Sábado 16 de noviembre 2024
Me había puesto el despertador a las 9 para descansar bien, pero terminé despertándome a las 7 de la mañana y ya no conseguí volver a dormirme. Al menos había dormido 6 horas seguidas.Con los tapones no escuchaba ningún ruido, pero al quitármelos el sonido de los trenes y coches inundó la habitación. Se escuchaban súper alto, al igual que los aviones que pasaban por encima del edificio.
Estuve hablando con la familia hasta las 7:30 por WhatsApp y después desayuné algo ligero, un muffin de los que traía de casa y un zumo.
Como me movería con el Kansai mini pass, pensaba ir a algunos sitios en Kioto con acceso a tren JR.
Como me movería con el Kansai mini pass, pensaba ir a algunos sitios en Kioto con acceso a tren JR.
Había previsión de lluvia desde las 11 de la mañana, aunque más tarde cambió a las 13:00, e hice el itinerario teniendo eso en cuenta.
Caminé hasta Shin-Osaka para ir hasta Kioto. Pensaba subirme a un tren special rapid, pero iba llenísimo y decidí esperar al siguiente, que era un tren local. Era más lento, pero podría ir sentada.
Venían desde Namba ya llenos y me di cuenta de que habría sido mejor alojarse por esa zona de Osaka. Cuando reservé los alojamientos, como lo hice con poca antelación, ya no había nada económico por esa zona.
Caminé hasta Shin-Osaka para ir hasta Kioto. Pensaba subirme a un tren special rapid, pero iba llenísimo y decidí esperar al siguiente, que era un tren local. Era más lento, pero podría ir sentada.
Venían desde Namba ya llenos y me di cuenta de que habría sido mejor alojarse por esa zona de Osaka. Cuando reservé los alojamientos, como lo hice con poca antelación, ya no había nada económico por esa zona.
Me subí al tren a las 9:13 y llegué a Kioto a las 9:51.
El día estaba gris, pero se me hizo ameno el viaje mirando el paisaje por la ventanilla.
Hice trasbordo al tren que me dejaría en Arashiyama, donde llegué a la 10:13.
Nada más salir de la estación vi un puesto en el que vendían daifuku mochi de fresa y como había desayunado ligero, me compré uno por 390¥. Como siempre, estaba super rico, aunque en esta zona está bastante mas caro que en Tokio. Es de las pocas cosas que suelen ser sin gluten y que venden en casi todas partes de Japón.
Caminé por calles solitarias hasta el templo Giouji, por el norte de Arashiyama. No parecía haber mucha gente y eso que ya eran casi las 11 cuando llegué.
Este año quería ver algunos sitios poco turísticos, ya que lo más popular lo había visitado, algunos incluso en más de una ocasión.
Por el camino pasé por casas enormes, estilo tradicional, con coches de alta gama aparcados en la entrada. Debe ser un barrio de los caros y por el momento parece que no es muy concurrido por los turistas, porque caminaba totalmente sola.
Por el camino pasé por casas enormes, estilo tradicional, con coches de alta gama aparcados en la entrada. Debe ser un barrio de los caros y por el momento parece que no es muy concurrido por los turistas, porque caminaba totalmente sola.
La entrada a este templo costaba 300¥, y solo se podía pagar con efectivo.
Había algún arce rojo, pero estaban todos aún con un color verde intenso. Parecía casi verano.
Este templo es popular por el contraste que tiene entre el verde del musgo y el rojo intenso de los arces en otoño.
Este templo es popular por el contraste que tiene entre el verde del musgo y el rojo intenso de los arces en otoño.
En un costado había un bosque de bambú, con su verja de paja que lo separa del templo. En el camino por el que recorres el jardín, hay una exposición con muestras de los diferentes tipos de musgo.
Hay una zona con pagodas de piedra, construidas durante el periodo Kamakura y al lado había algunos crisantemos de varios colores.
El salón principal era un salón de té, por lo que es una construcción sencilla con el techo de paja y una sala de buda en su interior, con 5 estatuas de madera.
Es un jardín pequeñito, en el que hay pocos turistas. Casi todos eran jubilados japoneses.
En menos de media hora ya había dado una vuelta por todo el recinto y había bajado las escaleras de salida, cuando me topé con una señal que dirigía hacia una exposición gratuita.
El único sonido que se escuchaba era el de un hombre que estaba barriendo las hojas en la entrada.
