lunes, 25 de julio de 2022

Japón 2019 - Diario de viaje - Día 17 - Asakusa, estación de Tokio y miradores


Lunes 25 de noviembre de 2019

Me desperté a las 8 con dolores por todas partes. Lo primero que hice fue mirar el tiempo y esta vez parecía que iba a haber niebla hasta las 12 como mínimo, por lo que no podría ir a los miradores.
Busqué alternativas como ir a Kamakura o incluso a Nikko, pero tampoco parecía muy seguro que no fuese a llover y con lo magullada que estaba al final decidí no irme muy lejos por si acababa peor.
Primero iría a comprar las cosas de última hora que tenía pendientes y ya vería cómo avanzaba el tiempo.
A las 9 desayuné el pan que traje de España, con mermelada, cereales con fresas y arándanos y el muffin que compré el día anterior.



Me duché y arreglé sin prisa pero sin pausa y a las 10 ya estaba de camino a Asakusa. Esta vez fui andando haciendo el camino en diagonal, callejeando por calles desconocidas. La Skytree ni se veía de la niebla que había.
Pasé por una calle con montones de tiendas, todas cerradas y eso que eran pasadas las 10 de la mañana.
A las 10:30 llegué al Donquijote y tras dudar un poco, y mandar mil fotos al chat de familia, compré un monedero de Totoro (1078¥) y me pasé por la zona de los Yukatas por si encontraba alguno a buen precio. Vi uno completo con obi y sandalias, pero no creía que me fuese a entrar en la maleta, así que no lo compré en ese momento.
Me pasé por las maletas para ver los precios y todas superaban los 5000¥, hasta las pequeñas. Descartada la opción de comprar allí una maleta extra para llevar más cosas.

Salí a las 11 y caminé hasta la estación de metro Tawaramachi hasta Kyobashi Station, la parada más cercana de metro a la Tokyo station. En 5 minutos llegué a la entrada norte de la estación, donde está la tienda de regalos Daimaru, una tienda enorme con montones de dulces diferentes, frutas caras y demás regalos que suelen hacer los japoneses.
Enseguida encontré el puesto donde vendían los Tokyo banana. Tenían de diferentes tamaños y elegí el de 8 unidades, la versión clásica y la especial juegos olímpicos que era sin gluten. Me costaron 2163¥. Eran algo caros, pero están muy ricos y me parece uno de los mejores regalos que hay. Lo malo es que ocupan bastante espacio y ya estaba viendo que no tendría como meter todo en la maleta.

Como en el anterior viaje no vi la estación por fuera, me interné en la estación buscando la salida hacia la fachada. Estaba en obras y los pasillos me resultaron un tanto enrevesados, pero conseguí salir justo por la puerta principal.
Estaba despejando y levantando la niebla, así aproveché para hacer algunas fotos y a eso de las 12 emprendí la marcha hasta la estación Otemachi, en dirección hacia el palacio real, hasta la estación Kasuga, donde está el Bunkyo civic center y uno de los miradores gratuitos de Tokio.


Hay indicaciones al salir del metro, así que no tuve problemas para encontrar la entrada.
Una vez dentro, me acerqué al mostrador de información para ver cómo llegar al mirador, donde me indicaron amablemente el ascensor que debía tomar para ir a la planta 25, uno marcado en azul.
No había turistas, solo oficinistas, y al llegar al mirador me sorprendió la poca gente que había y casi todos parecían locales, incluso algunos estaban de charla de negocios.
Nada más entrar al mirador se ve el Sky Tree y una parte del Tokyo Dome, que está justo al lado. También hay un espacio con el típico sello de recuerdo, que por supuesto usé.


Se supone que se puede ver el monte Fuji desde ese mirador, detrás de unos rascacielos de la parte oeste. Pero como aún había un poco de neblina, no se veía nada. 
La vista es de 330º así que no se ve la parte sur de la ciudad, pero hay una vista genial de la Skytree y de los rascacielos de Ikebukuro y Shinjuku.
Antes de bajar pasé por el wc y salí de allí a las 13:00 camino hacia Tokyo Dome.
Entré al espacio del parque de atracciones, que es abierto, y aluciné un poco con lo pequeño que era. Es un espacio entre un edificio y la montaña rusa, donde hay una noria, una montaña de agua y poco más. Más tarde me di cuenta que había otro trozo de parque al otro lado de la calle, que no vi, pero aún así el sitio parecía más grande en las fotos y vídeos que había visto y me dejó descolocada.


