martes, 17 de enero de 2017

Japón - Diario de viaje - Día 11 - Himeji y Kobe

Himeji - Kobe

Queríamos ir a ver el castillo de Himeji justo este día, ya que el primer domingo de abril se celebra un festival, aunque no sabíamos en qué consistía, porque no especificaban. En la web oficial indicaba que estaría lleno y se repartirían entradas numeradas, por lo que madrugamos para estar a primera hora de apertura.


Cogimos un shinkansen a las 8:38 y llegamos a Himeji a las 9:20. Caminamos a paso ligero hasta el castillo, que se ve nada más salir de la estación, al que llegamos a las 9:45 a las taquillas. En el camino nos dieron un papelito numerado que debíamos conservar.




Las entradas se compran en unas máquinas, perfectamente indicadas en inglés, en el que solo hay que darle al botón del número de entradas que quieres y meter el dinero.
La entrada es de 1000¥. Luego nos enteramos que había una entrada combinada de 1040¥ del castillo y el jardín, pero en las máquinas no había opción.
Entramos al recinto y nos fuimos directas al castillo para verlo primero.


La cola era impresionante, andábamos muy despacio, pero la mayoría del tiempo estábamos parados. No entramos hasta las 10:50. Justo al entrar nos pidieron el papelito numerado, cuando pensamos que ya no lo necesitábamos.
Había muchos turistas, además de japoneses. No sabemos muy bien de qué país asiático eran ciertos individuos, pero había unos cuantos que no hacían más que colarse. Entre los caras y los grupos organizados con la banderita, nos dieron la cola.


En la entrada nos hicieron quitar los zapatos y llevarlos en una bolsa. El interior era todo de madera, pero las escaleras tenían zonas metálicas que hacían polvo los pies. Para colmo eran super empinadas y con la superficie muy pequeña y al llegar arriba si no tenias cuidado te dabas con la cabeza en la viga, o como me pasó a mi, te atascabas con la mochila.
Pensamos que quizá el interior no estaría tan masificado, pero error, todo estaba lleno y se hacía difícil acercarse a las ventanas. Cada tramo de escaleras había que volver a hacer cola, incluso cercadas con conos, lo que hacía que todo se viese mas feo.


En el interior no había mucho, alguna maqueta con carteles que apenas se podían leer de lo oscuro que estaba todo.
No te dejaban ni pararte a mirar por las ventanas, ya que hacías tapón y te achuchaban como a los borregos.
Eso sí, en la planta superior, donde había un pequeño altar, podías estar cuanto quisieras.

 

A las 11:45 salimos, casi una hora dentro haciendo colas, subiendo y bajando escaleras y viendo poco.
No se como será en una época que esté menos masificado, pero desde luego nosotras no disfrutamos mucho el interior del castillo.


Nos quedamos un rato admirando el castillo desde fuera, que es donde se ve realmente bonito. Nos sentamos en un banco disfrutando de la vista mientras descansábamos un poco y aprovechabamos para hacer un time lapse.


De ahí nos dirigimos a los edificios que hay en la parte exterior. Por suerte había menos gente y eso que el interior era muy bonito. Un largo pasillo con pequeñas habitaciones en un lado y ventanas al otro, con unas vistas del castillo increíbles.
En una de las habitaciones hay un recortable de esos para ponerse detrás y hacerse una foto, que suponemos era para niños, ya que tenía taburetes y tenía las caras demasiado pequeñas.
Al final del largo corredor llegamos a una habitación en la que había representada una escena, con muñecas a tamaño real, de dos mujeres jugando a las cartas.

 

A las 13:00 salimos de ahí y regresamos a la entrada para salir del complejo y buscar un sitio en la explanada para comer.
En teoría había un festival por el hanami ese día, pero por Internet no conseguí ver qué actividades había. Lo que sí vimos es que la explanada frente al castillo estaba llena de gente con sus lonas en el suelo para comer. Estaban allí desde primera hora de la mañana, aunque en este momento es cuando más gente había.
Toda la parte con cerezos estaba ya ocupada, por lo que nos sentamos en el centro de la explanada, en lo que pensábamos era hierba seca, pero que resultó ser arena con ramitas secas desperdigadas.


Se había estado oscureciendo el día, por lo que temíamos que se fuese a poner a llover, pero por el momento tuvimos suerte y pudimos comer tranquilamente, disfrutando con las vistas del castillo por un lado y el ajetreo de la gente por el otro, con espectáculos de danza incluida.
Comimos tranquilamente el bento que nos habíamos preparado y como a las 13:45 empezó a llover. No mucho, pero lo suficiente para que la gente se levantase y buscara donde guarecerse.
Por suerte no duró nada y paró cuando salíamos del recinto amurallado hacia la estación.