El único sonido que se escuchaba era el de un hombre que estaba barriendo las hojas en la entrada.
Desde fuera se veía un pequeño bosque de bambú y al entrar me sorprendió ver un camino rodeado de bambús, en los que no había nadie.
Di una vuelta y admiré las figuras que había de papel en el porche del salón. No llegué a entrar porque había un grupo reunido, atendiendo una explicación, y no quería interrumpir.
Tenia que ir hacia la estación, pero por no ir por el mismo camino por el que había llegado, seguí las señales de madera, que indicaban el camino hacia la estación, que parecían dirigirse al famoso bosque de bambú.
Pasé por varios templos que no tenía anotados, como el Nison-in. Desde la entrada se veían arces rojos, pero casi todo estaba de un verde intenso, así que eché un vistazo desde la puerta y continué mi camino.
Aquí ya empezaba a verse gente y turistas subidos en rickshaws, que se paraban en cada sitio para escuchar las explicaciones de su conductor.
Eran las 11:45 cuando pasé junto a la entrada de un jardín, con un camino salpicado por hojas rojas, en el que no se escuchaba ni un solo ruido salvo el murmullo del agua. Entré a cotillear y era un jardín pequeño un poco descuidado, pero con unos bancos justo debajo de los arces, que invitaban a los pocos que entraban a sentarse.
El camino hacia la salida transcurría detrás de estos bancos, en un nivel inferior, tras un muro de piedra y al volverme a mirar los árboles vi a una pareja mayor sentada con los árboles rojos enmarcando una bonita imagen, que junto con el silencio, daba una paz increíble. Hasta que un grupo de españoles rompió el encanto al entrar gritando como si estuvieran ellos solos en el mundo.
En la salida había unos W.C. cerca, que aproveché para visitar. No hay que desaprovechar oportunidades, que nunca sabes cuando será el próximo que encuentres.
Ya empezaba a verse mucha más gente en el camino y al fondo se divisaba el camino de bambú.
De pronto me encontré una entrada a un un caminito con un bosque de bambú, que sorprendentemente estaba bastante vacío, y en el que entraban varios rickshaws en el momento en el que llegaba.
En Google se encuentra como Sagano Bamboo Grove y está justo antes de cruzar las vías de tren, desde el norte. No había llegado hasta aquí en mis anteriores viajes y me pareció mucho mejor que la zona conocida que visita todo el mundo.
Dentro había mucha gente haciéndose fotos, pero no resultaba agobiante. Aquí era más fácil porque además de que no está masificado, no hay vallas de paja ni nada enorme en medio, estás dentro del bosque caminando por unos pequeños senderos en contacto directo con los árboles.
Me crucé con unas chicas latinas que intentaban hacerse fotos en kimono, sin que nadie se les pusiera por medio. Más adelante, otra asiática llevaba un trípode con una enorme luz que ocupaba medio camino y a la que todos miraban alucinados. Desde luego es el lugar perfecto para hacerte fotos sin tanto agobio.
Al salir llegué a las vías del tren, que en ese momento tenía el paso cerrado. Cuando se abrió, pasaron primero todos los rickshaws, que daban las gracias según iban cruzando, y después nos dieron acceso a los peatones, que tuvimos que correr antes de llegar al otro lado, al empezar a sonar la alarma de aproximación del tren.
A las 12:30 llegué al santuario Nonomiya. No me paré porque ya lo había visto en otros años y estaba llenísimo de gente.
El famoso bosque de bambú estaba a reventar de gente. Haciendo la curva hacia la estación, vi un camino cerrado, dentro del bosque de bambú, al que solo podían entrar los rickshaws y tenía prohibido el acceso al resto de visitantes.
A las 12:30 llegué al santuario Nonomiya. No me paré porque ya lo había visto en otros años y estaba llenísimo de gente.
El famoso bosque de bambú estaba a reventar de gente. Haciendo la curva hacia la estación, vi un camino cerrado, dentro del bosque de bambú, al que solo podían entrar los rickshaws y tenía prohibido el acceso al resto de visitantes.
En pocos minutos estaba ya en la calle de tiendas cerca de la estación. Me sorprendió ver que en una vendían bálsamo de grasa de caballo. Mi hermana se habría horrorizado.
Me desvié un poco para pasar por el kimono forest y hacer alguna fotillo desde las vías. Desde ahí regresé a la estación, parando antes en un Lawson, para comprar un onigiri que me comí en la misma puerta.
