sábado, 25 de diciembre de 2021

Japón 2019 - Diario de viaje - Día 8 - Miyajima y Nagoya

 

Sábado 16 de noviembre de 2019

Por fin pude dormir 8 horas ese día. El hotel era bastante tranquilo y pude descansar en condiciones. Me desperté a las 7 de la mañana y empecé a prepararme para salir, ya que tenía que viajar hasta Nagoya, pero quería darme una vuelta por la isla antes.
Desayuné cereales en el mini cuenco del té con la pajita, porque no tenía cuchara, con la leche de soja de chocolate. Hasta el momento la que más me había gustado era la leche de almendras, al menos para desayunar, aunque de sabor estaba buena esta de chocolate.


A las 8:20 dejé todo recogido y salí a cotillear la parte trasera del hotel, que el día anterior no había visto. Con las chanclas no pude subir el camino súper empinado que hay porque me resbalaba y tuve que desistir. Me quedaré sin saber que se veía en la cima de ese pequeño montículo.

Dejé la habitación y bajé las maletas a la recepción tras devolver las llaves. Atendía una señora que hablaba menos inglés, pero me hice entender sin problemas. Dejaron la maleta en un ladito del mostrador y salí a dar mi última vuelta.

Caminé hacia el tori por la arena de la playa, con la marea subiendo y el sonido del agua, sin más ruidos cercanos. El día estaba soleado, se podían hacer fotos y pasear tranquilamente sin agobios ya que aún había poca gente.
Un señor estaba recogiendo con una pala la arena del paseo y echándola a la playa. 


Cuando llegué al tori de piedra aproveché para grabar y hacer fotos. El sol apenas asomaba por la montaña.



Me paré a hacerle algunas fotos al tori en obras, y como el resto de días, no vi a nadie trabajar en él. Empezaba a llegar gente y había grupos de escolares junto al agua, con sus sombreritos amarillos, mirando algo en la arena. Supongo que los pequeños cangrejitos que hay siempre ahí.

Ya estaban llegando los turistas a la isla y se empezaba a llenar el santuario, pero aún estaba la calle bastante tranquila. Los ciervos estaban aún tumbados y relajados a los lados del camino.


Caminé hasta el otro lado del santuario, donde estaba todo vacío de gente, pero ya estaban las tiendas abiertas, y aproveché para buscar un imán para llevarle de regalo a mi madre.
Tras dar unas vueltas y mandar fotillos al whatsapp familiar para ver cual les gustaba, terminé comprando un tori por 450¥.
Después vi en otro puesto uno parecido más barato, pero ya estaba comprado, así que...


Llegué al templo Daiganji y cuando estaba haciendo fotos se me terminó la tarjeta de la cámara. La tenía llena y se me había olvidado coger las que había vaciado. Las había dejado en la mochila.
Pregunté por el precio de las tarjetas en una tienda que había al lado (Fujiya) y eran carísimas. Solo tenían de 8gb a 15€, así que decidí no comprarla y hacer un apaño temporal. Mala decisión, como veréis más adelante.

A la salida de la tienda, junto a la salida de Itsukushima, pasó una señora con su perito en el cochecito. No había aún ni turistas pero ni así pasean a los perritos con correa, siempre los llevan como si fuesen bebés.
Aprovechando la poca gente, me hice una foto "turistada" de esas en las que metes la cabeza en un cartón con una imagen. Sin gente es más fácil poder poner el mini trípode en el suelo.

 

Para poder seguir haciendo fotos, bajé la calidad de las fotos, quitando la opción de guardar en raw, sin saber que iba a bajar tanto la calidad. Pero tan mala calidad que parecen hechas con un móvil de los antiguos. Desde ahí no recordé el cambio y como el cansancio se iba acumulando, ni revisé las fotos que iba haciendo en el resto del viaje, así que las siguientes fotos que realicé quedaron todas con la calidad más baja.
Lección aprendida, no racanear en tarjetas de memoria. Por suerte también hacía fotos con el móvil, así que no todo estaba perdido.

