a la estación de Ueno para activar el JRP para el día siguiente, aprovechando que aún tenía pase de metro hasta las 11:30, tras ver un poco el plan de los días siguientes y comprobar si me hacía falta reservar algún tren.
Aún no sabía muy bien el orden de las excursiones, y con el navitime me hacía un poco de lío por los tramos que eran de JR y los que no.
Tenía buscados los trenes hasta Kawazu, para ver cerezos a la orilla del río, pero no los horarios, y al mirarlo me di cuenta que apenas había frecuencia de trenes y Google me ponía otra ruta que me hacía pagar más.
El primer tren Odoriko hasta Kawazu salía a las 9 y llegaba pasadas las 11. Tenía que ir hasta Ito y desde ahí en otro tren, que se paga a parte porque no es de JR.

domingo, 16 de julio de 2023

Japón 2023 - Diario de viaje - Día 4 - Hanegi, Nakai y Toyokawa Inari Betsuin

 

Sábado 25 de febrero de 2023

Me había acostado tarde y sobre la 1 aún había ruido de los vecinos y no podía dormirme, así que me levanté y busqué el reproductor de ruido marrón que llevé, por si era necesario, y al poco me quedé dormida. Me desperté justo cuando terminó la grabación, a las 8 horas.
Eran las 9:30, un poco tarde, pero como seguía fatal con el jet lag, no quería tener hora de despertarme y por fin pude dormir en condiciones.
Desayuné sobre las 10:20, cereales con fresas y arándanos.

Quería ir al festival de la ciruela de Setagaya, en el parque Hanegi, donde además había un espectáculo de tambores que empezaba a mediodía.

domingo, 9 de julio de 2023

Japón 2023 - Diario de viaje - Día 3 - Yoyogi y Harajuku


Viernes 24 de febrero de 2023

Me desperté con alguien gritando a todo pulmón en la calle. Pensaba que aún era de noche, pero ya eran las 6:30, por lo que no pude volver a dormir, a pesar de haberme acostado pasadas las 12.
Me levanté con unas agujetas tremendas y dolor de articulaciones, así que decidí tomarme un ibuprofeno para poder arrancar el día en condiciones medio normales. No soy de tomar nada a menos que me duela una barbaridad, por lo que no suelo llevar nada encima, pero de viaje llevo un poco de todo por si acaso. 

Lo primero que hice nada más levantarme fue comprobar el tiempo, ya que las excursiones y la activación del JRP dependían de eso. En teoría iba a estar lluvioso todo el viaje excepto del lunes al miércoles, pero cuando lo comprobé, los días de sol se habían adelantado y ahora serían del domingo al martes. Un pequeño inconveniente, ya que el domingo no es buen día de viajar, por ser cuando más gente hay de turismo por todas partes, y más en lugares con flores.
La importancia del sol en estos días era sobre todo porque iba a lugares con vistas al Fuji y no se vería en caso de estar nublado.