Aproveché para entrar a un súper SEIJO ISHII que había justo ahí, en el que había leído que tenían cosas sin gluten y donde encontré una sección toda de comida sin gluten. Había hasta preparado de pancakes.
Como también había un Donquijote al otro lado de la calle, entré por si veía alguna cosa distinta. Había muchos menos turistas y tampoco vi nada fuera de lo común. No estuve ni 15 minutos y emprendí la marcha hacia el metro a las 13:30.

Por no hacer trasbordos, fui desde La estación de Kasuga, junto al mirador, hasta la estación de Kuramae, al sur del Sensoji, que no fueron ni 10 minutos. Desde ahí me tocó caminar otros 10 hasta el Donquijote de Asakusa, donde pensaba comprar el yukata, tras haberlo meditado un rato, y pasarme por hotel para dejar todo y reservar la entrada para un mirador que acababan de abrir en Shibuya.
A las 14:15 salí de la tienda con el yukata completo por 3990¥, con las tasas 4389¥.
Más tarde me di cuenta que podía haber pedido devolución de tasas si lo hubiera comprado junto a las cosas de antes. Es lo que tiene que no te guste ir de compras, que al final compras a cachos y de forma desorganizada y poco práctica.

 
Entré al templo por una de las entradas del lateral oeste. Me di una vuelta por ahí aprovechando que no estaba lloviendo y probé suerte con el omikuji de 100¥, que como de costumbre fue mala, así que la colgué, en la zona destinada a ello, para que mejorase.

Me pasé por el puesto de daifukus para comprar algunos para llevar a casa. Cada uno costaba 350¥ y compré 3, por lo que fueron 950¥. Tenían unos paquetes de 3, pero eran de otros sabores y los quería de fresa, tras intentar hacerle entender al hombre que quería 3 pero todos de fresa, me los dio empaquetados en formato individual.


Con la mochila hasta los topes, me encaminé hacia el río para ver la Sky tree, antes de pasarme por el hotel, ya con el cielo despejado.
Eran las 14:45 cuando llegué y estaba todo tan lleno de gente como siempre.

Cuando ya me iba, me paró una mujer que estaba haciendo una encuesta sobre turismo. Me preguntó por las costumbres japonesas, si conocía las normas básicas, si me parecía que las habitaciones de los hoteles estaban bien y sobre el transporte público. Cuando me preguntó la edad me la hizo repetir con cara de alucine y me pidió disculpas, porque no creía que tuviese esa edad. Es algo que suele pasarme, pero me hizo gracia ya que los japoneses tampoco suelen aparentar su edad y a esas alturas estaba ya toda desastrosa del agotamiento y el dolor.


De allí me fui al hotel en bus, que ya estaba agotada y en bus tardaba menos de 5 minutos.
Eran ya las 3 de la tarde, así que mientras compraba la entrada del mirador nuevo, el Shibuya Sky, en el edificio shibuya scramble square, comí lo que tenía preparado del día anterior, el cerdo y la ensalada.
No conseguía hacer el pago de la entrada ya que llegaba la comprobación por sms y tenía la sim japonesa puesta, así que me tocó cambiar la sim, con el miedo a que me cobrasen un riñón.
Finalmente, tras varios intentos, pude confirmar la compra. La entrada era para la franja horaria de 16:40-17:00 porque para antes no llegaba. Me costó1800¥, más económica que en taquilla.

Salí del hotel a la 15:58 y caminé hasta Minamisenju, para ir en metro hasta Shibuya.
Tardé unos 40 minutos, llegando a Shibuya a las 16:46. Llegaba un poco justa, pero como había visto por donde entrar el día anterior, llegué sin problemas.

