domingo, 2 de julio de 2023

Japón 2023 - Diario de viaje - Día 2 - Ueno y Asakusa

Jueves 23 de febrero de 2023

Aunque esa noche me acosté muy cansada por no haber dormido nada en el viaje, me tomé la melatonina por si acaso, ya que anteriormente me había ayudado con el jet lag.
Me desperté a las 2:30, habiendo dormido solo 4 horas. Intenté volver a dormirme sin éxito y a las 6 me levanté. No me hizo nada de efecto la melatonina y encima tenía un dolor de cabeza y de ojos bastante importante.
La marca de la melatonina era diferente a la que compré en 2019 y se ve que esta me hizo cero efecto.
Como estaba bastante cansada, decidí pasear por los alrededores y regresar en caso de necesitar una siesta o encontrarme mal.

Desayuné cereales con fresas y probé un poco de cada leche de almendras de las que había comprado. Como no sabía cual era la que había tomado otros años, compré las dos que había, normal y dulce. Finalmente descarté la dulce, ya que tenía un sabor más fuerte y encima tenía más aditivos. Acostumbro a tomar bebida de arroz, de la que no tiene muchos más ingredientes, pero en Japón no se encuentra, solo de soja y de almendra.
Por suerte cada vez hay más opciones de bebidas sin lácteos y las almendra y de soja las tienen en todas partes y hay de muchos sabores.

Salí del hotel a las 9 de la mañana, caminando hacia el parque de Ueno. Paré un momento en el Family Mart que tenía de camino, para comprar una botella de agua pequeña, por 98¥.
En 10 minutos ya estaba en el parque, mirando el mapa para localizar las partes que no había visto en anteriores viajes. Estaba todo bastante vacío y apenas había gente por la calle.

Sabía que había un santuario con un pequeño camino de toris, que esta vez tenía anotado en el mapa para no perdérmelo, el Hanazono Inari Shrine. Cuando llegué al tori de piedra de la entrada, mi móvil se bloqueó y me costó unos 10 minutos resucitarlo. Como lo tenía desde hacía poco, aún me costaba solucionar los problemas con rapidez y me volvía un poco loca.
Tras unos minutos de pequeña angustia, pensando que me quedaba sin móvil, atravesé los toris hasta el Santuario Gojoten, donde había varios árboles en flor.

Unas cuantas personas se hacían fotos con los ciruelos y tras un rato admirando las vistas, sobre las 10:20, regresé al camino de toris, para continuar caminando por el parque.
Parecía que iba a llover, pero al final terminó saliendo el sol y no hacía mucho frío.

A las 10:40 llegué al Santuario Ueno Toshogu. No había mucha gente y parecía cerrado, pero vi un cartel con imágenes y precios de los talismanes y el propósito de cada uno, con código QR de acceso a la web para más información. Es evidente que la pandemia les ha animado a traducir y digitalizar mucha de la información que antes no estaba ni a la vista para los turistas.


No me entretuve mucho tiempo, ya que lo había visitado anteriormente, y continué caminando hasta la gran explanada, pasado el zoo de Ueno. 
Hasta ese momento el parque estaba bastante solitario, pero aquí había mucha gente que venía dirección de la estación, sobre todo familias con niños, presumiblemente camino al zoo.
Allí me encontré con un festival Samurai, con montones de puestos de comida y un escenario al fondo donde representaban danzas con espadas y abanicos.


Era demasiado pronto para comer algo, así que no me entretuve mucho tiempo y continué caminando, dirección a la estación de Ueno.
No recordaba haber visto Ueno con tantos árboles en flor el año que fuimos por la temporada de cerezos. Quizá no pillamos el parque en la mejor semana y esta vez sí me había tocado la mejor de los ciruelos y otras variedades de cerezo tempranas.


A las 11:20 llegué a la estación de ueno. Aproveché para cargar la tarjeta Pasmo con 2000¥, ya que iba a ir en metro hasta Asakusa y caminar hacia la Skytree, para ver unos ciruelos que había junto al puente Tobu.
Activé el pase de 72 horas de Metro y Toei y en 10 minutos estaba ya en Asakusa. Caminé hasta el río Sumida y cuando me puse a hacer fotos me quedé sin batería y las de repuesto estaban descargadas. Se ve que al tenerlas mucho tiempo sin uso se habían descargado, o no las cargué adecuadamente la última vez que las utilicé.


No me quedaba otra que regresar al hotel para cargar las baterías y ya de paso aprovechaba para comer algo y no tener que parar más veces.
Antes de regresar, me pasé por el puesto de daifuku mochis de la calle comercial del templo Sensoji y me compré uno de fresa por 350¥ y me subí al metro hasta Inaricho. Con el pase de metro activado era tontería malgastar energías caminando.
A esas horas estaba lleno de gente toda la zona del templo y había colas en los puestos de comida.


Al salir del metro pasé por la tienda Ministop y aproveché para comprar una botella de agua de 2 litros por 98¥, casi lo mismo que me había costado la botella pequeña.
Tras ver qué podría comprar sin gluten, vi que tenían barritas soyjoy y por suerte una era la de plátano, que tampoco tiene lácteos, por 125¥.
Miré las bolsas de patatas fritas y todas tenían trigo en los ingredientes o en alérgenos, incluso las de marca Calbee que parecía no tener añadidos.

 

Llegué al hotel a las 12:22 y tras poner las baterías a cargar, fui a prepararme algo de comer y vi que todo lo que tenía en la nevera estaba congelado.
Es de esas mini neveras que tienen una especie de cajón abierto de congelador. La foto la puse en la entrada que hice de este hotel, por si tenéis curiosidad.
Supuse que el anterior lo usó solo para enfriar bebidas y no le importaba que congelara.
Lo saqué todo para comprobar los daños y lo único que estaba bien era lo que estaba en la parte de abajo, la más pequeña de la nevera.
La rueda de nivel estaba en 7, el nivel más frío de la nevera, así que la bajé hasta el 4 y saqué lo que iba a comer en ese momento. Como no quería ponerme a cocinar, me hice una ensalada con atún y mientras, puse a cocer los huevos, que también parecían estar congelados.
Cuando fui a abrir la supuesta lata de maíz, vi que era un brik. Super cómodo, porque una vez abierto por la zona punteada, se plegaba y quedaba muy bien cerrado.
Me costó un buen rato pillarle el truco a la placa portatil, porque estaba a tope de calor y el agua empezaba a salpicar, hasta que pude localizar dónde bajar la potencia, con ayuda del traductor de Google.
Como era poca comida, me comí el mochi, al que le añadí más fresas ,de las que tenía para el desayuno, y un plátano.
A las 14:50 salí del hotel y subí al metro de nuevo hasta Asakusa para caminar hasta la Skytree, aunque antes me quedé un momento admirando las vistas desde el río.
A las 15:10  crucé el puente caminé cuesta abajo hacia la torre.
En la acera por la que fui, había señales del lado de la acera destinada a peatones y a bicicletas, pero tanto las bicis como la gente iban por donde les daba la gana y cada vez que pasaba una bici tenías que estar muy pendiente para que no te arrollaran.
Este año noté que el incremento de bicis por Tokio era bastante notable. Nunca antes había tenido que ir tan pendiente de no chocar con ninguna.


Llegué al cerezo a las 15:20. Había bastante gente haciendo fotos a la torre desde ahí y como apenas tenía un par de ramas con flores, tuve que hacer cola para esperar turno. Aún le quedaban unos días para florecer del todo, pero ya que estaba, hice algunas fotos. Me quedaba bastante cerca, así que podía regresar más adelante.
Me tiré un buen rato y sobre las 15:45 regresé caminando hacia Asakusa y allí subí al metro hasta la estación Ueno-Hirokoji. Llegue a las 16:32 y caminé hasta el Yushima Tenjin Shrine al que llegué tras 10 minutos. 
La entrada estaba tras subir unas escaleras bastante empinadas, que tuve que subir despacio y con cuidado. El templo estaba lleno de ciruelos florecidos, de todos los colores. Era bastante bonito el ambiente a esa hora de la tarde.
El edificio principal estaba enmarcado por ciruelos llorones. 