 

Justo al salir nos topamos con un espacio lleno de puestos de comida. Nos dimos una vuelta, pero como acabábamos de comer no se nos antojó nada. Había alguna cosa que mi hermana podría haber comido, como las mazorcas de maíz, pero no bajaban de los 500¥ y tampoco era nada nuevo que quisiera probar.
Dimos una vueltecilla y continuamos caminando hacia la estación por la calle paralela a la que habíamos cogido a la venida. Era una calle cubierta, de las que tienen montones de tiendas a lado y lado.


A las 14:25 llegamos a la estación, donde cogimos un tren a Kobe.
Teníamos pensado ir a Okayama, pero como el día amenazaba lluvia, decidimos no ir, ya que queríamos ver el jardín y todo el plan era andar.

Cogimos el tren de la Tokaido-Sanyo Line hasta la JR Kobe Station, que tardaba unos 35 minutos, aunque nos tocó esperar un rato, por lo que llegamos a las 15:20.
Nada más salir nos vimos inmersas en un centro comercial que atravesamos para ir a la zona del puerto. Hay muchas señales por el camino, algún mapa para poder orientarse y un punto de información, en el que nos paramos para cerciorarnos que íbamos en la dirección correcta.
Antes de salir a la superficie, ya que estaba a nivel subsuelo, mi hermana se compró un café en una máquina de esas que marcan productos a 100¥.


En 15 minutos estábamos ya en el puerto. No tiene pérdida ya que la noria se ve de lejos y el camino es recto, siendo una avenida con aceras grandes en las que había algunos puestos de artesanías.
Llegamos justo al lado de la noria, donde está el parque para niños Anpanman.
Si desde el tren no se sabe muy bien por donde ir, veréis montones de señales con la cara naranja de su mascota indicando el camino.


Lo que más nos chocó es que no olía a puerto, ni a mar, ni notábamos la humedad. Solo pude oler un poquito a mar cuando me arrimé al borde para aspirar profundamente el aire.
Mi hermana buscó un sitio donde fumar y como no tenía fuego, tuvo que pedirlo en su inglés macarrónico a unos chavales que estaban allí fumando. Antes de irse le regalaron el mechero, tras insistir mucho en que lo aceptase.


Vimos atracar un barco y disfrutamos de las vistas de la Kobe Port Tower y desde allí vimos que el edificio de la “Estación de Kobe” tenía el nombre así, en español.
A las 16:00 caminamos hacia Meriken Park, viendo la torre de cerca y una especie de baile coreografiado de samba que repetía una y otra vez la misma canción.


Atravesando el parque, que no es en realidad un parque, llegamos al espacio en el que han dejado un trocito de puerto tal y como quedó tras el terremoto de Kobe. Ahí vimos unos peces saltando en el agua, aunque cuando saqué la cámara no hubo manera de grabarlos, se escondieron todos.


Como estábamos al otro lado del puerto, decidimos andar hasta la otra estación, Motomachi. Por el camino pasamos por el barrio chino, aunque no nos adentramos porque no nos interesaba mucho y ya estábamos demasiado cansadas.
Llegamos al tren a las 16:45 y cogimos uno que iba directo a Shin-Osaka que tardaba una media hora.

Como llegamos prontito, a las 17:40, de camino a casa pasamos por el super grande para comprar algunas cosillas. 
Compramos salsa de tomate, zanahorias, mantequilla de maiz 300g, cerdo 227gr, pollo 569gr, onigiri, un rollo de tempura y una brocheta de carne rebozada.
Total 1761¥
Salimos del super a las 18:35 y como llegamos pronto me dio tiempo a pasar las fotos al PC sin que se me hiciera muy tarde.

Cené el pincho de algún tipo de carne rebozada y el rollo de tempura que nos acabábamos de comprar y nos hicimos pasta con tomate.
Por suerte estaba bueno, ya que la mayoría de las veces no sabía ni lo que estaba comiendo, aunque el rollo de tempura me pareció peor que el del super de Tokyo.
Esta vez mi hermana preparó unos onigiris para la comida del día siguiente.

Como mi hermana se había medio resfriado, se pasó la noche roncando, durmió 8 horas del tirón, pero yo dormí un poco mal entre tanto ronquido, así que no me desperté muy fresca que digamos.


2 comentarios:

  1. Nosotros llegamos media hora antes que abrieran y ya no éramos los primeros!! O.o aunque ni al irnos había la cola que tuviste tu.
    Recomendamos la entrada con el jardín porqué es precioso!

    Ah...hacemos una apuesta sobre la nacionalidad d los que se colaban? XD

    Que bonito el Hanami....

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  2. La verdad es que cuando entramos y vimos en el mapa que no teníamos la entrada del jardín nos dio pena, pero no sabíamos ni donde se compraba. Un engaño que en la máquina no hubiese opción.

    La verdad es que no tenemos ni idea de la nacionalidad de esa gente tan "bien" educada, aunque creemos que no eran ni chinos ni coreanos... Aunque vete a saber.

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