Lunes 11 noviembre 2019
Me
desperté a las 7:30 pero intenté dormir más tiempo ya que necesitaba
descansar, pero no lo conseguí y al final ni descansé ni salí temprano.
Desayuné los cereales con avena y
arándanos y en vez de la bebida de soja con fresa, que es la que había tomado el día
anterior, probé la de almendra que estaba bastante buena.
La fresa me pareció demasiado perfumada, con un sabor demasiado químico.
Ese día mi primo iría al mercado de Kioto y a comer a un
sitio de ramen. Como eso estaba por el centro y no tenían opciones sin
gluten, lo descarté y fui a mi ritmo.
Aún me quedaban sitios por ver de mi primer viaje. Este día iría al templo Sanjusangendo y al castillo de Nijo y ya vería si me daba tiempo de algo más.
Salí de casa bastante tarde como a las 11
de la mañana. Esta vez me dejé de experimentos y fui directamente hasta
Shin-Osaka para coger un shinkansen hasta la estación de Kioto.
En
Shin-Osaka hice un alto en un cajero del 7 donde intenté retirar dinero
con la Bnext, pero me salía un mensaje de invalid card. Lo intenté
varias veces siempre con el mismo resultado.
Retiré 20.000¥ con la
n26, 166.56€ (el tipo de cambio era de 0.0084. Me daban más que en el ninja que
estaba a 119,30. Aunque más tarde te descuentan el 1,7% en comisiones,
seguía siendo más o menos el mismo cambio).
Como perdí un rato
en estas historias del cajero, al final llegué a la estación de Kioto a
las 12:00.
Salí por la parte de atrás, la salida que da al sur, para ir caminando hasta el templo,
siguiendo las instrucciones de Google Maps.

A
pesar de caminar a paso ligero, tardé más de lo que indicaba Google y
no llegué hasta media hora después a Sanjusangen-do. Por el camino pasé
al lado de lo que pensaba que era una casa tradicional, que en realidad
era un templo, situado justo entre dos tramos de vías elevadas del tren.
Era alucinante dónde estaba situado.
En el camino me dio un poco de
hambre y aproveché que iba por calles sin gente para comerme una barrita
de cereales, porque ya veía que poco iba a parar ese día.
Me
llevé un sándwich y un plátano, pero al final no pude parar
en ninguna parte más que los trenes, así que cuando llegué a casa ya hice comida y cena a la vez. Es lo que tiene no querer perder ni un segundo. Encontrar bancos para sentarte es bastante complicado en Japón y se puede llegar a perder un valioso tiempo buscando sin resultado.
Llegué
al templo a las 12:30, tardando bastante más de lo que indicaba Google y
eso que camino a paso ligero. La entrada me costó 600¥ y aunque el
recinto no es muy grande, merece la pena entrar solo por ver
la impresionante sala con las 500 estatuas de Kannon, donde
lamentablemente, no permiten hacer fotos. Hay que descalzarse para
entrar, así que id preparados.
Como no había mucha gente, se podía
disfrutar con tranquilidad, pasear por los jardines y admirar la campana
y las puertas del recinto.
Salí
a las 13:30 y caminé de nuevo hasta la estación, pero decidí ir hasta
la estación de Tofukuji, un poco más al sur de la estación de Kioto,
para poder caminar por ese barrio y recorrer otras calles, y subirme de nuevo al tren JR hasta la
estación de Nijo. Pasé por las vías del tren, desde dónde se veía la
torre de Kioto a lo lejos, y por unas calles totalmente vacías. Tardé
poco más de 10 minutos en llegar a la estación, pero me tocó esperar un
poco el tren y no llegué a Nijo hasta las 14:20.
Desde la estación fui andando hasta el castillo. Sabía que estaba en obras, pero ya me lo había perdido en el otro viaje por lo mismo, así que quería ir de todos modos. La entrada al castillo y los jardines eran 1030¥ y se podía comprar en una máquina. Las entradas sólo para el jardín había que comprarlas en taquilla. El pecio me pareció un poco excesivo, sobre todo por tener gran parte en obras, pero bueno.