En el trayecto aún estaba viendo la opción de comprar una maleta, porque me parecía que todo lo que había comprado iba a ocupar demasiado, entre los Tokyo banana, los potis de mi hermana y el yukata… Tenía pensado hacer la maleta esa tarde y si no me cabía ir a comprar una maleta o una bolsa extra.

Eran las 16:55 cuando llegué y entré directa al ascensor del mirador, tras mostrar mi entrada en el móvil. Entré al ascensor sola, los de mi hora seguramente ya habrían entrado todos. Tenían puesta una proyección psicodélica en el techo, sin más iluminación.
A llegar a la planta 45 salí del ascensor a una habitación totalmente a oscuras. Había unas franjas laterales de luz mínima que daban a una escalera mecánica estrecha, en la misma oscuridad. Parecía el pasaje del terror.

Junto a la escalera, en el piso superior, una chica me indicó por dónde tenía que ir, a una habitación con taquillas, para dejar la mochila. Metí una moneda para poder cerrar la taquilla y me puse la llave en la muñeca, ya que viene como con una pulserita.
Al salir me indicaron que la funda de la cámara tampoco podía llevarla, así que mucho cuidado con esto, nada de objetivos de repuesto, ni nada que no te entre en los bolsillos. Por suerte me acordé de coger una batería extra por si acaso.

Como iba grabando la entrada, con el contratiempo de la bolsa, me dejé la cámara encendida y ya me lie con las grabaciones, porque no grababa cuando creía que estaba grabando y viceversa. La entrada al final no la grabé con la tontería.

A las 17:00 estaba ya en la zona del mirador de abajo, desde donde se ve el cruce a través de los cristales. En esta zona había demasiada luz para poder ver nada, así que continué por las escaleras mecánicas para llegar al mirador exterior.
Arriba hay una zona de cristal hasta el pecho, en el lado donde está la esquina desde donde se hace fotos todo el mundo, pero no te dejan arrimarte para hacer fotos del cruce de Shibuya desde ahí. 
Estaba todo bastante oscuro, bastante útil para evitar reflejos en las fotos, pero un poco incómodo para moverte.


En el centro, en la parte mas alta, hay una señal de helipuerto, por donde se paseaba un señor con gorra diciendo algo solo en japonés. Ni idea de si estaba indicando o advirtiendo sobre algo.
Al lado hay un círculo con el mapa del mundo y los puntos cardinales, junto a las ciudades más importantes, y los kilómetros a los que están. Madrid está a 10778km.

Hay una zona sin acceso donde hay unas esferas que emiten luz al cielo y que se movían de vez en cuando, dibujando formas en las nubes.
En otra zona hay unas redes para tumbarse a ver el cielo. Esa noche había nubes, por lo que no se veía nada, aunque con la contaminación lumínica que hay en Tokio, no creo que se vea gran cosa ni estando despejado.
La parte que tiene vistas a la Tokyo tower tiene una zona de asientos y en un pasillo hay un espejo en el que puedes hacerte fotos con el fondo. Como estaba oscuro solo se veía la silueta, pero seguro que de día se pueden hacer fotos chulas. Sobre todo es útil para los que viajan en solitario.
El mirador tiene zonas con asientos para estar tranquilamente, zonas cubiertas y totalmente abiertas, pero en todas partes corría bastante aire.

Con mi móvil no pude hacer fotos decentes, pero veía los de la gente que hacían unas fotos espectaculares. Así que en este tipo de sitios sin apenas luz, lo importante es tener un móvil de alta gama para poder obtener fotos medio decentes. Con mi cámara lo único que pude hacer fueron vídeos, ya que sin trípode no conseguí ni una foto enfocada.

Aunque no hay mucha iluminación, para evitar reflejos, sigue siendo complicado hacer fotos en los que no salga algún reflejo, con tanta pantalla móvil del resto de gente, así que hay que pegarse mucho al cristal y al final termina el cristal sucio. Lo bueno de este mirador, y que debería haberlo en todos, es que había un hombre limpiando los cristales, con un trapito, constantemente. 