Me desvié un poco para pasar por el kimono forest y hacer alguna fotillo desde las vías. Desde ahí regresé a la estación, parando antes en un Lawson, para comprar un onigiri que me comí en la misma puerta.
Con el pase de JR fui hasta la estación Emmachi, desde donde caminé hasta el Darumadera, al que llegué sobre las 13:30.
La calle por la que se accede a este templo estaba completamente vacía, entre calles residenciales, cruzando un riachuelo desde donde se veía el muro de la parte trasera del templo.
La calle por la que se accede a este templo estaba completamente vacía, entre calles residenciales, cruzando un riachuelo desde donde se veía el muro de la parte trasera del templo.
Hay una caseta al entrar, donde venden amuletos, y donde te indican que es de acceso gratuito.
Es un espacio pequeño, con un jardín, donde hay una figura de piedra con los 12 animales del zodiaco a sus pies. Un pequeño templo donde hay montones de Darumas de todos los tamaños y un templo más grande donde no se permite el acceso y que en ese momento entraba un pequeño grupo, supongo que a realizar una ceremonia privada.
Cuando estaba viendo los darumas había un par de personas conmigo, pero el resto del templo estaba totalmente vacío.
Es un templo muy pequeño y salvo que tengas tiempo, no creo que merezca la pena venir hasta aquí, pero si tienes mucho tiempo, lo veo genial, porque es curioso y no hay nadie.
Es un templo muy pequeño y salvo que tengas tiempo, no creo que merezca la pena venir hasta aquí, pero si tienes mucho tiempo, lo veo genial, porque es curioso y no hay nadie.
A las 14:00 salí del templo y caminé de regreso a la estación. Chispeaba un poco y finalmente tuve que hacer uso del paraguas antes de llegar a la estación. Por suerte estaba a unos 5 minutos y no llovía con mucha intensidad.
Antes de ir al andén, pasé por los baños, pero tuve que abortar misión porque solo había de tipo tradicional, en el suelo, y olía fatal. Había un habitáculo cerrado, que supongo sería el único W.C. moderno, pero tampoco me quedé a comprobarlo. Apenas se podía respirar allí.
Me subí en un tren camino a la estación de Kioto. Como se había puesto a llover con más intensidad, pararía ahí para aprovechar y ver otro de mis puntos pendientes, la azotea de la estación y el mirador gratuito que tiene.
Para subir, hay unas escaleras mecánicas, pero para terminar de subir hay que hacerlo por escaleras normales, un tramo bastante grande, de unos 30 escalones. Este tipo de cosas me alucinan un poco, pero es muy habitual en Japón.
Estaba lloviendo, así que se veía poco a través de los cristales del mirador.
Para bajar fui por el interior del centro comercial que hay a la derecha. El primer tramo de escaleras tampoco tiene opción de escaleras mecánicas. Seguí bajando por ahí, buscando el acceso a un puente que hay en la estación, que también hace de mirador, pero no conseguí encontrarlo y me adentré en la ratonera del centro comercial.
Al llegar a la oficina de turismo, que está en la estación, vi que la máquina en la que antes vendían los pases de bus, ahora venden los pases de metro y bus por 1100¥. No creo que esto le compense a nadie, porque no te da tiempo en un día a hacer tantos viajes en Kioto, ya que casi todo está fuera de las estaciones de metro y los buses tardan una eternidad en llegar a los sitios.
Al llegar a la oficina de turismo, que está en la estación, vi que la máquina en la que antes vendían los pases de bus, ahora venden los pases de metro y bus por 1100¥. No creo que esto le compense a nadie, porque no te da tiempo en un día a hacer tantos viajes en Kioto, ya que casi todo está fuera de las estaciones de metro y los buses tardan una eternidad en llegar a los sitios.
Eran ya las 3 y parecía que llovía con menos intensidad. Me subí en un tren JR hasta la estación de Tofukuji, que no tardó ni 5 minutos en llegar.
De camino al templo Tofukuji, pasé por el templo Reigen-in, donde me paré un momento para hacerle una foto a los pequeños budas de piedra que se ven desde la calle, y por la entrada del templo Doju-in, uno de los sub-templos del Tofuku-ji.
Cuando llegué al puente desde el que se ve el Tofukuji, pude ver que los arces que deberían estar rojos, aún estaban verdes, salvo algunas hojas que ya se teñían de naranja y rojo.