Es pequeño y estaba bastante lleno de gente, pero tiene un estanque con un puente de madera, al que no se puede acceder, con una pequeña cascada cuyo sonido le daba un ambiente tranquilo.
En una de las puertas del edificio principal del templo, había unos bonsáis de ciruelos totalmente florecidos, uno rosa y otro blanco, que se ganaban más de una foto de todos los que pasaban por ahí.
Estaba anocheciendo y la cámara no enfocaba bien si intentaba hacer algún paneo o grabación a contraluz, pero el sitio era muy bonito e hice lo que pude para tener algún recuerdo.


Como había puestos con bebida y comida, algunas personas estaban bebiendo sentadas en un murito bajo de piedra que hay en el camino, o paradas en medio del camino comiendo algo, por lo que no te dejaban acercarte bien a ver las flores y hacer fotos. Éramos muchos los que estábamos haciendo fotos de los ciruelos, por lo que a veces tocada esperar turno para poder acercarte.
Sobre las 17:00 encendieron las luces del templo y algunos ciruelos se iluminaron con las luces de manera super espectacular y eso que aún no había anochecido. Hasta había un equipo de televisión ocupando uno de los mejores sitios para hacer fotos, que no parecían grabar, pero que estuvieron ahí un buen rato.


Los ciruelos son un poco menos espectaculares que los cerezos ya que no tienen tanta flor y hay veces que parecen que están a medio florecer, cuando en realidad tienen todo florecido, pero eran tantos y de tanta variedad de colores, que en un templo tan pequeño, se veían preciosos. 


A las 17:35 salí del templo y caminé hacia Ueno, parando en un supermercado Gyomu, a dos minutos del templo, del que había escuchado que tenía muchas cosas baratas.
Estuve unos 10 minutos cotilleando lo que tenían, que era sobre todo congelados en grandes cantidades, y vi alguna cosilla importada, como aceitunas con anchoa, españolas. No estaban mal de precio, una lata de 85g costaba 116¥, menos de 1€. También había latas de atún y pasta, todo a buen precio.
Encontré un paquete grande de servilletas, pero al ir a pagar vi que había una cola inmensa y como aún me hacían falta más cosas, decidí dejarlas y seguir caminando hasta el mercado de Ameyoko, junto a las vías del tren, donde hay montones de comercios y cadenas de tiendas.


A esa hora, el mercado de Ameyoko estaba lleno de gente comprando y comiendo, en los montones de restaurantes y puestos de comida.
Me paré en las pescaderías y fruterías para cotillear precios y había algunas cosas con bastante buena pinta a buenos precios. Aunque siempre me quedo un tanto confusa en las pescaderías, porque no se poner nombre a ninguno de los pescados que venden, salvo el atún y el salmón.


Entré en varias tiendas de cosmética para buscar lo que compra mi hermana e ir viendo precios. Parecían estar en todas las tiendas al mismo precio.
Necesitaba un protector solar porque en un solo día me estaban saliendo manchas en la cara. 
Le fui mandando fotos a mi hermana para que me fuese diciendo cuales eran los mejores y al final me compré, en la farmacia Sugi, el protector solar de Bioré aqua rich por 877¥ y una barrita soyjoy de manzana por 127¥.
En cada sitio veía sabores diferentes de barritas soyjoy, así que iba mirando en todos por si tenían alguno de los sabores sin lácteos.


