lunes, 1 de marzo de 2021

Japón 2019 - Diario de viaje - Día 2 - Arashiyama y Gion Odori

 

Domingo 10 noviembre 2019

Me desperté a las 7 con ayuda de la melatonina y me levanté para organizar un poco el día.
A la hora de hacer la compra, vi arándanos congelados a menos de 2€, pero después los vi frescos más o menos al precio que suelen estar en España, (menos de 3€ la cajita), y decidí comprarlos también. Menos mal, porque los congelados tal cual los abrí los tiré a la basura. Olían fatal, como a algo podrido. No se si sería normal o tuve la mala suerte de que me tocase una bolsa mala, pero decidí no volver a comprarlos y gastar un poco más en los frescos.
Los desayunos sin gluten y sin lactosa te limitan bastante, así que en el desayuno es cuando invierto un poco más, añadiendo frutas como las fresas o arándanos y las bebidas de soja que hay de todos los sabores.
Este día tenía planeada una excursión a Arashiyama, ya que había un festival de momiji. Justo se celebraba el segundo domingo de noviembre y como me coincidía, no podía perdérmelo.
Por la tarde tenía entrada reservada para ver el Gion Odori, un espectáculo de Geikos y Maikos que se celebra solo en primavera y otoño, así que pasaría el día entero en Kioto.


Salí del alojamiento antes de las 9 para ir hasta Kioto en tren. El vagón iba hasta arriba de gente y eso que era domingo. Por suerte se bajó la mayoría en Kyobashi y pude sentarme un rato.
Google Maps me dio la opción de un tren rápido dirección Maibara hasta kioto, que salía desde la estación de Osaka. En el viaje anterior habíamos ido siempre en shinkansen ya que estábamos alojadas cerca del shin-osaka, pero como esta vez estaba más alejada, quería explorar otras alternativas.

Ya había visto las vías con barreras de protección con puertas automáticas, pero en este andén había unas cuerdas que se levantaban al parar el tren.
En teoría hacía solo 3 paradas y tardaba menos de media hora, según Google maps, pero tardé 45 minutos y paró en todas partes tras un primer tramo que parecía directo.
A las 10:10 estaba en la estación de Kioto, un poco más tarde de lo esperado.
 

De Ahí fui hasta el andén donde salía el tren que va hacia Saga-Arashiyama. Llegué justo cuando iba a salir uno, pero iba llenísimo y decidí esperar el siguiente. Ni me dio tiempo de pasar por el wc, porque había una cola tremenda. Aquello estaba a rebosar de gente y ya me temía lo peor en el festival.
Había trabajadores dirigiendo a la gente con carteles en los andenes del tren con destino Arashiyama.
Salió a eso de las 10:28 y pude ir sentada, gracias a que se guarda una estricta fila para poder entrar al siguiente tren y estaba la primera.
Llegó a las 10:45, salí directa al wc, donde tocó hacer cola, y de ahí fui andando hasta el río, donde había quedado con mi primo Felipe y su mujer, que estaban de viaje en Japón, y también irían al festival. Cosas de la vida, cuando viajé a Colombia, no pude verle y coincido con él en Japón.


A las 11 llegué al río y fui caminando hacia la derecha, por donde fui viendo barcos donde sus ocupantes cantaban mientras navegaban río arriba y río abajo.
La zona estaba animada, pero no había la aglomeración que pensaba que habría. De hecho había más en las calles principales que en el río, como si los turistas no supieran que había un festival.
 

Este festival se celebra río arriba del puente Togetsu, donde se pueden ver barcos ambientados en la época Heian. En ellos representan varias tradiciones japonesas como la música gagaku o recitan obras de teatro noh. También se pueden ver Tayu, las cortesanas de más alto rango de la época, o ceremonias del té.
Los turistas pueden alquilar barcas en esta zona y este día estaban ya todas en el agua. No recuerdo haber visto ni una en el embarcadero.


Me encontré con mi primo sentado en la acera de una explanada donde había un embarcadero. Estaba lleno de gente sentada, pero tampoco había aglomeraciones y se podía observar desde detrás de los que estaban sentados.
Tenían un espacio con una alfombra donde hacían pequeños espectáculos. Por lo visto llegué justo cuando había finalizado una ceremonia del té, pero llegué a tiempo para ver desembarcar a uno de esos pequeños barcos con Geishas y demás personas caracterizadas de la época.


Estuvimos hasta las 11:50 y de ahí caminamos atravesando el bosque de bambú, tan abarrotado de turistas como siempre, hasta el templo Tenryu-ji. Ya lo había visitado en el viaje anterior anterior, pero como ellos querían verlo, entré también. Es uno de esos sitios que no te importa ver varias veces.


En la puerta me encontré, más bien me encontró, David, uno de los "mamonakus" del grupo de Telegram de japonizados, un podcast que si os gusta Japón no os podéis perder.
Estaba por ahí con un grupo y habría molado poder ir con ellos, pero como ya me había encontrado con mi primo, no podía dividirme y la tarde ya la tenía comprometida con el Gion Odori.


