Mi intención era alojarnos una sola noche en este college, para vivir la experiencia de pasar un día entre sus muros, desayunar en el Hall tan conocido por las películas de Harry Potter y deambular por sus terrenos sin hora fija de salida.
Como los dos últimos días de nuestro viaje a Oxford nos quedamos sin habitaciones en Magdalen college, decidimos ir esas dos noches a Christ Church.
Al final fue un acierto, porque con una sola noche nos habríamos quedado cortas. Entre las horas de visita y las horas de entrada y salida, se te va el tiempo volando.
Reservé una habitación con 2 camas en el Old library building, con baño privado. Había varias opciones y quería estar en la parte antigua, así que elegimos la que mejor precio tenía, aunque no había fotos en la web y no teníamos ni idea de cómo serían.
El precio de la habitación con dos camas y baño privado era de 160£. Es de los college más caros de Oxford y el que antes se queda sin habitaciones libres.
Le comenté que había reservado en la biblioteca, pero que cuando hice la reserva me pareció raro que ahí hubiese habitaciones y me confirmó que sí había, pero que la nuestra estaba en el otro edificio. Como no sabía muy bien cual sería mejor, confié en que el precio fuese el mismo y no estuviéramos pagando de más.
En la entrada de la recepción había una advertencia de la presencia de gatos, por si tienes alguna alergia, ya que dentro había una camita con un gato dormido. Quería haberle hecho fotos, pero el día que salimos ya no estaba.
Este college es un lugar libre de humos, por lo que no se puede fumar en ninguna parte, hay que salir a la calle y según nos dijo el portero, solo se podía salir por la Tom Tower. Más tarde, el portero de la puerta principal, la que teníamos al lado de la habitación, nos dijo que también podíamos salir por ahí. Lo que no nos quedó muy claro, es si se podía salir también cuando el jardín del college estaba cerrado por la noche.
No nos mencionó en qué planta estaba nuestra habitación, por lo que fuimos a la aventura a nuestra escalera y a ver que nos tocaba.
Nos dio una tarjeta, para llevar al cuello, con una chapita de llave automática. La cinta era de un verde chillón, por lo que se distinguía bien de las tarjetas de visitantes del college. Es uno de los colleges más turísticos y siempre hay mucha gente dentro.
Nos dirigimos a nuestra habitación, pasando por las famosas escaleras del hall, que salen en Harry Potter, atravesando los claustros para salir a nuestro edificio, que es por el que se entra en las visitas turísticas.
En nuestro sobre ponía ME4-16. La entrada era la escalera 4. Aquí los portales se enumeran por escaleras. En este edificio hay 4 habitaciones en cada piso, 2 a cada lado de la escalera.
Empezamos a subir mirando los números, hasta que llegamos arriba del todo, donde estaba nuestra habitación, a mano izquierda.
Nos costó llegar hasta arriba, era como un tramo más de escaleras de las que hay en el Magdalen y justo el último tramo es el que nos dejaba para el arrastre. Como no sabía muy bien cómo serían las habitaciones, no pedí que nos pusieran en los pisos inferiores. Al menos las vistas compensaban el dolor de rodillas que me dejaba cada subida.
La habitación tenía un poco de buhardilla, pero era de techos muy altos, con dos camas separadas por una mesita de noche. Al fondo había un sillón, una mesa baja, una mesa de escritorio grande y zona de nevera con estanterías, hervidor, tazas y vasos con varias opciones de té y café. La leche venía en bolsitas de plástico. No era leche concentrada.
En la entrada había un perchero y una estantería enclaustrada en la pared. También había un armario grandote, con espejo dentro, en la pared frente a las camas.
Sobre la cama teníamos dos toallas y una toalla para salir de la ducha, y encima, una cajita de cartón que contenía un jabón, un bote de gel de ducha y pelo y un botecito de acondicionador. Todo era ecológico, incluido el té y café.
El baño era bastante grande, con luces que se encendían mediante una cuerdita, tanto la general como la del espejo. La ducha tenía mampara y ducha de mango con buena presión.