Eran ya casi las 7 y completamente de noche cuando me dirigí hacia el hotel, parando en los combinis que tenía de camino, para ver qué cosas tenían sin gluten.
Por el primero que pasé fue por el 7eleven. Este año me fue casi imposible encontrar algo 100% libre de gluten, ya que en el etiquetado, ahora pone en casi todo, que se fabrican en sitios dónde tienen trigo, lácteos y de todo. Incluso cosas como el pollo ahumado para ensalada, que ya había comprado en el viaje anterior, tenía el indicativo de la fábrica en la que procesan de todo, y el que es pollo para ensalada, directamente tenía gluten en los ingredientes.
No fui muy exigente con esto, ya que de otro modo me sería imposible comprar nada, sobre todo en las patatas fritas, creo que no encontré ni una sola marca en la que no pusiera que contenía gluten o que se realizaba en fábrica donde podía haberlo. Miraba que no estuviera en el listado de alérgenos y en los ingredientes, que es lo más preocupante.
No entiendo muy bien la forma de etiquetar en Japón, ya que aunque no te ponga un ingrediente en alérgenos, luego te ponen que en la fábrica procesan otras cosas con ese ingrediente. Es como decir, no tiene este alérgeno, pero cuidado, que si eres alérgico igual te da reacción porque en ese mismo sitio tenemos otras cosas que sí lo tienen.

  

Compré jamón cocido, por 158¥, en el que ponía que tenía mizuame (un almidón que puede estar elaborado con malta), pero como vi que procedía de España, asumí el riesgo y lo compré.
Compré también unas patatas fritas, por 108¥, que tenía anotadas de la web de la tienda, donde indican los alérgenos y no ponía trigo, aunque en la bolsa tenía lo de la fábrica. Eran muy pocas las patatas fritas que no tenían trigo o lácteos en sus ingredientes, así que compré casi siempre estas, que me ofrecían más seguridad.

El siguiente en el que paré fue el Natural Lawson. En este tipo de Lawson se encuentran más productos ecológicos, importados y para ciertas alergias. 
Tras dar una vueltecita, vi que tenían jamón serrano y chorizo de España, aunque un poco caro y justo al lado, un tipo de mortadela y beicon en el que indicaban que estaban libres de alérgenos.
Aquí compré una cebolla larga, por 138¥, y un onigiri de ciruela a 125¥.
Generalmente, los onigiris que tienen sin gluten, son el de salmón y el de ciruela, aunque en algunas tiendas incluso estos sabores tienen gluten. Hay que comprobar siempre antes de comprarlos.

Llegué al hotel a las 19:20 y lo primero que encontré fue un charco de agua junto a la nevera. Se había descongelado todo y tenía una liada impresionante. Menos mal que tenía una bayeta con la que pude limpiar toda la nevera y solucionar el problema sin tener que pedir ayuda a recepción, porque a esas horas ya estaba cerrado.

 

Me puse a cocinar el cerdo con zanahorias, setas, brotes de soja y cebolla, para el día siguiente y mientras cené el onigiri y huevos duros.
Aún me quedaba por comprar servilletas o un rollo de cocina. Tenía que buscar un súper más grande, de los que tienen de todo, porque los que había visto eran tipo conbini y ahí no se podía hacer una compra completa.
Les comenté el problema en el grupo de telegram de Debito y enseguida me sugirieron un Maruetsu que tenía cerca. De hecho este súper lo tenía anotado, pero como estaba un poco más lejos, fui primero a los cercanos, dejándome engañar por lo comentarios de Google.
Era festivo, pero al parecer este súper está abierto 24 horas. Podía haber ido en ese momento, pero decidí ir por la mañana, que ya estaba demasiado agotada para salir de nuevo.

Volqué las fotos y vídeos al disco duro y mientras, revisé algunos de los presupuestos que me pidió mi hermana y preparé el plan del día siguiente. 
Tras cenar hice una videollamada a casa, para que se quedaran tranquilos y terminé acostándome pasadas las 12 de la noche.

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