lunes, 31 de julio de 2023

Japón 2023 - Diario de viaje - Día 5 - Hina Matsuri, Rainbow bridge y Odaiba

 

Domingo 26 de febrero de 2023

Me desperté a las 7 de la mañana a pesar de haberme acostado pasadas las 12:30. No conseguí dormir todo lo que me quería, pero al menos estaba más descansada. 

Pensaba ir primero a la estación de Ueno para activar el JRP para el día siguiente, aprovechando que aún tenía pase de metro hasta las 11:30, tras ver un poco el plan de los días siguientes y comprobar si me hacía falta reservar algún tren.
Aún no sabía muy bien el orden de las excursiones, y con el navitime me hacía un poco de lío por los tramos que eran de JR y los que no.
Tenía buscados los trenes hasta Kawazu, para ver cerezos a la orilla del río, pero no los horarios, y al mirarlo me di cuenta que apenas había frecuencia de trenes y Google me ponía otra ruta que me hacía pagar más.
El primer tren Odoriko hasta Kawazu salía a las 9 y llegaba pasadas las 11. Tenía que ir hasta Ito y desde ahí en otro tren, que se paga a parte porque no es de JR.

Tras un buen rato trasteando trayectos posibles, salí a las 9:40 y me dirigí al metro para ir hasta Ueno. Cuando iba a cruzar la calle, estaban los coches atascados porque había un farolillo rojo rodando por el paso de cebra. Lo recogí y lo coloqué junto a la verja, porque no sabía de qué negocio era.
El conductor que se encontraba justo a mi lado me dio las gracias con la cabeza y reanudaron la marcha.

Llegué a las oficinas de JR, tras 5 minutos de dar vueltas por la estación, buscando la oficina de JR con el cartel verde de Midori, donde antes se activaban los pases.
Como no vi ninguna, entré en la oficina principal, JR East Travel Service Center, y vi que tenían varias secciones indicadas con señales en el suelo, que dirigían a ventanillas diferentes según el tipo de gestión a realizar.
Parece que ahora se pueden activar el pase en las oficinas de JR, porque ahí mismo estaba la cola para activar el JRP, con bastante gente esperando en ese momento
Como hasta ese día no había entrado más que a la estación de metro, no había visto donde estaba la oficina y me metí por el callejón comercial que hay, dando la vuelta completa.
Había bastante cola, pero como había carteles informativos, podías ir adelantando información leyendo los textos, en inglés.
Nada más entrar había un cartel con las normas básicas del JRP y el horario de apertura, que era de 8:00 a 18:00 todos los días.

Había carteles de información del tren de excursión al Fuji, con fotos del sistema de luces en asientos reservados, indicando que hay que hacer reserva, aunque con el JRP puedes ir sin hacerla.
En una pared tenían puestas las medidas de las maletas para que pudieras comprobar si necesitabas hacer reserva de maleta. En otro indicaba que pusieras tu documento del JRP dentro del pasaporte, en la parte dónde está tu foto, para hacerles el trabajo más rápido. Toda la información más básica, estaba en los carteles.
Eran las 10 cuando me puse en la cola y a las 10:15 me atendió una chica, que pasaba por la fila con un pequeño mostrador con ruedas. Me pidió el documento de reserva del JRP y mientras lo leía confirmaba en una hoja algunos datos. Me preguntó la fecha en que quería activarlo, lo anotó y se puso a contar cuidadosamente los días en un calendario que tenía. Después me hizo una pregunta en japonés, que por supuesto no entendí. Me lo volvió a preguntar en un inglés chungo y entendí que quería saber si quería reservar algún asiento. Le dije que quería ir a Kawazu al día siguiente, aunque aún no tenía claro si ir primero a Odawara, y a Kawaguchiko el martes. Me entregó mis documentos junto a esta hoja para que me atendiesen en la ventanilla.
A las 10:22 me atendió otra persona que me llevó a una ventanilla más alejada.
Lo primero que hizo fue mirar mi pasaporte y darme un hoja en español con información básica de cómo utilizar el JRP.