La verdad que es un castillo bastante bonito y aunque la residencia principal estaba totalmente cerrada y no se veía ni desde fuera, el Palacio Ninomaru, que es el edificio que se podía visitar, es bastante interesante por sí solo.
Puedes escuchar el ruido que hace los suelos de madera al caminar sobre ellos, los llamados suelos de ruiseñor, las estancias con reproducciones originales de las paredes..., y lo mejor es que hay carteles explicativos en inglés en el que te cuentan todo lo que estás viendo.
Al salir estaba lloviendo, aunque escampó enseguida y pude recorrer los jardines sin tanta lluvia.
Los
jardines son fantásticos y hay un lugar elevado desde donde se ve el
edificio del castillo, que en esta ocasión estaba todo cubierto con
lonas.
En
los jardines hay un casa de té y estanques preciosos. Como estaba el
día lluvioso y estaba a punto de llegar la hora de cierre, no había
mucha gente y se podía disfrutar con más tranquilidad de la habitual.
Salí de allí a las 16:30. Estuve dentro mas tiempo del esperado.
De
allí fui andando hasta estación de Nijo para ir a la estación
de Kioto. Intenté sacar dinero otra vez en un cajero que había en la
estación de Nijo pero tampoco funcionó. Contacte con el servicio de
ayuda de la Bnext y no obtuve respuesta alguna.
Finalmente no pude
volver a retirar dinero con la Bnext, ya que dejó de funcionar por
problemas técnicos en todo el extranjero para retiradas de efectivo. Estuvo como un mes sin este servicio, así que aunque el cambio de la n26
era peor, no tuve más remedio que utilizarla.
El trayecto desde el castillo a la estación de Nijo son unos 10 minutos y de ahí a la estación de Kioto es de menos de 10 minutos, por lo que es una visita bastante accesible en transporte JR.
Me quedé un ratillo dando una
vuelta por la estación y pasé al lado sur para buscar el centro
comercial de Aeon, donde hay un súper con sección para alergias y un
Daiso. Eran las 5 de la tarde y ya era noche cerrada.
La entrada del
centro comercial estaba iluminada como de Navidad y en las escaleras
había una publi gigante de Star wars, que por supuesto fotografíe para
mandársela a mi hermana.
Me
costó la vida encontrar la tienda, resulta que es un centro comercial
que tiene como dos edificios y están conectados pero solo desde algunas
plantas. Tuve que buscar un plano que tenían y aún así estuve dando mil
vueltas hasta que descubrí por donde había que bajar y volver a subir.
Súper extraño como se comunican algunos edificios, son como ratoneras.
Compré
mi papel film y dos tuppers pequeños en Daiso (220¥), y un paquete de
arroz en el súper Kohyo que me costó 419¥ de 800 gramos (el más barato
que vi), de la marca topvalu (tipo marca blanca). Era la bolsa más
pequeña que había de arroz. No deja de sorprenderme lo caro que es el
arroz comparado con el de España.
La loop line hasta el alojamiento me pilló a tope de gente, así que me cambié la mochila al frente para no molestar, y de pronto un señor sentado frente a mi se levantó para cederme el asiento. Le negué con la cabeza y la mano, para que no se levantara pero no me hizo caso. Se levantó y nos quedamos los dos de pie. Vi un ancianito cerca y con gestos le indiqué que se sentara y también dijo que no. Fue una situación incómoda, porque había gente que necesitaba ese asiento más que yo, pero nadie parecía querer sentarse. Al pasar la primera parada seguía libre y ya me senté, pero fue una situación muy extraña. En Kyobashi se bajo todo el mundo, había asientos vacíos y el que me había cedido el asiento seguía ahí de pie, aún no se había bajado. No entendí nada.
Llegué al apartamento a las 19:35, tras atravesar el mercado que siempre parece estar cerrado. No termino de comprender los horarios de este tipo de comercios.
Cené lo que tenía preparado del día anterior y preparé mientras la comida del día siguiente. Es lo más complicado de los viajes con intolerancias, tener que llegar a hacerte la comida, cuando en cualquier parte venden platos ya preparados a buen precio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario