Miércoles 20 de noviembre de 2019
Me había puesto el despertador a las 6:30. Como estaba lloviendo lo cambie a las 7, pero como me dolía la espalda, me desvelé y no pude volver a dormirme. Fue la cama en la que más me dolió la espalda de todo el viaje y eso que el resto habían sido futones y no camas.
A las 7:45 ya estaba lista para salir, aunque me entretuve un ratillo grabando en el hotel.
10 minutos más tarde bajé a hacer el check out y dejé la maleta en recepción para poder seguir viendo la ciudad.
Cruzando el puente Asonagawa vi una grulla en el río y aproveché para grabarla con el fondo del barrio que había visitado la noche anterior, Kazuemachi Chaya District. Los árboles tenían las hojas en un rojo intenso que contrastaba con el marrón de las casas tradicionales y lo gris que estaba el cielo.
Como no podía hacer nada por evitarlos, decidí colocarme detrás de ellos y aprovechar el escenario.
Al fondo de la calle se veían los árboles rojos, amarillos y verdes, que junto al kimono de la chica, alegraban el ambiente dando un poco de color al día.
Pasé por la casa de té Shima, que ahora es un museo, pero que a estas horas estaba aún cerrado. La entrada costaba 500¥
Había carteles de no comer mientras se camina.
Me encontré perritos metidos en sus cochecitos, a las puertas de los locales, que ladraban según pasabas. Por más que me cruzaba con este tipo de cochecitos, no dejaba de sorprenderme.
Había unas mujeres barriendo hojas, con las escobas que utilizan en Japón para exteriores, de ramitas, como en las historias de brujas.
Se escuchaba como una sierra o soplador de hojas de fondo, pero el santuario estaba vacío, había sol en ese momento y las hojas rojas resaltaban sobre las verdes.
Había algunos puestos frente al santuario, por lo que supuse habría algún tipo de festival. Aunque en ese momento estaban cerrados y daban un aspecto de suciedad.
Al entrar había que quitarse los zapatos y llevarlos en una bolsa o dejarlos en las baldas de la entrada, ya que todo el sueño es de tatami.
Lo malo es que hay zonas exteriores donde se te congelan los pies, así que es recomendable llevar calcetines gorditos para ponerte sobre los tuyos.
No había carteles explicativos en inglés ni en otro idioma que no fuese el japonés, por lo que no sabías muy bien lo que estabas viendo. Lo bueno es que se podía entrar a todas las estancias y verlo a tu ritmo.
Hay una sala de té tradicional en el piso superior. Hay que subir por unas escalera de piedra que, en esa época del año, estaban heladas.
Una de las salas tiene una puerta super pequeña, por lo que hay que agacharse para poder entrar. Muy curioso de ver aunque no pienses tomar té.
Se puede tomar té por 300¥, bastante económico para la experiencia de tomarlo en un sitio como este.
Más tarde vi en Internet que la calle más típica está justo al sur de la casa Nomura.
A las 9:50 Entré a ver las ruinas de la casa de la familia Takada, miembros del clan Kaga. El acceso es gratuito y hay carteles explicativos traducidos al inglés. Tiene un jardín muy chulo con árboles rojos y unas cuadras donde se puede entrar, aunque los carteles explicativos están solo en japonés.
Di un rodeo al edificio, me crucé con un grupo de españoles y me encontré en un pequeño cementerio, en un camino sin salida.
En la planta baja hay unos paneles que supongo cuentan la historia de la construcción, pero solo están en japonés. En la planta superior tienen un salón de té tradicional, con su mesa e instrumentos musicales. Había un viejito japonés que intentaba chapurrear un poco de inglés, aunque casi que se le entendía mejor hablando en japonés que en inglés.
En ese momento, me despisté con la hora y pensé que el tren salía una hora antes, así que me fui con prisas, pensando que iba justa de tiempo.
Podía haber estado una hora más viendo esta zona si no me hubiese despistado.
No conseguí descifrar los precios, ya que no me quedaba claro si eran por peso, por pieza o por caja entera.
Salí del mercado por una calle lateral, dirección al hotel. Eran las 11:50 y me quedaban dos horas para la salida del tren que tenía reservado.
Como no me di cuenta hasta ese momento de que iba con mucho tiempo, decidí pasarme primero por el 7 Eleven a comprar la comida para el trayecto.
La ensalada no la debí mirar bien y luego me di cuenta que tenía queso y que podía contener trigo, aunque no se muy bien si realmente tenía o si lo ponen como posibles trazas porque hagan cosas con trigo en la misma fábrica.
En recepción me dijeron que no fuese al bus que había más cerca, porque tardaba mucho en llegar, que mejor fuese al otro lado del mercado, que había varios buses que llevaban a la estación.
Nada más atravesar el mercado, vi la parada al otro lado de la calle y justo en ese momento llegaba uno de los autobuses, así que no tuve ni que esperar.