Tras comprobar mis datos me preguntó por las reservas que había anotado su compañera y le dije que había cambiado de idea y que seguramente iría a Odawara al día siguiente, que me diera información sobre si podía ir sin reservar asiento y si para Kawazu tenía que reservar la parte desde Ito.
Me comentó que para Odawara podía ir en los vagones sin reserva, pero que el Kawazu es muy popular y que debía hacer reserva y luego me cobrarían el resto de trayecto en el mismo tren o al llegar a Kawazu.
La excursión al Fuji me comentó que era como el de Kawazu, que el especial Fuji excursion se paga el tramo no cubierto por el JRP, en el mismo tren o al llegar.
No había asientos en el de las 7:30 y en el de las 8:30 solo quedaba uno. Me parecía un poco tarde esa hora y le pregunté si podía ir sin reserva, pero no entendía lo que le estaba preguntando, así que le pedí si no podía ser antes de esa hora.
Al final me dio una reserva en otro tren hasta Otsuki, a las 7 de la mañana y me dijo que tenía que pagar desde ahí el resto del trayecto hasta Kawaguchiko.
Me dio mi tarjeta del JRP y la reserva hasta Otsuki y salí directa a una máquina, justo en frente, para recargar la pasmo con 5000¥.

Ahora el Japan Rail Pass te lo dan directamente del tamaño de un billete de tren común y corriente, por lo que hay que tener cuidado de no perderlo.
Se introduce en los tornos de entrada y se recoge. Si no hay, debemos enseñarlo al personal que esté en la entrada.
Para poder utilizar las máquinas, debes tener este billete, para escanear el QR, y tu pasaporte, ya que tienes que introducir algunos datos.
El pasaporte es obligatorio llevarlo siempre en Japón. Que nadie se lo deje en el hotel para evitar problemas.

Eran las 10:45 cuando terminé las gestiones de JRP y aún tenía más de media hora de pase de metro, así que fui hasta Asakusa, en un trayecto de no más de 6 minutos.
Al salir la calle estaba bastante llena de gente. Era domingo y se notaba.
Caminé directa hacia la zona del río, donde era el Hina Matsuri, un festival dedicado a las niñas, en el que ponen a flotar muñecas en botes, de papel, para que se lleve la mala suerte.

Había leído que al evento suelen ir geishas, así que al estar cerca, me pareció bastante interesante.
Empezaba a las 11:30, pero llegué a las 11 y aún no había nadie, solo los puestos en los que vendían las muñecas de papel.
Vi como probaban el micro y como se preparaban todos los organizadores, con sus happi identificativos del festival (una chaquetilla tradicional que se lleva abierta, sobre la ropa).

Al rato empezó a llenarse de gente. Pasaban por el puesto de venta primero, para comprar la balsa con muñecas de papel y después en una mesa, escribían algo sobre un papel que se colocaba en una abertura detrás de las muñecas, y lo preparaban para poderla tirar.

 

Cuando ya había formada una gran fila, a lo largo de la verja donde estaba sentada, una niña, con boina roja, se acercó a regalarme una mascarilla. No lo entendí muy bien, porque a mi lado había gente que no la llevaba puesta, pero bueno, una mascarilla gratis nunca viene mal.
No vi ninguna geisha. La información por megafonía la daba una señora con kimono, pero en todo el tiempo que estuve allí, no vi ni una sola. No fue porque hubiese mucha gente, todos estaban ordenadamente en fila, así que supongo que sería porque aún estaban con restricciones por el covid.

El festival fue bastante corto en realidad. En cuanto dieron el paso a la gente, en pequeños grupos, las niñas se colocaban en los arcos que tenían preparados con toboganes inflables, para dejar caer sus muñecas de papel.
Como hacía algo de aire, muchos de los barquitos salían del tobogán y se daban la vuelta en la caída, quedando con las muñecas debajo del agua.
No me pareció un sistema muy efectivo para dejar caer algo tan ligero. Alguna niñas se llevaban el disgusto al ver como su barquito no navegaba como el resto.

