Jueves 23 de febrero de 2023
Aunque esa noche me acosté muy cansada por no haber dormido nada en el viaje, me tomé la melatonina por si acaso, ya que anteriormente me había ayudado con el jet lag.
Me desperté a las 2:30, habiendo dormido solo 4 horas. Intenté volver a dormirme sin éxito y a las 6 me levanté. No me hizo nada de efecto la melatonina y encima tenía un dolor de cabeza y de ojos bastante importante.
La marca de la melatonina era diferente a la que compré en 2019 y se ve que esta me hizo cero efecto.
Como estaba bastante cansada, decidí pasear por los alrededores y regresar en caso de necesitar una siesta o encontrarme mal.
Desayuné cereales con fresas y probé un poco de cada leche de almendras de las que había comprado. Como no sabía cual era la que había tomado otros años, compré las dos que había, normal y dulce. Finalmente descarté la dulce, ya que tenía un sabor más fuerte y encima tenía más aditivos. Acostumbro a tomar bebida de arroz, de la que no tiene muchos más ingredientes, pero en Japón no se encuentra, solo de soja y de almendra.
Por suerte cada vez hay más opciones de bebidas sin lácteos y las almendra y de soja las tienen en todas partes y hay de muchos sabores.
Salí del hotel a las 9 de la mañana, caminando hacia el parque de Ueno. Paré un momento en el Family Mart que tenía de camino, para comprar una botella de agua pequeña, por 98¥.
En 10 minutos ya estaba en el parque, mirando el mapa para localizar las partes que no había visto en anteriores viajes. Estaba todo bastante vacío y apenas había gente por la calle.
Sabía que había un santuario con un pequeño camino de toris, que esta vez tenía anotado en el mapa para no perdérmelo, el Hanazono Inari Shrine. Cuando llegué al tori de piedra de la entrada, mi móvil se bloqueó y me costó unos 10 minutos resucitarlo. Como lo tenía desde hacía poco, aún me costaba solucionar los problemas con rapidez y me volvía un poco loca.
Tras unos minutos de pequeña angustia, pensando que me quedaba sin móvil, atravesé los toris hasta el Santuario Gojoten, donde había varios árboles en flor.
Unas cuantas personas se hacían fotos con los ciruelos y tras un rato admirando las vistas, sobre las 10:20, regresé al camino de toris, para continuar caminando por el parque.
Parecía que iba a llover, pero al final terminó saliendo el sol y no hacía mucho frío.
Hasta ese momento el parque estaba bastante solitario, pero aquí había mucha gente que venía dirección de la estación, sobre todo familias con niños, presumiblemente camino al zoo.
Allí me encontré con un festival Samurai, con montones de puestos de comida y un escenario al fondo donde representaban danzas con espadas y abanicos.
A las 11:20 llegué a la estación de ueno. Aproveché para cargar la tarjeta Pasmo con 2000¥, ya que iba a ir en metro hasta Asakusa y caminar hacia la Skytree, para ver unos ciruelos que había junto al puente Tobu.
Activé el pase de 72 horas de Metro y Toei y en 10 minutos estaba ya en Asakusa. Caminé hasta el río Sumida y cuando me puse a hacer fotos me quedé sin batería y las de repuesto estaban descargadas. Se ve que al tenerlas mucho tiempo sin uso se habían descargado, o no las cargué adecuadamente la última vez que las utilicé.
No me quedaba otra que regresar al hotel para cargar las baterías y ya de paso aprovechaba para comer algo y no tener que parar más veces.
Antes de regresar, me pasé por el puesto de daifuku mochis de la calle comercial del templo Sensoji y me compré uno de fresa por 350¥ y me subí al metro hasta Inaricho. Con el pase de metro activado era tontería malgastar energías caminando.
A esas horas estaba lleno de gente toda la zona del templo y había colas en los puestos de comida.
Al salir del metro pasé por la tienda Ministop y aproveché para comprar una botella de agua de 2 litros por 98¥, casi lo mismo que me había costado la botella pequeña.
Tras ver qué podría comprar sin gluten, vi que tenían barritas soyjoy y por suerte una era la de plátano, que tampoco tiene lácteos, por 125¥.
Miré las bolsas de patatas fritas y todas tenían trigo en los ingredientes o en alérgenos, incluso las de marca Calbee que parecía no tener añadidos.
Es de esas mini neveras que tienen una especie de cajón abierto de congelador. La foto la puse en la entrada que hice de este hotel, por si tenéis curiosidad.
Supuse que el anterior lo usó solo para enfriar bebidas y no le importaba que congelara.
Lo saqué todo para comprobar los daños y lo único que estaba bien era lo que estaba en la parte de abajo, la más pequeña de la nevera.
La rueda de nivel estaba en 7, el nivel más frío de la nevera, así que la bajé hasta el 4 y saqué lo que iba a comer en ese momento. Como no quería ponerme a cocinar, me hice una ensalada con atún y mientras, puse a cocer los huevos, que también parecían estar congelados.
Cuando fui a abrir la supuesta lata de maíz, vi que era un brik. Super cómodo, porque una vez abierto por la zona punteada, se plegaba y quedaba muy bien cerrado.
Me costó un buen rato pillarle el truco a la placa portatil, porque estaba a tope de calor y el agua empezaba a salpicar, hasta que pude localizar dónde bajar la potencia, con ayuda del traductor de Google.
A las 15:10 crucé el puente caminé cuesta abajo hacia la torre.
Este año noté que el incremento de bicis por Tokio era bastante notable. Nunca antes había tenido que ir tan pendiente de no chocar con ninguna.
El edificio principal estaba enmarcado por ciruelos llorones.
Estuve unos 10 minutos cotilleando lo que tenían, que era sobre todo congelados en grandes cantidades, y vi alguna cosilla importada, como aceitunas con anchoa, españolas. No estaban mal de precio, una lata de 85g costaba 116¥, menos de 1€. También había latas de atún y pasta, todo a buen precio.
Encontré un paquete grande de servilletas, pero al ir a pagar vi que había una cola inmensa y como aún me hacían falta más cosas, decidí dejarlas y seguir caminando hasta el mercado de Ameyoko, junto a las vías del tren, donde hay montones de comercios y cadenas de tiendas.
Me paré en las pescaderías y fruterías para cotillear precios y había algunas cosas con bastante buena pinta a buenos precios. Aunque siempre me quedo un tanto confusa en las pescaderías, porque no se poner nombre a ninguno de los pescados que venden, salvo el atún y el salmón.
Necesitaba un protector solar porque en un solo día me estaban saliendo manchas en la cara.
En cada sitio veía sabores diferentes de barritas soyjoy, así que iba mirando en todos por si tenían alguno de los sabores sin lácteos.
No entiendo muy bien la forma de etiquetar en Japón, ya que aunque no te ponga un ingrediente en alérgenos, luego te ponen que en la fábrica procesan otras cosas con ese ingrediente. Es como decir, no tiene este alérgeno, pero cuidado, que si eres alérgico igual te da reacción porque en ese mismo sitio tenemos otras cosas que sí lo tienen.
Compré también unas patatas fritas, por 108¥, que tenía anotadas de la web de la tienda, donde indican los alérgenos y no ponía trigo, aunque en la bolsa tenía lo de la fábrica. Eran muy pocas las patatas fritas que no tenían trigo o lácteos en sus ingredientes, así que compré casi siempre estas, que me ofrecían más seguridad.
Tras dar una vueltecita, vi que tenían jamón serrano y chorizo de España, aunque un poco caro y justo al lado, un tipo de mortadela y beicon en el que indicaban que estaban libres de alérgenos.
Aquí compré una cebolla larga, por 138¥, y un onigiri de ciruela a 125¥.
Generalmente, los onigiris que tienen sin gluten, son el de salmón y el de ciruela, aunque en algunas tiendas incluso estos sabores tienen gluten. Hay que comprobar siempre antes de comprarlos.
Aún me quedaba por comprar servilletas o un rollo de cocina. Tenía que buscar un súper más grande, de los que tienen de todo, porque los que había visto eran tipo conbini y ahí no se podía hacer una compra completa.
Les comenté el problema en el grupo de telegram de Debito y enseguida me sugirieron un Maruetsu que tenía cerca. De hecho este súper lo tenía anotado, pero como estaba un poco más lejos, fui primero a los cercanos, dejándome engañar por lo comentarios de Google.
Era festivo, pero al parecer este súper está abierto 24 horas. Podía haber ido en ese momento, pero decidí ir por la mañana, que ya estaba demasiado agotada para salir de nuevo.
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