Decidí entrar a la sala de espera, donde hacía más calor y había muchos asientos, aunque en ese momento estaban todos llenos. Como está dentro de una tienda, miré un poco lo que tenían a la espera de que se liberase algún asiento.
Llegué a plantearme subirme en el tren anterior, pero como sería sin reserva, tenía que hacer cola con antelación y como hacía bastante frío, decidí esperar al que tenía reservado.
Cuando llegué a la entrada de mi vagón, me di cuenta que estaba justo en la entrada del ascensor. ¿Habrá pensado en esto también la chica que me dio las reservas? Estaba alucinando un poco con todas estas coincidencias.
Me coloqué en un banco junto al número de mi puerta, en el coche 6, y como vi una maquina de bebidas al lado, aproveché para comprarme una botella de agua por 110¥, que pagué con la pasmo.
A las 13:49 llegó el tren Hakutaka 594, con llegada a Tokio a las 17:12. A unos metros de mi, había una mujer grabando la llegada del tren, con el brazo metido en la vía, pasada la barrera. Justo delante suyo tenía un trabajador, pero como estaba mirando en sentido contrario no la vio y por los pelos no se llevó el tren su brazo por delante.
Mi asiento era el 17a, en la penúltima fila, así que dejé la maleta al final del todo, en el espacio que hay para maletas. Como esa línea era bastante nueva, el tren era más amplio y se notaba que había más espacio.
La salchicha estaba buena, pero me picaba bastante y no pude terminarla.
Cuando estaba llegando a Tokio, vi que la próxima parada era Ueno, por lo que decidí bajarme ahí, ya que me pillaba más cerca del hotel que la estación de Tokio. Me bajé a las 17:09 y fui hasta el hotel en tren JR, aprovechando el JRP.
Ese día en el ninja exchange el cambio estaba a 119¥ el euro.
En recepción me preguntaron si ya había estado anteriormente y me dieron las llaves.
Me tocó en la segunda planta, una de las que tienen duchas. No recordaba que hubiese microondas en el pasillo el año anterior, pero esta vez había un fregadero con una mesa al lado con un micro, tazas de café, vasos de cartón y bolsitas de té.
También había cubos de basura y carteles con instrucciones en la pared.
Llegué a mi habitación y me llevé una sorpresa al ver que me habían dado una habitación doble. Genial, así tendría más espacio. La verdad es que el hotel parecía bastante vacío.
No me había acordado que tenía que pasar por Akihabara, para cambiar el efectivo que traía en el Ninja exchange. Como la tarjeta Bnext no me funcionaba, tenía que sacar dinero de un cajero para llevar en la excursión el Fuji.
Fui al cajero que había en el 7 Eleven, unas calles más allá, dirección a la estación. Quería buscar además una sopa instantánea sin gluten, que venden en este súper, para llevarla a la excursión.
Compré la sopa por 165¥ y saqué del cajero10000¥ con la n26 (83,42€+1.41 de tasa de cajero).
De allí caminé de nuevo hacia el hotel para hacer la compra en un súper cercano, llamado Shimadaya. Ya lo conocía de la vez anterior, pero lo vi diferente y al comprobar el Google vi que estaba recién renovado. Habían ampliado el local y habían reabierto hacía un mes, con cajas nuevas donde ya aceptan el pago con tarjeta. Como ya había probado mi tarjeta en otros supermercados y no funcionaba, decidí pagar todo con efectivo.
Estuve una media hora comprando, hasta las 19:10 y me llevé un poco de todo para esa semana. De fondo tenían ya el hilo musical navideño, y en ese momento sonaba el Merry Christmas de lo NKOTB. Todo muy noventero.
Como de costumbre no pude identificar ningún pescado blanco y mandé fotos al chat de la familia a ver si me ayudaban, pero como lo vi todo caro, al final compro solo pollo y cerdo y nada de pescado. Ya compraría el salmón ahumado del 7evelen, que al final era igual de caro y no tenía que cocinarlo.
De allí me fui directa al hotel, reorganicé un poco todo en la mini nevera y preparé las cosas que tenía que llevar a la cocina para preparar varias comidas para los días siguientes.
A las 20:00 me puse a cocinar. Habían cambiado la cocina de sitio y ahora era más antiguo el fogón y no conseguía encenderlo. Tuve que ir al mostrador para preguntarle al chico y le tocó venir a ayudarme porque no pude de ninguna manera. Antes tenían indicaciones escritas y ahora, que era una cocina vieja, no ponían nada. Como eran dos fogones, me puse a hacer varias cosas a la vez para terminar antes, aprovechando que no había nadie.
Me preparé un bento con una ensalada con de todo y bacon ahumado, para el día siguiente y subí a preparar la mochila con una muda y la comida para el día siguiente. Tenía que levantarme a las 6:30 si quería llegar pronto al Fuji, así que a las 22:30 ya me estaba preparando para acostarme.
A continuación pongo el listado de lo que compré en el súper.
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