A las 12:20 ya no había fila y la gente empezaba a irse. Me encaminé hacia Asakusa, pero antes me paré en el murito donde estaban sentadas varias personas comiendo, en el paseo del río, cerca de los arcos, y aproveché para comerme una soyjoy de manzana, mientras miraba algunas rutas de tren en el móvil.
Eran casi las 13:00 cuando llegué al puente, donde me paré a hacer alguna fotillo más al Skytree y continué caminando hasta el centro de información turística de Asakusa.

 

Compré otro pase de 72 horas de Metro y Toei, para los días en los que no tendría el JRP y subí al mirador gratuito.
Ya había estado el año anterior, pero como me pilló lloviendo, no pude apreciarlo en condiciones.
Esta vez me di cuenta de que había unas escaleras, de bajada, que tenían unas pequeñas aberturas desde donde poder hacer fotos. En el resto hay una verja o un cristal enorme, así que una vez descubierto, me quedé un ratillo haciendo fotos desde ahí.
Hacía bastante aire, lo que complicaba estabilizar la cámara, sobre todo con el teleobjetivo, pero el día era soleado y las vistas eran perfectas.
Sin volver a subir las escaleras, salí de allí pasando por una sala de exposiciones para llegar al ascensor, sobre las 13:30.

Mi plan era cruzar caminando el Rainbow bridge hasta Odaiba, por el lado sur, con vistas a la isla y regresar por el lado norte, con vistas de la ciudad, ya anocheciendo.
Fui al metro y tomé la Asakusa line, hasta Shimbashi. Ya se me había terminado el pase de metro, pero no me compensaba comprar otro para este día, ya que utilizaría líneas privadas, así que pagué con la pasmo, 220¥.
El siguiente tramo era hasta Shibaura-futo, en la línea Yurikamone, el monorail sin conductor que lleva a Odaiba. 
Como tenía que cambiar de tren en Shimbashi, decidí pasarme a ver el reloj de Hayao Miyazaki, por si coincidía con una de las sesiones en que se activa.

No tuve suerte. Llegué a las 14:00 y la próxima función no era hasta las 15:00, y no iba a quedarme una hora esperando, sobre todo porque ya lo había visto en mi primer viaje.
El horario se puede ver en esta web. Lo cambian de vez en cuando, así que mejor comprobarlo antes.
El horario también se puede ver a los pies de reloj, que en este momento era de lunes a viernes a las 12:00, 13:00, 15:00, 18:00, 20:00 y de sábado a domingo a las 10:00, 12:00,13:00, 15:00,18:00, 20:00.

Me encaminé hacia la estación de nuevo, siguiendo las señales del Yurikamome y por fin me crucé con un FamilyMart. No había visto ningún konbini en un buen rato y quería comprarme un onigiri para la comida, ya que no sabría dónde comería, si en el puente o ya en la playa de Odaiba, y en esa zona sabía que no habría tiendas.

Eran ya las 14:20, así que no me entretuve y fui directa a los onigiris.
Por primera vez me encontré en la tesitura de que no había de los normales de salmón, que son los que suelen ser sin gluten. El que había tenía maltosa en sus ingredientes, así que opté por comprar uno de los premium, más grandes y caros, a 240¥.


Cuando llegué al tren, ya había gente dentro, así que no pude sentarme, pero entré en el primer vagón, donde me coloqué cerca de la ventada donde iría el conductor. 
Eran 4 paradas, por que no llegaba ni a 10 minutos de trayecto y costó 251¥, que pagué con la pasmo.
Me bajé, prácticamente sola, en Shibaura-futō Sta., y seguí las indicaciones que había hacia el puente.
Lo malo de ir por una salida en concreto, es que puedes encontrarte sin ascensor ni escaleras mecánicas, pero como no sabía si la calle se podría cruzar sin problema, continué por donde me indicaban las señales, que era con bajada de escaleras.
Eran las 14:40 cuando inicié mi camino desde la estación y en 10 minutos ya estaba en la entrada del puente.
La calle estaba vacía, no había ni un alma y dejé de ver señales indicativas. Menos mal que me había visto un video unas semanas antes y sabía más o menos por dónde tenía que ir. Había que meterse por la calle a la izquierda, justo donde se encuentra el pilar del puente. 
No es hasta más cerca de la entrada dónde se ven señales y el horario de apertura, porque no abre 24 horas.
El horario es de 9:00-21:00 de abril a octubre y de 10:00-18:00 de noviembre a marzo. El último acceso se permite hasta media hora antes de la hora de cierre. También está cerrado el tercer lunes de cada mes.