Entre la escalera de subida y de bajada, está la esquina famosa donde todos se hacen una foto, que da al cruce de Shibuya, pero es un punto que está tan concurrido que hay personal regulando la cola que se forma y es imposible acceder. Justo es donde el cristal llega al pecho, pero hay personal que vigila que no te acerques mucho a menos que estés en el pico, algo que no entiendo. Ahí te puedes hasta apoyar en el cristal, pero no puedes acercare a hacer fotos un poco más allá, aunque sea sin traspasar el cristal con la cámara.
Encontré un solo punto donde poder grabar el cruce de Shibuya, pero tampoco se veía entero.

Hacía bastante frío y aire y no me había puesto la cazadora, por lo que tras una hora dando vueltas, decidí bajar, porque me estaba quedando helada.

A las 18:20 bajé las escaleras mecánicas y me quedé un ratillo en la la esquinita de la entrada a la azotea, desde donde se ve el cruce, pero hay tanta luz que se hace imposible grabar nada.
Decidí salir y pasar por las taquillas para recoger la mochila. Había un mogollón de gente que llegaba justo en ese momento.
Recogí mis cosas y me dirigí hacia la salida, atravesando una tienda de recuerdos.
Para mi sorpresa, tras esta tienda había una zona de mirador interior que no sabía que existía y donde apenas había gente.

Parece que han puesto la tienda desde donde mejores vistas del cruce habría.
En esta zona los cristales estaban más sucios, sobre todo porque había empezado a chispear y se veían las gotitas en los cristales. Hay sillones en la primera zona, pero según avanzas está más iluminado porque hay una cafetería y esto impide ver las vistas por la noche.


Lo malo es que en esta zona hay mucha luz y los cristales no están muy limpios, así que se hace difícil poder hacer fotos o grabar.
Tras los sillones hay una barra para tomarte algo que hace de barrera junto a la ventana, y aunque te puedes meter entre la barra y la ventana, es un poco incómodo y solo se puede hacer sin gente, porque no te le vas a poner en medio al que esté ahí con su copa admirando las vistas. 
Tenían la música a todo trapo en la parte del bar y había gente trabajando con su portátil. No entendí muy bien cómo alguien sube ahí a trabajar.
Cuando llegué a la parte por donde se ve la torre de Tokio, el viento venía de ese lado y estaban todos los cristales con gotas de agua.
Como estaba prácticamente sola, aproveché para plantar el mini trípode en el suelo y grabar un poco la torre.
A las 18:40 tuve que parar, porque se puso a llover más fuerte y ya si que no se veía nada.

Seguí explorando esa planta. Otra de las zonas estaba llena de pantallas y proyecciones, tanto en la ventana como en la pared. Imposible grabar ahí el exterior.
Encontré un rinconcito desde donde grabar el cruce de Shibuya, casi al final, pero el cristal estaba ya sucio con el agua, así que hice lo que pude. 

Eran casi las 7 cuando decidí salir. Tuve que preguntar, porque no había ningún indicador de salida.
Por lo visto hay que meterse de nuevo en la tienda para poder salir.
Llegué a otra escalera mecánica en la oscuridad que me llevó hasta el ascensor. Esta vez iba lleno de gente.
El ascensor te deja dentro del centro comercial, en mitad de las tiendas, no por donde se entra, pero por suerte había un directorio de plantas, donde indicaban las líneas de metro y tren, que estaban en la 1F. 

Tardé como 10 minutos en llegar al metro. Subí y bajé escaleras y pasé por diferentes sitios que parecían estar en obra negra, a medio construir. Imagino que aún estaban en obras en esta parte del edificio.

Subí al metro hasta Shinjuku Anchome, no tardé ni 10 minutos porque está bastante cerca. Desde allí fui  andando hasta Omoide Yokocho, un callejón famoso por sus pequeños bares, donde abundan las brochetas y japoneses bebiendo después del trabajo.


Eran las 19:30, ya tarde para sus horarios de comidas, así que había bastante ajetreo.
Lo atravesé sin pararme mucho, ya que al ser un sitio estrecho incomodas al resto de gente, aunque había turistas por el medio parados haciendo fotos sin preocuparse por estar bloqueando la calle.
Había algún turista consumiendo, pero la mayoría de los clientes eran japoneses bebiendo y comiendo pinchos.