Llegué hasta el santuario Kiyomori y regresé por la calle hasta Itsukushima, que ya estaba lleno de gente.
Las tiendas estaban llenas de colegiales comprando y según caminaba llegaba más gente y se hacía complicado caminar. La calle de tiendas era ya una completa locura.
Tenía pensado estar un poco más en la isla, pero se estaba llenando tanto que decidí irme y así no llegaba de noche a Nagoya.


Sobre las 10, regresé al hotel para recoger la maleta. Antes de salir reorganicé la mochila y me pasé por el baño. Salí del hotel toda cargada, pero como es un país tan seguro, podía pararme de vez en cuando a hacer fotos dejando la maleta sola.


Estaba llegando mucha gente y hasta había carteles en la estación avisando que ese día había que reservar el teleférico y un puesto donde te daban un código qr para poder hacer la reserva.
Frente al puesto había un hombre disfrazado de momiji manju abuelete, con perilla y cejas blancas, haciéndose fotos con todos los niños.


Llegué a la estación del ferry a las 10:15. Miré en la tienda que había pero apenas vendían cosas; bebidas, cajas de dulces y poco más. No había comida tipo onigiris ni nada práctico.
El ferry salía a las 10:25 y ya había cola, así que me puse a esperar. Nos dejaron entrar a las 10:18 y
cuando caminábamos hacia el embarcadero bajaba la gente del ferry, que iba hasta los topes.
Este ferry no tenía zona para estar en la parte de abajo, era toda para coches y me tocó subir con la maleta a pulso al primer piso. Es más cómodo el otro tipo de barco, pero al menos pude quedarme en los bancos de fuera, con la maleta, y disfrutar de las vistas.

Antes de entrar a la estación del tren me pasé por el 7-eleven para comprar algo para la comida. Una ensalada de pollo 190¥ y un onigiri de salmón 140¥. Total 330 + 26 (8% tasas) = 356¥
Con las prisas ni miré los ingredientes de la ensalada. Me fijé en lo que se veía y no vi que tenía queso, que estaba al fondo. Cuando la comí no me supo a queso y no miré los ingredientes hasta que me percaté de una textura extraña. Me terminó sentando un poco mal. Por suerte iba sola en mi fila de asientos. No doy más detalles 😅

Salí de comprar directa a la estación de tren. Había que cruzar un paso elevado para llegar al otro lado de la vía, pero había ascensor, así que sin problemas.
Mientras esperaba que llegase el tren, llegó uno desde Hiroshima que venía llenísimo de turistas. Había trabajadores dirigiendo la salida de la gente para que no se agolpasen. Estaba claro que ese día la isla iba a estar a rebosar.
A las 11:03 llegó el tren hacia Hiroshima. Estaba tan lleno que no solo me tocó ir de pie, sino que íbamos tan aplastujados, que fue bastante incómodo ir así la media hora de viaje.

Llegué a la estación de Hiroshima a las 11:30 y como el shinkansen hasta shin-kobe salía a las 11:55, me fui directa al andén para no ir agobiada.
El shinkansen era el sakura 546. Me subí de nuevo en uno de los vagones sin reserva, en el 3. Había bastante gente pero había filas libres, así que me senté en la segunda fila, en uno de 3 asientos. No se subió nadie más, así que pude dejar al lado la maleta para poder bajar la mesita para comer. Como no sabía si se subiría más gente en las siguientes paradas, aproveché para comer en ese momento, tal y como hacía el resto de pasajeros, ya que suele ser la hora en la que comen.

A las 13:11 llegué a Shin-kobe, donde tenía que hacer trasbordo a las 13:29 para llegar a Nagoya a las 14:36. Lo bueno de esta estación es que no tienes más andenes, así que es bajarte y esperar al siguiente que tienes que coger.
Esta vez me tocó un Hikari 470, y de nuevo me subí al vagón sin reserva, el número 5. Estaba más vació, así que pude sentarme en una fila de 2 asientos, al fondo del todo, en el lado derecho.
A las 14:00 estaba pasando por Kioto, por lo que es un trayecto de media hora desde Kobe y otra media hora desde Kioto hasta Nagoya. Se me pasó volando el tiempo.

Como ya había mirado en Internet cómo llegar a la estación de autobuses en Nagoya, llamada city bus terminal en Google maps, más o menos pude ubicarme y a las 14:50 estaba ya haciendo cola en la dársena 7, bus 15, que supuestamente me dejaba al lado del apartamento. Al menos eso es lo que me indicó la chica del alojamiento y también era lo que ponía en Google.
En esta zona no vi ni un solo occidental y notaba como me miraban más de lo habitual, sobre todo en la zona de los autobuses.
El trayecto me costó 210¥ y duró unos 20 minutos. El bus se detuvo a 3 paradas de mi destino.

Al ver que no me bajaba, el conductor se dirigió a mi, supongo que para indicar que era la última parada El señor no sabia inglés, me hablaba en japonés. Le enseñé el Google maps, la ruta del bus y ni sabía leer el nombre de la parada en el móvil, que estaba en romanji. Solo le entendía que cogiera el numero 9.
Me bajé y tras mirar los carteles de los buses, pasada la esquina, y al no ver el 9, me decidí a ir andando,  aunque con la maleta fue un poco tremendo caminar 25 minutos hasta el apartamento.

Escribí un mensaje a la chica del apartamento para decirle que el bus me había dejado en Joshin, a unos 2 km del apartamento, y se ofreció a ir a buscarme. Como ya estaba en marcha, le dije que no se preocupara, que estaba llegando con el Google maps.
Al llegar me dijeron que era un poco raro que el bus terminara su trayecto ahí, pero que los autobuses de Nagoya hacen cosas raras. Mientras tanto en mi mente estaba decidiendo no coger ni un solo bus y hacer todos los viajes en metro, aunque me quedara más lejos.

Llegué a las 15:35 sudando como un pollo. En este apartamento podías elegir recoger las llaves en mano o te las dejaban en un casillero. Si lo hacías en mano te regalaban algo, así que me dieron a elegir entre varias cosas y pedí la botella de agua.
Me ayudaron a subir las maletas y me enseñaron el apartamento. Había un dossier con instrucciones de como usar todo, así que estaba perfecto. Todo muy nuevo y limpio. El apartamento era bien grande y cómodo. No me habría importado pasar allí más tiempo.

Grabé con el móvil un poco del apartamento, aprovechando que llegaba con luz y lo mandé por whatsapp a la familia.


Inicialmente había pensado ir a la casa de Totoro esa tarde, pero me pareció bastante lío el tema de reservar las entradas, ya que las mandan a un sitio físico y tenía que seleccionar una hora en concreto. Deseché la idea para no atarme a un horario. Así podía quedarme más en Miyajima si hubiese querido y no ir con prisas.
En lugar de ver la casa de Totoro, había pensadoir al castillo de Nagoya, pero se me hizo tarde y decidí tomármelo de relax e ir a comprar comida y cocinar para los próximos días.

Ya había mirado las tiendas cercanas y de camino al metro tenía un Aeon, un centro comercial que suele tener una gama de productos para alérgicos.
A las 16:35 salí de la casa, llegué en menos de 10 minutos y me tiré más de una hora comprando. Entre leer ingredientes e intentar deducir que eran algunas cosas, me tiraba un buen rato.
Los carros, de todos los súper mercados que he visto en Japón, son tamaño mini. En realidad es una cesta sobre ruedas. Es perfecto si vives solo, pero si tienes familia, ahí no cabe la compra semanal. De hecho vi alguna mujer con niño en el carrito que tenía una pila sobre la cesta que daba miedo verla. Tenía pinta de caerse en cualquier momento.


En la zona de pescados no había mucha variedad y el traductor no me ayudaba mucho, así que mandé algunas fotos al whatsapp de la familia para ver si me podían sacar de dudas y al final compré un pescado barato que seguramente sería algo parecido a la panga, porque esa misma noche lo comí y estaba malísimo.
Compré un poco de todo; gambas, salmón ahumado, preparado para tortitas sin gluten, verdura fresca, setas, cerdo, pollo, huevos... Encontré salmón ahumado y un bacon que parecía cocido en varios paquetes, que ponía que tenía trazas de leche, pero como todos los demás lo tenían como ingrediente, compré este.
La compra entera me costó 4086¥. Al final pongo la lista detalladas de la compra para los frikis de los supermercados extranjeros. A mi es algo que me encanta y por eso tengo los gastos anotados al detalle.

Mientras cocinaba varias cosas a la vez, me puse a cenar sobre las 20:20 esa porquería de pescado, mezclando con patatas fritas (que parece ser que podían contener trazas de todo), y sopa con un caldo que hice con patata dulce, cebolla larga, zanahoria y espinacas.
La cocina de esta casa tiene dos fuegos, con una campana extractora bastante grande y una tabla para poner sobre el fregadero que suplía la falta de espacio de encimera. Parece bastante habitual que las cocinas no tengan encimera donde poder preparar las cosas.


Dejé hecha sopa para otro día, pollo, cerdo, setas, champiñones y dos filetes de lomo para prepararme un sándwich para llevar a la ruta de Nakasendo, junto con un onigiri y un plátano.
Los plátanos serán vuestra salvación en Japón, ya que son la fruta más barata que encontrareis. Por suerte es una de mis frutas favoritas.
Los huevos eran 3, pensaba que eran 4 al comprarlos. Me di cuenta luego que estaban pasados por agua o algo parecido porque venían con una salsa. Los deje para hervir al día siguiente, ya que con solo una olla no me daba tiempo a todo. 

 

Preparé el desayuno con la bebida almendra, avena, cereales y yogurt. Lavé ropa interior a mano porque era poca para una lavadora y la tendí en el espacio que hay en el baño para ello.

Para terminar, puse a tostar el pan para el sándwich en una tostadora que es como un horno pequeñito, que estaba totalmente impoluto, como si nadie lo hubiera usado antes.
Tenía un cartelito en el que indicaba que solo es para tostar pan. Normal, porque a mi si no me dicen nada, meto ahí hasta un pollo si se tercia.

Como la tarjeta bnext no me estaba funcionando, le pedí a mi hermana que me hiciera una transferencia a la n26, porque me cobraban 3€ haciéndola desde mi cuenta y a ella le salía gratis.

A las 22:20 aún estaba mirando la ruta del día siguiente y no me fui a dormir hasta las 23:30.
El futón era muy cómodo. La dueña del piso tiene una tienda de futones y se nota. Ha debido de poner uno de los mejores en el apartamento y dormí genial.
Me desperté a las 7 de la mañana para ponerme en marcha. No podía perder los trenes o me tocaría esperar más de una hora el bus que lleva hasta Magome.

Esta es la compra que realicé en el súper, con el detalle de los precios.


Aeon (Nagoya).

  • Bolsa de patatas fritas 68¥

  • Mezcla para pancakes sin gluten 198¥

  • pechuga de pollo 354g  276¥

  • 3 huevos cocidos 118¥

  • lomo de cerdo 301g 385¥

  • panga 179g 175¥

  • yogur 116¥

  • camarones descongelados 113g  314-32¥

  • onigiri 128¥

  • brik leche de almendras  200ml 88¥

  • brotes de soja 38¥

  • seta marrón 298¥

  • seta tipo maitake 128¥

  • bananas 158¥

  • arándanos 298¥

  • batata 158¥

  • espinacas 158¥

  • salmón ahumado 298¥

  • cebolla larga 158¥

  • 4 paquetes bacon cocido 258¥

     

    Total = 4086¥ 

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