En la entrada a la rampa que da acceso a la puerta, hay un señor que saluda al entrar y señala el camino. Me sorprendió el ruido que hacía al caminar por ahí. El camino estaba hecho como de plástico, de una especie de trenzado de bolsas de plástico, que hace un sonido curioso al andar.
Me crucé con alguna persona con su bici, que en este tramo caminaban junto a ella.
Las vistas desde ahí no eran muy buenas, a penas se veía la ciudad y había montones de contenedores de carga en la orilla. 

Una vez atraviesas la puerta de entrada, ves el wc justo en frente y dos entradas al puente a ambos lados, la ruta norte a la derecha y la ruta sur a la izquierda. En la norte las vistas son a la ciudad y en la sur a Odaiba. Aunque hay un par de zonas que conectan ambos lados, en algún punto del puente.
Lo primero que hice fue pasar por el wc, que estaba completamente vacío y limpio. Como de costumbre, no había ni jabón ni nada para secarse. No veo la lógica de lavarte las manos sin jabón, así que siempre termino utilizando el gel hidroalcohólico. Es algo que siempre he utilizado en los viajes, no solo en la época post covid, ya que nunca sabes si habrá donde poder lavarte las manos.

Eran ya las 15:00, pero aún no tenía hambre y tampoco había donde comer ahí, así que inicié la marcha.
Como quería ir por la ruta sur, me dirigí hacia la derecha y subí en un ascensor hasta el piso 7. No hay más botones en el ascensor, por lo que no tiene pérdida.

Se camina por una acera junto a una carretera de dos carriles en ambos sentidos, con las vías del monorrail por el centro y otro nivel superior con dos vías más de carretera.
En todo el camino hay una reja, por la que se puede introducir un objetivo sin problema, y en cada torre hay unos miradores con un espacio abierto, a la altura de los ojos, desde donde puedes admirar las vistas con más tranquilidad y sin tanto impedimento.

En el primer mirador se ve la carretera circular y la vía del monorail, que accede al puente.
Me quedé un rato mirando el paso de trenes y coches, aunque me daba el sol prácticamente de frente y la cámara parecía no querer enfocar adecuadamente.

A las 15:25 llegué al segundo mirador, desde dónde se veían más cerca los islotes de Odaiba. En este mirador hay unas fotos panorámicas donde se indican los puntos más destacados, como el monte Fuji.
Tras este mirador, el camino continua por el interior de la torre y es dónde está el primer acceso a las escaleras para cambiar al lado norte, pero estaba cerrado. Había un cartel en la puerta, en japonés, dónde indicaba que estaba cerrado. En la pared de la escalera, al fondo, se leía una indicación de que por ahí se podía cambiar a la ruta norte.
Nada más salir al exterior, hay otro mirador, pero este tiene todo enrejado y las vistas no son muy buenas, por lo que continué caminando. Pasé por otro mirador igual que el anterior y a las 15:32 ya estaba en el último mirador. Este sin ningún tipo de protección. Está en la parte que hace la curva el puente, por lo que las vistas son muy buenas.
El camino desde aquí ya es sin rejas, solo la barandilla. Hay un mirador en el que se ve uno de los islotes con el edificio del Fuji TV al fondo, que es espectacular.
En este punto empecé a notar que la cámara no enfocaba. Si movía el zoom se quedaba desenfocado. Ya había estado notando desde hacía un rato que el enfoque iba lento, pero en este punto empecé a preocuparme.
Hace unos años se me había estropeado el objetivo, estando aún en garantía y al repararlo, por lo visto era el enfoque. El problema es que cuando algo así se rompe, no funciona ni en manual y es como si toda la cámara estuviere rota, sin poder visualizar nada. Ya me estaba oliendo lo peor.