Caminé hasta ver el Godzila de Kabukicho, cuando empezó a llover intensamente. Como ese día no predecían lluvias, había ido sin paraguas. Decidí entrar al Donquijote que había allí mismo para hacer un poco de tiempo a que escampara. Aproveché para mirar en la sección de barritas y encontré la soyjoy con sabor a scone, así que la compré para llevársela a Laura. Me costó 108¥ + 8¥ de tasas = 116¥.
Con la tontería, eran ya las 20:00. Se me había ido el tiempo volando y aún no había hecho la maleta ni tendría tiempo de ir a comprar una maleta extra después, en caso de necesitarla.


Decidí ir a comprar la maleta directamente a Ginza Karen, una tienda donde venden maletas y bolsos, todo a 5000¥, tanto las pequeñas como las enormes. Además son de fabricación japonesa, por lo que no son de mala calidad.

Fui en metro hasta Ginza y caminé hasta la tienda, llegando a las 20:30, poco antes del cierre. A estas horas aún había bastante gente comprando. Tras un rato barajando opciones, decidí comprar una de las grandes, pero no de las super grandes. Quería comprar un tamaño que estuviese dentro del máximo habitual de las compañías aéreas.
Costaba 5500¥, pero se quedaba en 5000 por las tasas, que me pusieron en el pasaporte.
Las venden como churros. Había varias personas comprando a pares.
Al salir, me quedé un rato en la puerta, mirando horarios de Daisos para comprar mas cosas, ya que tenía una maleta extra para llenar, pero todos cerraban a las 9 y ya no llegaba, porque eran las 20:45.


De camino al metro pasé por un Uniqlo y decidí entrar a dar una vuelta rápida, por si veía algo. Siempre veo camisetas chulas, de series de anime, por las redes sociales, pero no vi nada de nada y salí sin comprar.

Había visto que había un Daiso abierto hasta las 22:00, que me pillaba de camino al hotel, así que decidí pasarme por si veía algo interesante que llevarme en la nueva maleta.
Me subí a la línea de metro de Hibiya, hasta Ueno Station y caminé unos 10 minutos hasta la tienda llamada Maruetsu, donde se encontraba el Daiso, en una entreplanta.
Llegué a las 21:45, por lo que miré todo lo más rápido que pude. Era una espacio pequeñito, así que tampoco pude comprar muchas cosas. No tenía sección de recuerdos ni chuches.
Al final me gasté 770¥ (700+70¥ de tasas).

  • Cinta para maleta
  • Etiqueta gato para maleta
  • Crema blanqueadora
  • Emulsion blanqueadora
  • 5 pares de palillos
  • Cookie stamp
  • Mascarillas
Total 700 + 70 =770¥

Al salir caminé 5 minutos hasta llegar a la estación de Iriya, que me dejó en Minami Senju en menos de 10 minutos.
Eran ya las 22:30 cuando entré al 7-Eleven para comprar algo rápido para la cena. Un pollo en trocitos para la ensalada (184¥) y un oniguiri de salmón (140¥), que con el 8% de tasas se quedó en 349¥.

Llegué al hotel ya medio coja, no podía bajar bien las escaleras del dolor que tenía en el tobillo, pero aún me quedaba recoger todo y preparar las maletas.
La cocina la cerraban a las 12 de la noche, así que lo primero que hice fue bajar a dejar todo lo que me sobraba. Hay un estante donde dejar comida para que otros la utilicen, así que dejé todo ahí y subí a la habitación.
Estaba todo vacío a esas horas, no había nadie, ni en la cocina ni por los pasillos.

A las 23:15 me puse a cenar lo que dejé de ensalada de la comida, con el pollo en tiras del 7eleven, un onigiri y uno de los daifuku mochi de postre.


Tras la cena descansé un ratillo antes de ponerme a hacer maletas y recoger todo. Era ya bastante tarde cuando me acosté por fin.

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