A las 12:30 entramos al templo, más bien a los jardines, ya que por esa entrada solo se podía comprar la entrada a los jardines, la del templo había que comprarla dentro. Eran 500¥ el jardín y 800 el jardín y el templo.
David nos dijo que no merecía mucho la pena entrar al templo, así que al final vimos solo la parte del jardín. La otra vez tampoco vi el templo porque estaban con celebraciones especiales y ceremonias del té.


Esta vez subimos por una zona de escaleras por si se podía ver mejor desde ahí el bosque de bambú, pero no, se veía igual. No os dejéis engañar por esas fotos que hay por Internet, de escaleras entre bambú, que dicen estar hechas en este templo, son de otro bastante más alejado y menos turístico.
El jardín estaba ya con algunos colores del otoño y en el estanque había una garza que si no se llega a mover habría dicho que era decorativa, porque parecía que estaba posando.


Como ocurre con la floración del cerezo, a cada paso te topabas con gente parada bajo un árbol haciendo mil fotos a las hojas de los arces. Porque siempre va uno con poco tiempo para ver poder ver más cosas, pero este jardín es uno de esos en los que te apetece sentarte y disfrutar tranquilamente del paisaje.


A las 13:30 salimos por la puerta principal y continuamos recto, parándonos en Hachiman Daibosatsu que tenía un gran tori en la entrada y unas chicas en yukata haciéndose fotos.
A mi me quedaba poco para tener que irme, ya que quería salir a las 14:30 para no llegar tarde a Gion, donde era el Gion Odori. Era el último espectáculo de la temporada y tuve suerte de poder conseguir la entrada por medio de la web de Veltra.
Ellos querían comer en un restaurante de soba que estaba por el río, así que volvimos a bajar.
En el camino nos cruzamos con un león que iba mordiendo cabezas para desear buena suerte. Algunas turistas se apoltronaba ahí en frente y obstaculizaban el paso al resto de peatones y turistas, así que se hacia complicado poder verlo bien.
Ya de nuevo en el río, nos despedimos y crucé el río para poder sentarme a ver las barcas mientras comía antes de dirigirme a Gion.
 

Me senté en el muro de piedra que hay en la orilla sur y me comí el onigiri de salmón y un plátano (una de las frutas a precio asequible en Japón), mientras disfrutaba de las vistas del espectáculo en el río. El día se estaba nublando un poco y hacía fresquito, pero se estaba genial con el abrigo puesto.


Mi idea era ir en tren JR, pero en Google Maps vi que había un tren que tardaba mucho menos en llegar. No entraba en el JRP, pero como tenía que pagar de todos modos parte del trayecto en metro para llegar hasta Gion, me daba un poco lo mismo pagar desde aquí y así aprovechaba mejor el tiempo.


Desde allí caminé hasta la estación de Arashiyama, en ese mismo lado del río. No había ningún occidental en esa estación y la gente me miraba como si me hubiese perdido.
Salí a las 14:45 y llegué a las 15:10 a Kyoto-Kawaramachi Station. El trayecto me costó 230¥ y desde allí caminé unos 700 metros hasta Gion Kaikan, llegando a las 15:20, donde era el espectáculo.

Como ya vi gente entrando, me acerqué a mirar y al enseñar la hoja impresa en la puerta me dijeron que entrase y se la diera a una chica de las que estaba en una mesa a un lado.
Muy amablemente miró el nombre y buscó un sobre que estaba con mi nombre escrito a mano. No había muchos, por lo que supongo que son pocas las entradas reservadas para la venta en Internet.
Las entradas no me parecieron caras para lo que es, 4,300¥ o 4800¥ con ceremonia del té incluida. Es un espectáculo que solo se realiza del 1 al 10 de noviembre.


Como había cola, me puse detrás y al verme la entrada un chico, me dijo que no tenía que hacer la cola. No se si sería para la ceremonia del té, porque era una cola enorme.
Me dirigió hacia la puerta principal a la sala y al entrar una chica me cogió la entrada y me llevó hasta mi asiento. Como al comprar la entrada no te dan asiento, tenía mis dudas, pero me colocaron en un sitio genial, en el pasillo central, como a mitad de las filas, junto al pasillo.
El espectáculo no empezaba hasta las 16:00, por lo que aún quedaba bastante para que empezase. Me tocó levantarme unas cuantas veces para dejar paso, ya que los asientos son igualitos que los teatros antiguos de Madrid, de los que te das con las rodillas en el asiento de delante.

Dos filas delante mía los ocupaba una maiko y su acompañante. Era curioso ver como le daba conversación constante. También pude ver a dos chicos españoles discutiendo con una de las acomodadoras, a grito pelado y de forma muy grosera, sobre algo referente a sus entradas. Parece que no era lo que habían comprado o lo que esperaban. Al final los sentaron cerca de donde estaba yo.