En el escritorio había una lamparita, un ventilador, una silla y un librito con información sobre el college. Ahí descubrimos que había una sala común, pero cuando preguntamos, nos dijeron que estaba en obras y que la que había abierta era la de los seniors y que a esa no podíamos ir. Nos quedamos con las ganas de experimentar la sala común de Hogwarts.
En el segundo piso había un cuartito al que podíamos acceder con nuestra llave, donde había microondas, fregadero y tostadora.
Durante el curso creo que hay fogones, ya que había carteles recodando que no los dejaran encendidos, y había muebles cerrados con llave.
Era un poco raro poder acceder a ciertas zonas donde no puedes como visitante. La gente se te quedaba mirando como si te estuvieras colando.
En la otra imagen se ve nuestra puerta de entrada, a la izquierda, en el interior del college.
Uno de los días hasta te podías sentar en la mesa de los profesores, pero nosotras preferimos sentarnos en el extremo del fondo de las mesas centrales.
El primer día una chica, que estaba en la puerta, nos explicó dónde estaba cada cosa y nos dijo que en la zona de la comida caliente tenían una hoja de alérgenos, pero que creía que lo único con gluten eran las salchichas y que además podíamos pedir pan sin gluten. Aún así, ella misma fue a informarles y cuando llegamos ya estaban con la hoja mirando qué tenía gluten.
Pedí un huevo, dos hash browns, tomate, judías y champiñones. Se me olvidó pedir el bacon porque estaban con la hoja de alérgenos, atendiéndonos a la vez, y me lo salté, pero al día siguiente lo pedí y estaba todo súper rico.
Después pasabas por la zona de las mantequillas, que estaban en paquetes individuales. Había margarina y mantequilla, miel y unos dispensadores de mermelada, donde había que poner un recipiente pequeñito y mover la palanca para llenarlo con la mermelada. También había pasas de diferentes tipos.
Cuando llegamos a la zona de las tostadas, le dijimos que queríamos sin gluten y como vimos que las normales estaban cortadas en triangulitos, pedimos 2 cada una, para que fuese una completa y resultó que nos dieron 2 tostadas enteras a cada una.
También había croissants enormes, que por supuesto no podíamos comer, pero que tenían una pinta espectacular. Los traían en tandas pequeñas recién horneados.
La mujer que atendía en la zona de las tostadas nos dijo que nos sentáramos, que ya nos las llevaba ella cuando salieran. No nos fijamos donde las hizo, pero esperamos que fuese en una tostadora diferente a donde hacía el resto. Tenía 2 tostadoras grandes y un horno tipo broiler que es donde estaba tostando las normales.
Dejamos las bandejas a la vista y fuimos a ver qué más había.
En el otro lado de la sala había dispensadores de zumo, una zona con teteras, tés de varios tipos, leche normal, de avena y de soja, salsas tipo kétchup y mayonesa.
Acabamos tan llenas que no pudimos comer nada hasta la cena.
Daban ganas de ir a buscar un uniforme escolar para hacerse una sesión de fotos para el recuerdo.
La capilla del college estaba cerrada por la mañana, así que solo pudimos visitarla en el horario de las visitas guiadas, pero pudimos hacer fotos en la escalera a solas y explorar por zonas privadas, como el edificio de alojamientos más modernos, la galería de arte, que es gratuita para los que nos alojamos allí, y un jardín interior con vistas al Merton college.
Estuvimos cotilleando la habitación que había en el edificio de la biblioteca antigua, en la planta baja, que era justo el que teníamos en frente de nuestra escalera y eran un poco más pequeñas que donde nos alojamos. Tenían baño privado también y un sillón que tapaba una chimenea. No había nadie alojado ahí en ese momento.
La puerta de acceso, para los residentes, es donde se encuentra el Gran Tom. La torre y su campana son para Oxford lo que la Torre Elizabeth y el Big Ben son para Londres.
También señala el toque de queda para el regreso de los estudiantes a la universidad, que aún continúa aunque los estudiantes ya no estén sujetos a dicho toque.
En los horarios de visita pude entrar a la capilla, aunque había bastante gente, pero como ya la había visto en viajes anteriores tampoco me importó mucho.
El único punto malo, es que está siempre lleno de gente en las horas de visitas turísticas.
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