En la puerta de entrada había un señor dirigiendo el tráfico que se acercó a decirme que el templo que había mas abajo estaba muy bonito, que fuese a verlo. Miré en Google maps y tenía buena pinta y decidí ir luego si me daba tiempo, aunque lo dudaba porque ya era tarde y los templos cierran a las 16:30 casi todos.
Cuando llegué al puente desde el que se ve el Tofukuji, pude ver que los arces que deberían estar rojos, aún estaban verdes, salvo algunas hojas que ya se teñían de naranja y rojo.
En la puerta de entrada había un señor dirigiendo el tráfico que se acercó a decirme que el templo que había mas abajo estaba muy bonito, que fuese a verlo. Miré en Google maps y tenía buena pinta y decidí ir luego si me daba tiempo, aunque lo dudaba porque ya era tarde y los templos cierran a las 16:30 casi todos.
La entrada cuesta 1000¥ en temporada de momiji, aunque aún no había casi nada rojo.
La entrada es para acceder a los jardines, ya que el complejo del templo es gratuito y se puede visitar sin pagar nada.
Algo que me pareció curioso es que te daban la entrada en taquilla, y al pedírtela en la entrada, te la sellaban con un martillo.
Había bastante gente, aunque tampoco era agobiante. Estaba bastante oscuro, no solo porque faltaba poco para anochecer sino por el cielo tan nublado que había. Al menos ya no estaba lloviendo.
Dentro del jardín parecía más de noche aún con toda la vegetación. No pude usar la cámara por falta de luz y tuve que hacer las fotos con el móvil.
El recorrido se hace por un caminito que inicia en una bajada hasta el río, cruzando por un pequeño puente de piedra y subiendo de nuevo unas escaleras al otro lado del río, desde donde se veía el puente de madera con mirador (Tsutenkyo Bridge), que es de las partes más populares de este templo.
Había algunos árboles rojos que destacaban entre el verde intenso del resto.
En la parte mas alta hay un jardín zen, que tenía una parte en obras, pero donde te podías sentar un rato a contemplar la naturaleza.
Antes de cruzar el puente, esperé un poco que se despejara y avancé hasta el mirador. En esta parte siempre hay gente, pero tampoco era mucha y se podía disfrutar del sitio con calma.
A las 16:00 estaba saliendo de la zona de pago para dirigirme a ver el resto del templo. Justo en la salida había un señor avisando que a las 16:30 cerraba todo el complejo, para que tuviéramos cuidado y no nos quedásemos encerrados.
En una de las puertas del recinto vi que se podía subir, pero eran muchas escaleras y en el minuto que me di la vuelta para ver uno de los salones, donde tienen el dragón en el techo pintado, ya habían cerrado el acceso a esas escaleras.
Como Fushimi Inari estaba a 15 minutos andando y quería ir algún día a hacer fotos nocturnas, decidí ir a probar suerte. Salí del templo por la zona sur y caminé guiándome con Google maps, aunque en teoría era todo recto y no parecía tener pérdida.
Las calles estaban completamente vacías hasta llegar al santuario. Era tremendo ver como al cruzar una sola calle pasabas del silencio absoluto a un ruido constante de montones de turistas yendo y viniendo.
Eran las 16:30 cuando llegué y ya estaba anocheciendo. El tori que hay junto a la entrada del santuario estaba tapado con andamios y lonas. Tenía un cartel en el que decía que estaba en obras de refuerzo de seísmos y trabajo de pintura, del 1 de julio hasta el 25 de diciembre del mismo año. Me encanta que pongan el motivo de las obras, así no te da tanto coraje que se vea feo por un tiempo.
Aun había mucha gente y no parecía que se estuvieran yendo, más bien estaban llegando, por lo que vi imposible poder hacer fotos como tenía en mente. Había demasiada gente para poner trípodes.
Decidí irme, pensando en volver otro día más tarde, aunque me costó un poco hacerlo. No se que tiene este sitio que siempre me da pena alejarme una vez que estoy allí.
Pare regresar caminé hasta la estación de Inari, que está justo al inicio del camino hacia el santuario y busqué el ascensor para cruzar a la otra vía, dirección a la estación de Kioto.
El tren llegó a las 17:09 y llegué a Kioto a las 17:15.