Eran las 15:40 cuando llegué a la señal del pilar 31, casi llegando a Odaiba. En este punto hay unas escaleras para cambiar a la ruta norte. De aquí al final del puente había otros 5 minutos andando. 
Al llegar al final se unen las dos rutas, quedando ambas accesibles para bicicletas, sin escaleras.
Desde que empecé a caminar, habían pasado 40 minutos. Teniendo en cuenta que me paré muchas veces para hacer fotos y vídeos, supongo que se puede recorrer en menos de media hora, caminando a paso ligero.

Había unos cerezos en flor justo al final del puente, en la orilla que da acceso a uno de los islotes que se pueden visitar. Quería recorrer el camino al islote, así que bajé a la zona de la playa.
Apenas había gente. Es una playa donde no se permite el baño, ni pasear mascotas, ni jugar deportes, por lo que entiendo que simplemente es para pasear y nada más. Tampoco me bañaría ahí de poderse hacer, ya que es una zona con mucho tránsito portuario y el agua no parece precisamente limpia.

Tras hacer algunas fotos, con gran dificultad para que enfocase, la cámara se puso en negro, con el aviso de "compruebe el estado del objetivo". Ya sabía lo que venía a continuación. No hubo manera de recuperarlo.
Me senté en un banco, para ver si era una falsa alarma. Probé con el tele objetivo y funcionaba sin problemas, probé de nuevo con el normal y nada, ni siquiera se plegaba al apagar la cámara. El objetivo estaba de nuevo con el enfoque roto y sin forma de poder utilizarlo.


Ya tenía activado el JRP para el día siguiente. Era domingo por la tarde y me encontraba sin cámara justo antes de hacer las excursiones más importantes del viaje. 
Eran las 4 de la tarde, aún no había comido, ya que el plan era hacerlo justo en ese momento, pero con el estrés de la situación, no tenía ni hambre ni tiempo para pararme a comer.
Miré por Internet si las tiendas tipo Yodobashi tenían objetivos para esa cámara. Parecían tener alguno de venta online, pero tardaban varios días en tenerlos disponibles para recogida, así que solo me quedaba ir a la tienda y ver que tenían. Por suerte en Tokio encuentras muchas tiendas grandes abiertas, incluso en domingo, y la de Ueno abría hasta las 10 de la noche.

A las 16:30 me puse a caminar por la orilla hacia la estación, con la idea de irme directa a Ueno, pero sin querer irme al mismo tiempo, ya que había ido hasta allí caminando y no quería irme sin ver nada.
Puse el teleobjetivo en la cámara y los vídeos y fotos principales empecé a hacerlos con el móvil. No es que tenga muy buena calidad, pero menos es nada.
Mientras caminaba buscaba por Internet objetivos y precios y los comparaba con amazon España. El mismo objetivo costaba como 100€ menos que en España y ni se me había ocurrido que además podría ahorrarme las tasas. Lo malo es que la garantía no me cubriría nada en Europa, solo en Asia.


Pasé por la estatua de la libertad, donde había varios turistas haciéndose fotos y era complicado hacer una sin gente delante. Con el móvil sin zoom y el teleobjetivo, las opciones eran bastante limitadas, así que continué caminando. Cuando llegué a la estación, decidí ir un momento a ver el Gundam, ya que era otro distinto al que vi en 2016 y estaba prácticamente al lado.

Fueron 10 minutos andando desde la estatua de la libertad y el camino estaba bastante tranquilo. 
Me puse a hacer alguna foto, alejándome muchísimo para poder hacer algo con el tele y sobre las 16:50 empezó a arremolinarse un montón de gente. Imaginé que era porque se iluminaría, así que me quedé esperando y pude ver el "espectáculo" en vivo. Además de las luces, se mueve la parte de la cabeza, acompañado de sonidos, así que es curioso de ver.