La gente se liaba un poco con la numeración de los asientos, porque el número estaba en la parte trasera de la silla, pero las chicas que estaban de acomodadoras enseguida acudían en su auxilio.
Justo antes del espectáculo pasaron por los asientos varios trabajadores con grandes carteles de prohibición de cámaras y móviles. Una pena que no dejen hacer ni fotos al final. Aunque los que tenía a mi lado hicieron una justo al final, con el móvil, pero no lo bastante discretos, ya que pude darme cuenta.
El espectáculo duró una hora y aunque era todo en japonés se podía entender el argumento, pero nos perdíamos algunas bromas. Además con la entrada te daban un folleto donde se pueden leer una líneas, en inglés, sobre la trama de cada escena.
Al salir podías ver a algunas de las maikos despidiendo a los espectadores, pero como nadie hacía fotos, hice lo propio y salí agradeciendo el espectáculo con una inclinación.
Me quedé un ratillo mirando a la gente salir y el cruce de agradecimientos de las maikos y espectadores y me encaminé a dar una vuelta nocturna por el barrio.
 
 

Nada más entrar en la calle principal (Hanamikoji), vi los carteles que prohíben hacer fotos en todos los callejones. Lo lamentable es que se prohíben fotos en todas las calles salvo la principal, por lo que ya no podremos hacer fotos ni a las casas de esa zona. La multa es de 10.000¥, unos 100€.
A pesar de ser bastante grandes los carteles, pude ver gente haciendo fotos en esas calles.

En uno de los callejones vi una geisha salir de una casa, la zona estaba completamente vacía, solo estaba ella en la calle. La gente estaba apelotonada en las esquinas de la calle principal, donde ya dudo que se vean muchas Maikos y Geishas.


Di una vuelta por las callejuelas vacías y me fui caminando hasta el templo Yasaka. Estaban ya cerrando los puestos de comida y estaba todo bastante oscuro y empezaba a hacer frío, así que me encaminé al metro para regresar a casa.


Como no tenía cargada la pasmo y tenía que volver en metro, (no hay JR en esta zona), fui hasta la estación Gion-shijo, donde primero recargue la tarjeta para tenerla utilizable en mi ruta por Kioto y Nagoya.

Cuando iba a entrar al metro vi a una pareja preguntándose cómo entrar, no sabían si era JR, creo que querían ir al WC que estaba dentro. Me paré un momento a explicarles y ya seguí mi camino hacia la estación de Kyoto. Me subí a un exprés, pero como me puse de charla por el whatsapp se me pasó la primera parada en shichijo, no se si me lié o me distraje, pero al final no paró más veces y me llevó hasta Tambabashi station, a 10 minutos, más allá de Fushimi Inari. Hoy no era mi día con los trenes.

Ni un extranjero había en esa zona. Eso sí, el de regreso a la estación de Kyoto paró en todas y cada una de las paradas, aunque por suerte solo tardó 15 minutos en llegar, y a las 19:25 estaba en la estación. Pensaba buscar algunas cosas sin gluten en la estación, pero como ya estaba dentro del JR fui directa al shinkansen. Cogí el Kodama de las 19:40, que tardó 20 minutos en llegar a shin-osaka y de ahí fui hasta la estación de Osaka (son unos 5 minutos de trayecto solo), donde di unas cuantas vueltas buscando la tienda Kaldi Cofee farm, que al final estaba dentro de una tienda tipo corte inglés, muy raro todo.
Tenía apuntadas algunas tiendas con productos sin gluten, que supuestamente estaban en mis zonas de paso, pero la mayoría de las veces estaban tan escondidas que me hacían perder mucho tiempo.
En una esquinita estaba esta tienda, con todo tan atiborrado que te ibas dando con la gente en los pasillos. No encontré el pan sin gluten ni nada sin gluten, aunque me dijeron después en el grupo de sin gluten, que no tienen las cosas indicadas, que hay que mirar ingredientes. Así es imposible encontrar nada, entre tanto texto japonés necesitas un día entero.
Lección aprendida para el próximo viaje, olvidarme del pan y los sanwich y sustituirlos por onigiris.


En el 7 eleven de la estación encontré la sopa instantánea de miso sin gluten y salmón ahumado, aunque no es ahumado como lo tenemos en España, sino más bien cocinado al vapor. El precio es un poco elevado, pero en realidad todo el pescado me parecía un poco caro, incluso el que veía en las tiendas de barrio.
A las 20:48 pillé el tren circular hasta Tsuruhashi y a las 21:15 ya estaba en el apartamento.

Cené una ensalada con patata dulce, zanahoria, huevo y el pescado ahumado que acababa de comprar. Estaba bien rico, así que hice una nota mental para comprarlo en los alojamientos sin cocina.
Mientras cenaba fui preparando la comida para el día siguiente, pollo con setas y zanahoria. Cuando se viaja con intolerancias, hay que ir anticipándose en la preparación de las comidas.
También probé a tostar el pan en la parrilla de pescado que tiene el fogón y quedó estupendo, aunque si me descuido se me carboniza.
Esta noche se me hizo tarde y no me acosté hasta las 2, sin saber aún que hacer al día siguiente. Estaba tan agotada que no podía ni pensar.

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