Iba charlando con un compi del telegram de japonizados, que también estaba con su pareja en Kioto, y que justo estaban en ese momento en un centro comercial de la estación, así que aproveché para pasar a saludarles y después fui en busca de una tienda de dulces, que en teoría, tenían cosas sin gluten.
Compré un dulce Anma Yatsuhashi de canela y otro de boniato a 250¥ cada uno. La tienda se llama Asty square (precious deli & gift Kyoto).
De allí fui a un centro comercial que hay al sur de la estación, que ya conocía de otros viajes.
Primero me pasé por el Daiso, que está en una de las plantas de arriba y como siempre, me perdí un poco. Son dos edificios conectados y no todas las plantas se comunican entre sí.
Primero me pasé por el Daiso, que está en una de las plantas de arriba y como siempre, me perdí un poco. Son dos edificios conectados y no todas las plantas se comunican entre sí.
Compré un mini trípode para el movil, porque se me había olvidado traer uno en este viaje, unas pinzas para cocinar y unos pañuelos que me servirían de servilletas. Las 3 cosas me costaron 300¥.
Para encontrar luego el super, terminé saliendo a la calle para acceder desde ahí. Siempre tienen los supermercados a pie de calle, así que al final es más sencillo de encontrar saliendo del edificio.
Compré algunas cosas que me faltaban, como zumos, frutas, un tarro de mermelada y las fresas más caras que he comprado en mi vida, a 1280¥. Aquí me gasté 3050¥
Salí del centro comercial sobre las 19:00 directa a la estación para regresar al apartamento.
Terminé regresando en un tren local, porque los rápidos iban hasta arriba de gente y el local solo tardaba 10 minutos más en llegar a Shin-osaka. Iba casi sin batería en el móvil y con la batería externa en las últimas, por lo que no pude utilizar el móvil en el viaje de regreso.
Terminé regresando en un tren local, porque los rápidos iban hasta arriba de gente y el local solo tardaba 10 minutos más en llegar a Shin-osaka. Iba casi sin batería en el móvil y con la batería externa en las últimas, por lo que no pude utilizar el móvil en el viaje de regreso.
Llegué a las 20:00 y de camino al apartamento pasé por el Lawson a comprar una botella de agua de 2L por 108¥. Las cosas más pesadas, las compro siempre cerca del alojamiento, para no fastidiarme la espalda.
En el camino pasó un avión por encima de mi, que grabé para ilustrar el ruido que hay en esta zona de Osaka por la noche. No se hasta que hora pasan, pero los escuchaba por la noche antes de dormir y por la mañana al despertarme.
A las 21:00 ya estaba cenando, pollo con verduras y setas, medio boniato del día anterior, ensalada con aguacate, maíz zanahoria y espinaca, un higo y manzana cortada.
Tras la cena me puse a organizar la excursión del día siguiente.
Compré en Klook el Kyoto & Osaka Sightseeing pass Greater Kurama & Kibune area, por 10,05€, para cubrir la zona de un templo al norte del Kioto, para el que tenía reserva, y desde ahí ir hasta Kurama y Kibune en tren.
Este tren no es de JR, así que tenía que pagarlo aparte.
Lo ideal habría sido cambiarlo un día antes, para no tener que ir desde esa estación y hacer parte del viaje en JR que es bastante más rápido. Pero claro, tenía que ir a una estación concreta solo para cambiar el pase y perder más tiempo.
Me acosté a las 23:30, porque tenía que madrugar para ir a Kurama. La entrada del templo era a las 10 pero tardaría 2 horas en llegar.
Compras del día
Este tren no es de JR, así que tenía que pagarlo aparte.
Lo ideal habría sido cambiarlo un día antes, para no tener que ir desde esa estación y hacer parte del viaje en JR que es bastante más rápido. Pero claro, tenía que ir a una estación concreta solo para cambiar el pase y perder más tiempo.
Me acosté a las 23:30, porque tenía que madrugar para ir a Kurama. La entrada del templo era a las 10 pero tardaría 2 horas en llegar.
Compras del día
Daiso
Kohyo
- Trípode para móvil
- Pinzas pata de gato
- Pañuelos
Total 330¥
- Mermelada de fresa 388¥
- Zumo kagome 108¥
- Zumo tropicana 108¥
- Manzana cortada 298¥ -120¥
- Fresas 1280¥
- Higos 580¥
- Aguacate 178¥
- Bolsa 5¥
Total 3050¥
Lawson
- 2 litros agua 108¥
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