 

A las 17:20 ya estaba de camino a Ueno, primero en el Yurikamome, desde Daiba hasta Shimbashi, que me costó 325¥ con la pasmo, unos 15 minutos, y de ahí hasta Ueno que costó 157¥. Légué a las 18:00 y fui directa a Yodobashi.
Me costó localizarlo porque Google maps me indicaba por el lado contrario a donde estaba la entrada y el cartel era solo en kanjis y hiragana.
Los accesorios de las cámaras estaban justo al entrar, por lo que no tardé nada en encontrarlo. Lo que no veía era los objetivos de mi cámara, así que le pregunté a un dependiente con el traductor de Google, señalando a mi cámara que llevaba colgada al cuello, y me indicó dónde estaban.
Todo lo que tenían ahí eran lentes fijas y necesitaba una móvil, que es mucho más versátil, sobre todo en los viajes.
Tras mirar algunas reseñas de esos objetivos en Internet y leer alguna cosa del problema de mi objetivo y lo frecuente que es que se rompa el enfoque, solo tenía dudas y ya no sabía qué comprar. Las lentes fijas no me parecían una opción y en la web sólo encontré la que se me había roto. 
Finalmente me decidí a comprar el objetivo que ya conocía y que vendían online. 

Me acerqué al mostrador, donde me atendió un señor al que le expliqué lo que quería, con el traductor  de google y enseñándole el producto de su web. Me dijo que estaría el martes para recoger en tienda y le pregunté a qué hora podía ir a recogerlo. El traductor vete a saber qué puso, porque en ese momento estaban dos dependientes intentando entender lo que les decía, y empezaron a reírse al leer el texto. Tuve que volver a ponerlo, siendo lo más detallada y neutra en el lenguaje. Quería saber a qué hora podía ir a recogerlo por si podía pasarme antes de la excursión al Fuji.
Por desgracia, lo tendrían a las 9:30, que es a la hora que abren, por lo que no lo podría llevar.
Decidí reservarlo igualmente. Me pidieron el pasaporte, anotaron mis datos y me dieron un recibo que me dijeron que tenía que llevar para recoger el objetivo, donde ponía mi nombre como カタリナ 様 (Katarina sama), el nombre del objetivo, su precio (36.410¥) y la fecha de recogida, el 28 de febrero.
No tuve que pagar nada en ese momento, así que di las gracias y fui hasta el hotel caminando, mientras les mandaba audios a la familia explicándoles el dilema.
Aún no tenía claro si iría al Fuji el martes, ya que el tren era a las 7 y la tienda no abría hasta las 9:30, pero tampoco parecía que fuese a estar despejado más días y no quería arriesgar a ir y que no se viera el Fuji.
Llegué al hotel casi a las 7 de la tarde, con un dolor de espalda importante, por no haberme sentado en todo el día, y con muchas dudas de lo que iba a hacer los próximos días.


Ya tenía hecha la cena, así que a las 19:20 me puse a comer una ensalada de patatas con huevo y carne de ternera con zanahorias, setas y brotes de soja. Era carne angus, por lo que el sabor era un coco más fuerte de lo que esperaba. Siempre compraba lo que más barato estaba en cantidades para una persona y ese día me pareció que esa estaba bien de precio.
Mientras tanto, pasaba los archivos al disco duro y chateaba con la familia.
Estuve un rato ojeando el folleto que me habían dado al activar el JRP, en el que explicaban cómo reservar viajes en las máquinas y miré con más calma si tenían el objetivo en venta en alguna de las tiendas físicas, sin éxito.
Dejé todo preparado para la excursión a Odawara del día siguiente y me acosté sobre las 11 de la noche.
Los vecinos estaban haciendo bastante ruido esa noche, pero me puse el ruido marrón y pude dormir sin problemas. 

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